MUNDO
Comportamiento irracional de gobernantes ante COVID-19, la gente exige la reapertura, no pueden vivir aislados por siempre

Política Global, por Jorge López Portillo Basave //
El COVID19 nos obliga a recordar que la decisiones de Estado sin análisis integral tienen consecuencias indeseables ya sea que éstas se tomen por parte de economistas, abogados o médicos. El repetir frases hechas como un mantra o dogma de fe sin comprender sus alcances puede ser mortal.
Mientras miles de doctores y enfermeras atienden y hacen su mejor esfuerzo a diario por aliviar a millones de pacientes en todo el mundo, nos preguntamos si la prevención y la atención de los organismos multinacionales y de los gobiernos fue la correcta para abordar la epidemia que pasó a pandemia. Mi opinión personal es que en la mayoría de los casos los organismos multilaterales y los gobiernos del mundo fueron en el mejor de los casos negligentes.
Algunos países como Corea del Sur fueron mucho más exitosos que otros en el control de la propagación, de cualquier modo también han tenido sus momentos difíciles pero el rastreo rápido del contagio permitió que sus economías no cierren.
Hubo quienes al inicio sólo cerraron una región y los vuelos nacionales dejando los vuelos internacionales desde la región infectada al mundo abiertos como fue China. Hubo otros como Corea del Sur que encerraron en cuarentena a todos los que venían del extranjero y obvio a los infectados. Hubo quienes cerraron casi todo pero dejaron los vuelos nacionales e internacionales abiertos incluyendo los transporte masivos como el metro, por lo que la propagación se aceleró y hubo quienes no cerraron su economía pero aplicaron medidas de contención a la población vulnerable y de rastreo. En fin hubo de todo y así de todo han sido los resultados.
LA EMPATÍA DE MUJERES GOBERNANTES
Únicamente 7% de los países son gobernados por mujeres, pero durante la crisis del COVID19 los habitantes de dichos países muestran estar más satisfechos con su gobierno que en los países gobernados por nosotros los hombres. El distintivo más importante es la empatía que ellas muestran al anunciar y tomar las medidas conducentes. Los casos más representativos son Alemania, Taiwán, Dinamarca y Nueva Zelanda. Naturalmente podríamos alegar que al haber más varones gobernantes hay más posibilidades de error pero hasta el momento la percepción popular les da la ventaja.
CUANDO EL GOBIERNO ME IMPIDE TRABAJAR
Hace varios años el Partido Verde decía que “si el IMSS no te da las medicinas, ¡que te las pague!”. En medio de esta crisis socio-económica, vale preguntar… si el gobierno no me deja trabajar, ¿me mantendrá a mi y a mi familia? Y si lo hace, ¿a cambio de qué?
En varios países del mundo desde España hasta Hong Kong y EUA se resisten a confiar al gobierno su futuro personalísimo; confiar en que el gobierno será capaz de hacer por ellos de manera eficaz y expedita, lo que les prohíben hacer por si mismos; pero si por años ni siquiera han podido erradicar la miseria o la pobreza extrema de mucho menos gente a pesar de los programas de gobierno o de organismos internacionales, entonces ¿cómo confiarles que si me encierro ellos me resolverán la vida por 6 meses o 1 año?
DESIGUALDAD AUMENTA
En este escenario surge un nuevo nivel de riqueza. Así es, según medios internacionales el billonario Jeff Bezos estaría por romper nuevamente la barrera de los “ceros” gracias a que su empresa es prácticamente la única trasnacional que sigue trabajando en cada país del mundo, por lo que su fortuna personal al margen de la empresarial habría aumentado en 25% tan sólo en tres meses de pandemia impulsándolo a ser el primer trillonario en la historia de la humanidad en un par de años más.
Su modelo de negocio es de lo poco que se ha permitido continuar, pero recordemos que Amazon también trabaja -todavía- con seres humanos y en sus almacenes no se aplicó el “cerrón” que se ordenó a otras empresas, gozando además de una cadena de reparto -humana-, en todo el mundo. La fortuna personal de Bezos supera los 144 mil millones de dólares, es decir él tiene más dinero que varios estados de la República Mexicana y en un par de años más que el presupuesto del Gobierno Federal Mexicano. Esos millones de dólares que aumentaron en unos días, pasaron de tiendas o negocios de millones de otras personas que por ende perdieron la oportunidad de trabajo incluidos pequeños negocios o restaurantes.
