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OPINIÓN

Corrupción en la 4T

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Metástasis, por Flavio Mendoza //

Por más que el discurso del Presidente Andrés Manuel López Obrador trate de decretar todos los días que es diferente y que terminó con la corrupción, sus acciones a diario demuestran lo contrario, pero quiero partir desde las siete definiciones que da la Real Academia Española:

1.- Alterar y trastocar la forma de algo. El Presidente ha alterado la aplicación de la propia Constitución en el país, por ejemplo, como Presidente electo se pronunció por una “consulta popular” fuera del marco legal con repercusión directa en las decisiones de políticas públicas y dichas consultas continuaron, la más reciente sobre la cancelación del proyecto de inversión de Constellation Brands, o el memorándum que ordenó a la SEP a dejar de aplicar lo establecido en el Artículo Tercero Constitucional, cancelando procesos legales en el sistema educativo, hasta la alteración fragante para cambiar de un minuto a otro el contenido del Diario Oficial de la Federación, contra todo debido proceso y lo más reciente un decreto que es contrario a los propios acuerdos internacionales, para quedarse con el monopolio del sector energético, pese a que diplomáticos advirtieron sobre la afectación directa a proyectos con inversiones cuyas afectaciones se calculan en miles de empleos.

2.- Echar a perder, depravar, dañar o pudrir algo. Con deciciones como la cancelación de proyectos, que han hechado a perder inversiones millonarias en Texcoco, así como otros proyectos que no cumplen con las medidas de impacto ambiental que podrían echar a paerder desde reservas naturales hasta inversiones millonarias. Funcionarios que han manifestado su depravación social a través del ejercicio del poder que implica el uso de las instituciones para atacar a detractores y defender al Presidente o su gabinete, la promoción personal a partir del uso del aparato oficial lo ha hecho hasta el propio Presidente en la carta de créditos de IMSS, confirmado en la sentencia del tribunal en la materia.

3.- Sobornar a alguien con dádivas o de otra manera. La mayoría de contratos para adquisición o construcción son asignados de manera directa, el caso Bartlett, no sólo por lo que se conoció sobre asignaciones a sobreprecio a su hijo, sino por lo más reciente que publicó el periodista Carlos Loret de Mola, quien da a conocer sobre las cuestionadas propiedades del emporio inmobiliario de la familia y cuyo usufructo tuvo vínculo con el Presidente, arrendada a su partido, su casa de transición y vendida posteriormente a Morena.

Pero tampoco quiero dejar pasar las palabras del propio presidente en una entrevista para FORO donde destaca que el nuevo procedimiento “moderno” en términos “tecnocráticos” fue usar el presupuesto público, creando un ambiente artificial de prosperidad dando ayudas personalizadas y obtener los votos. En otras palabras, las dádivas que se entregan es para mantener la fe y votos, lo mismo que actualmente se hace en las políticas populistas de la 4T.

4.- Pervertir a alguien. Con base en el propio concepto de la palabra, tanto se vicia con malas doctrinas como con ejemplos las costumbres de este país, pues ahora debemos aspirar a tener unos zapatos y ropa como suficiente, se pretende adoctrinar en que la felicidad es estar bien consigo mismo, hasta los títulos son lujos baratos para el Presidente, si estás a favor de él hoy es lo correcto, si no, eres parte de la corrupción.

5.- Hacer que algo se deteriore. En nuestro país se ha abusado de las instituciones y el poder, pero en estos momentos se comienzan a deteriorar a las instituciones, además de la civilidad y el orden público. El deterioro alcanza a las estructuras sociales, México vive un gobierno que todo lo polariza y lo divide como nunca antes en la historia. Un objetivo claro es deteriorar la opinión pública con censura, estigmatización y linchamiento, quizá así solo quede la versión del oficialismo (lo que diga su dedito).

6.- Incomodar, fastidiar e irritar. El Presidente supo ser oposición, pero quizá nunca pensó en salir de ese confort, desde un púlpito presidencial se dedica a fastidiar a quienes él cree son sus adversarios. Pero, además, sus decisiones han irritado a la economía, que parece dentro de poco tendrá respuesta en repercusiones que el propio Presidente ha previsto.

7.- Oler mal. Definitivamente 30 millones de votos no son sinónimo de eficacia o eficiencia, ni la mejor decisión, no le dan sus otros datos, un gobierno de improvisaciones, manotazos, imposiciones, que pretenden decretar la felicidad del pueblo, legitimar su elección y que les de o permita la continuidad. Los números dicen lo contrario, se expide un hedor a fracaso, a decepción, a traición a la democracia, huele a descomposición social, a violencia ascendente y descarnada, apesta a ineptitud, incongruencias y ocurrencias que provocarán un fracaso económico, de salud, educación y bienestar en el país, una crisis integral.

Twitter: @FlavioMendozaMx

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