Soy un capitalista y admiro a las personas que con una idea tan simple logran ser tan exitosos, pero me pregunto si otros muchos negocios no podrían trabajar durante esta pandemia aplicando medidas de prevención como las de Amazon, que por cierto fue muy criticado a inicios de la pandemia por sus propios trabajadores por la falta de equipo de protección en sus propias instalaciones. También me pregunto cuánto ayuda o afecta que a millones de personas se les ordene perder su fuente de ingresos.
Muchos de los llamados humanos “no esenciales” ingresaran a la pobreza extrema y algunos “esenciales” aumentaran su riqueza, ¿en cuál está usted?
«LA BURRA NO ERA ARISCA»
Recordemos que a nivel internacional las autoridades “responsables” tardaron al menos dos meses en admitir que COVID19 era contagioso, meses en informar que harían falta equipos para protección médica y tres o cuatro meses en comprender que necesitaban dar seguimiento a los contagios para así poder aislar sin cerrar economías. Cada uno de los puntos anteriores fueron importantes antes de ser urgentes; ahora quieren que tardemos seis o doce meses en aperturas, dejando de lado que para la mayoría del mundo trabajar es esencial para poder pagar comida, vivienda y medicinas propias y de la familia, olvidando que el verano sería la oportunidad para recargar “energías” antes del invierno en caso de un segundo brote.
Interpol informa aumento en el consumo de drogas, los órganos de procuración de justicia indican incremento en violencia doméstica, los organismos médicos informan aumento de enfermedades mentales y obviamente la ONU y otros organismos económicos advierten del acelerado aumento en la pobreza, mismo que aquí anunciamos desde febrero como uno de los efectos colaterales a la geo-negligencia gubernamental.
Los políticos de la medicina nos dejaron con el mismo mal sabor de boca que los políticos de la vida diaria. No cerraron los traslados de un país a otro a pesar de ver que muchos países ya estaban padeciendo severamente el problema. No aumentaron su producción de utensilios médicos para poder proteger a los profesionales de la salud. Peor aun, no previnieron los efectos económicos a nivel popular de un cierre general, ni mucho menos los efectos en salud pública de dichos encierros.
No atender o sobre reaccionar ante el COVID19 son hechos erróneos que causan daños individuales y colectivos muy severos, mismos que espero sean reversibles.
Durante el encierro y más ahora en la reapertura hay de todo en la conducta irracional la pandemia del miedo, la ridiculez y de la ignorancia desde gobernantes que insultan a la gente que únicamente quiere trabajar o lineamientos que permiten a dos personas ir en una lancha pero no a tres; decir que es correcto ir a un súper mercado pequeño en el que la gente está a menos de dos metros de distancia, pero no a ir a misa o a un panteón al aire libre a pesar de que haya distancia mucho mayor que en un hospital o tienda de alimentos.
Cada vez con más fuerza se alzan voces de “locos” que preguntan cuánto costará el recuperar la cordura para aplicar medidas coherentes que efectivamente combatan al COVDI19 pero que no nos maten por los efectos de un mal medicamento.
Habrá un pasaporte de salud para poder viajar o entrar a centros de entretenimiento pero ¿también sería necesario para trabajar?
MITIGACIÓN VS ERRADICAR
En marzo comentamos que la mitigación es para controlar la velocidad del contagio, dando tiempo a una población para tener capacidad de reacción-atención “exitosa” frente a una enfermedad. Hay países que tendrán la oportunidad de demostrar si aprendieron las lecciones de los primeras naciones que enfrentaron la epidemia y fueron rebasados por la velocidad del contagio, como fue el caso de Italia y España, cuyos sistemas de salud quedaron colapsados.
Habrá que ver si los gobiernos de América Latina aprendieron la lección de estos países europeos e hicieron lo pertinente para no ser tomados fuera de base con alargar el aplanamiento de la curva y repararse para enfrentar la epidemia. Finalmente los resultados darán la respuesta. Podemos citar que Ecuador falló, si consideramos lo que sucede con sus enfermos que mueren en las casas y en las calles.
Tal vez haya una vacuna antes de diciembre, tal vez haya medicinas 100% seguras en unos meses, lo que ya existe es una demanda generalizada de poder responder al reto con medidas que nos permitan trabajar en condiciones apropiadas y terminar con un encierro que servirá para atenuar el golpe pero no para erradicar el mal e incluso podría estar ocasionando otro daño mayor.
Esto parece ir en contra del “mantra-dogma” de encierro indefinido, pero no es así. La gente exige que los gobiernos diseñen de inmediato una fórmula que valore ambos riesgos, evolucionando y aplicando medidas temporales para poder reanudar el trabajo seguro. En especial para no hacer sentir a millones como innecesarios o como delincuentes por cometer el crimen de buscar trabajo honesto en lugar de sumarse a las filas de la delincuencia organizada, ya sea e la que usa armas como herramienta o la que usa el poder público como su negocio personal, dicho sea de paso estos dos últimos están trabajando sin problema alguno a nivel mundial.
El COVID19 es un virus serio al que hay que combatir, pero por respeto a la humanidad y al sentido común, el combate debe ser inteligente y no dogmático como antes lo fue aplicar sanguijuelas o el insistir en que la tierra era plana. La gente puede aplicar medidas de precaución en sus negocios o ¿debemos sentarnos a esperar meses o años a que el corona virus desaparezca? ¿Y sino desaparece? ¿A qué estamos condenando a nuestros ciudadanos?
¡GEO-OPORTUNIDAD ECONOMICA!
Si las autoridades toman medidas con inteligencia integral y no con enfoques parciales, podrán reabrir la economía y crear nichos de mercado adicionales. De lo contrario como en otras pandemias, “el caldo será más caro que las albóndigas».
MUNDO
Rechaza ser deportado Hernán Bermúdez Requena de Paraguay

– Por Francisco Junco
Hernán Bermúdez Requena, el ex secretario de Seguridad Pública, nombrado por el entonces Gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, ahora senador de la República, rechazó ser extraditado a México.
Durante la audiencia inicial, donde un juez dictó prisión preventiva, se le ofreció la extradición voluntaria, pero Bermúdez Requena, presunto líder del cartel de “La Barredora”, no aceptó.
Ahora se iniciará un proceso ordinario, que podría tardar hasta 60 días, en tanto, Bermúdez Requena, continuará bajo la custodia de la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay.
En tanto, en México se informó que la Fiscalía General de la República ya presentó la solicitud de extradición contra Hernán Bermúdez Requena al gobierno guaraní.
“El Abuelo” o “El Comandante H”, como se le conoce al exfuncionario del gobierno del morenista Adán Augusto López en Tabasco, e identificado como el presunto líder del Cártel de “La Barredora”, fue detenido la madrugada del sábado, en Paraguay, en una residencia ubicada en la zona exclusiva de Marino Roque Alonso, donde permanecía escondido.
Este fin de semana, el presidente Santiago Peña, dio a conocer, en un pequeño video de 45 segundos, cómo fue el arresto de Bermúdez Requena.
En las imágenes, primero se ven aspectos de la residencia, se ve cómo las fuerzas especiales, revisaron la finca y derribaron la puerta, suben una escalera y someten a ex secretario de seguridad, lo encañonaron y lo tiraron al suelo, donde lo tenían sometido, bocabajo y un elemento le pone un pie en la espalda.
Después, el presunto líder de La Barredora, quien cuenta con una ficha roja activa de la Interpol, aparece sentado en un sillón con ropa deportiva, pelo más largo y canoso, barba larga.
Cuenta con una orden de captura en México por asociación delictuosa, extorsión y secuestro exprés.
En el video, se muestra que en la residencia, donde permanecía escondido, había fajos de dólares y guaraníes, moneda uruguaya, así como joyas, tarjetas bancarias, identificaciones y una camioneta de alta gama.
Manuel Doltane, titular de Asuntos Internacionales de la Fiscalía de Paraguay, reveló que Bermúdez, entró de manera ilegal al país.
Y es que en febrero de este año, después de hacer pública la orden de aprehensión en su contra, el ex funcionario estatal huyó del país.
De acuerdo con las autoridades, viajó primero a Panamá, después a España, más tarde a Brasil, para terminar en Paraguay.
En medios locales del país sudamericano, como el diario ABC, informaron que la detención del ex funcionario de Adán Augusto López, se logró, gracias a que en el mes de julio se detuvo a Gerardo Bermúdez Arreola, sobrino del presunto líder de “La Barredora”.
CARTÓN POLÍTICO
Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos
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LAS NOTICIAS PRINCIPALES:
Crónica de una semana tensa en la UdeG: La rebelión estudiantil que desafía a la FEU
MUNDO
Tolerancia en tiempos de algoritmos

– Opinión, por Miguel Anaya
¿Qué significa ser conservador en 2025? La etiqueta, lejos de significar a una persona o grupo de ellas, aglutinadas en torno a la Biblia o valores cristianos, se ha vuelto un acto de rebeldía. El conservadurismo pareciera significar a una nueva minoría (o una mayoría silenciosa) que enfrenta un prejuicio constante en redes sociales.
En sociedades donde la corrección política dicta el guion, ser conservador implica defender valores tradicionales —para algunos valores anacrónicos— en medio de un mar de redefiniciones. La sociedad dio un giro de 180 grados en tan solo 20 años y aquellos que señalaban hace dos décadas, hoy son señalados.
¿Y ser liberal? El liberalismo que alguna vez defendió la libertad frente al Estado hoy se ha transformado en progresismo militante: proclamar diversidad, reivindicar minorías, expandir derechos. Noble causa, sin duda.
El problema comienza cuando esa nobleza se convierte en absolutismo y se traduce en expulsar, callar o cancelar a quien no repite las consignas del día. El liberal de hoy se proclama abierto, pero con frecuencia cierra la puerta al que discrepa. Preocupante.
He aquí la contradicción más notable de nuestro tiempo: vivimos en sociedades que presumen de “abiertas”, pero que a menudo resultan cerradas a todo lo que incomoda. Lo que antes era normal hoy puede costar reputación, trabajo o, en casos extremos, la vida. Hemos reemplazado la pluralidad por trincheras y el desacuerdo por el linchamiento mediático (“funar” para la generación Z).
La polarización actual funciona como un espejo roto: cada bando mira su fragmento y cree que posee toda la verdad. Los conservadores se refugian en la nostalgia de un mundo que quizá nunca existió, mientras que los liberales se instalan en la fantasía de que el futuro puede aceptar todo, sin limitantes.
Ambos lados olvidan lo esencial: que quien piensa distinto no es un enemigo para destruir, sino un ciudadano con derecho a opinar, a discernir y, por qué no, a equivocarse humanamente.
La violencia y la polarización que vivimos, no son fenómenos espontáneos. Son herramientas. Benefician a ciertas cúpulas que viven de dividir, a las plataformas digitales que lucran con cada insulto convertido en tema del momento.
El odio es rentable; la empatía, en cambio, apenas genera clics. Por eso, mientras unos gritan que Occidente se derrumba por culpa de la “ideología woke”, otros insisten en que el verdadero peligro son los “fascistas del siglo XXI”. Y en el ruido de esas etiquetas, el diálogo desaparece.
Lo más preocupante es que ambos discursos se han vuelto autorreferenciales, encerrados en su propia lógica. El conservador que clama por libertad de expresión se indigna si un artista satiriza sus valores; el liberal que defiende la diversidad se escandaliza si alguien cuestiona sus banderas.
Todos piden tolerancia, pero solo para lo propio. Lo vemos en el Senado, en el país vecino, tras el triste homicidio de Charlie Kirk y hasta en los hechos recientes en la Universidad de Guadalajara.
En buena medida, este mal viene precedido de la herramienta tecnológica que elimina todo el contenido que no nos gusta para darnos a consumir, solo aquello con lo que coincidimos: EL ALGORITMO.
El algoritmo nos muestra un mundo que coincide totalmente con nuestra manera de pensar, de vivir, de vestir, nos lleva a encontrarnos únicamente con el que se nos parece, creando micromundos de verdades absolutas, haciendo parecer al que piensa un poco distinto como ajeno, loco e incluso peligroso. Algo que debe ser callado o eliminado.
Occidente, en 2025, parece olvidar que lo que lo hizo fuerte no fue la homogeneidad, sino la tensión creativa y los equilibrios entre sus diferencias. Quizá el desafío es rescatar el principio básico de que la idea del otro no merece la bala como respuesta.
Solo la palabra, incluso aquella que incomoda, puede mantener vivo un debate que, aunque imperfecto, sigue siendo el único antídoto contra el silencio y la complicidad impuestos por el miedo o la ignorancia.
MUNDO
De espectador a jugador: El Plan México y los nuevos aranceles

– A título personal, por Armando Morquecho Camacho
En la historia de la política internacional, las decisiones económicas suelen asemejarse a partidas de ajedrez: cada movimiento no solo busca ganar terreno en el presente, sino también anticipar jugadas futuras que podrían definir la victoria o la derrota.
México, con el anuncio de aranceles de hasta un 50% a productos provenientes de países sin acuerdos comerciales —particularmente China—, ha hecho una jugada que puede parecer arriesgada, pero que revela un cálculo estratégico más amplio: equilibrar una balanza comercial desigual y, al mismo tiempo, alinearse con el tablero donde Estados Unidos y China libran una guerra cada vez más abierta.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha justificado la medida bajo dos argumentos centrales: primero, la necesidad de equilibrar la balanza comercial con China, que hoy refleja una brecha difícil de ignorar; y segundo, el impulso del llamado Plan México, su proyecto estrella para transformar la economía y fomentar la producción nacional.
Visto desde esa óptica, el arancel no es un simple impuesto, sino un muro de contención frente a la dependencia excesiva de productos chinos y, al mismo tiempo, una palanca para reconfigurar las cadenas de valor en territorio mexicano.
El gesto tiene también una lectura geopolítica. Estados Unidos ha reactivado una estrategia de confrontación comercial contra China y la Unión Europea ha hecho lo propio. México, tercer socio comercial de Estados Unidos y pieza clave en la industria automotriz de Norteamérica, no podía permanecer neutral. Imponer aranceles de este calibre es enviar una señal de lealtad estratégica a Washington, asegurando que México no será el eslabón débil en la cadena norteamericana.
La analogía podría entenderse si imaginamos un puente colgante sobre un río. Durante décadas, México ha cruzado ese puente que fue construido con materiales chinos y que servían de soporte a la industria nacional. Ahora, la decisión de elevar aranceles implica retirar varios de esos tablones y reemplazarlos con productos propios o con piezas de otros socios.
No es una tarea sencilla. Estos cambios en un inicio podrían debilitar el puente, pero esto se hace con la finalidad de consolidar la estructura y hacerla menos dependiente de un solo proveedor.
Los críticos señalan que el golpe puede resultar contraproducente. La industria automotriz mexicana, uno de los grandes motores de la economía, ha construido buena parte de su competitividad sobre la base de insumos chinos.
No obstante, esta medida podemos verla desde otra perspectiva y no solo como una medida para eliminar de golpe la presencia china, sino que esta busca generar incentivos para que la inversión y la producción se instalen en territorio mexicano o en países con reglas más claras.
Esta jugada puede entenderse también como una apuesta al futuro del nearshoring, el fenómeno que ha llevado a empresas globales a trasladar operaciones de Asia a países más cercanos al mercado estadounidense. México, por su ubicación geográfica y su red de tratados, se ha convertido en uno de los destinos más atractivos.
Para capitalizar esa ventaja era necesario enviar una señal firme: que el país está dispuesto a reordenar su comercio exterior y a reducir su dependencia de un socio con el que no comparte compromisos de largo plazo.
No obstante lo anterior, en lo político, México también gana margen de maniobra. Al mostrar una postura clara frente a China, fortalece su posición en la relación con Estados Unidos, con quien compartimos más que fronteras. Recordemos que, en el contexto sociopolítico actual, el T-MEC exige disciplina y coordinación en temas comerciales, especialmente en la industria automotriz, que es clave tanto en México como en Estados Unidos.
El reto, sin embargo, será enorme. La transición hacia cadenas de suministro menos dependientes de China implicará costos de corto plazo, ajustes en la industria y tensiones con empresarios acostumbrados a la eficiencia y el bajo precio de los insumos chinos.
Pero en la economía, como en la vida, no siempre se trata de elegir el camino más fácil, sino el que garantiza mayor estabilidad y desarrollo a largo plazo. Si el Plan México logra que las fábricas, en lugar de importar piezas, empiecen a producirlas en territorio nacional, la apuesta habrá valido la pena.
Imaginemos por un momento la industria del automóvil como un gran árbol. Sus raíces se extienden en múltiples direcciones: hacia Estados Unidos, hacia Europa y, en las últimas dos décadas, con fuerza, hacia China. Lo que hoy propone el gobierno mexicano es podar algunas de esas raíces para que el árbol no dependa en exceso de un solo suelo.
Es verdad que hay incertidumbre. Nadie puede asegurar que los aranceles funcionarán como palanca de desarrollo interno y no como un freno a la producción. Nadie puede anticipar hasta qué punto las tensiones con China podrían derivar en represalias.
Pero lo que sí es claro es que seguir con una dependencia de 130 mil millones de dólares en importaciones de China, frente a apenas 15 mil millones en exportaciones de México, es caminar sobre una cuerda floja demasiado delgada.
México está intentando, con esta decisión, dejar de ser un simple espectador en la guerra comercial de Estados Unidos contra China, para convertirse en un jugador que elige con quién y cómo quiere relacionarse. El Plan México puede ser la brújula que oriente esta transición, y los aranceles, la herramienta que marque el rumbo.
No se trata de cerrarse al mundo, sino de abrirse de manera más inteligente, cuidando que el intercambio económico no se convierta en una relación de dependencia.
Al final, lo que está en juego no es solo la balanza comercial con China ni la competitividad de la industria automotriz, sino la posibilidad de que México aproveche este momento de reconfiguración global para fortalecerse como un país capaz de producir, innovar y sostener su crecimiento sin depender de los caprichos de una sola potencia. El puente que hoy tambalea puede convertirse, si se refuerza con visión, en la vía sólida hacia un futuro de mayor autonomía económica.