OPINIÓN
COVID-19: La oportunidad de aprender y mejorar
Educación, por Isabel Venegas //
México es ese país rebelde e incendiario, que reclama su momento de cada 100 años para convocar a la revolución, a levantarse y movilizar todas sus energías.
Su momento llegó, pero llegó no solo para él sino para todo el mundo; la emergencia sanitaria por el COVID19 pegó a otros países que reaccionaron con otra personalidad porque suelen ser más obedientes y recatados, México no, él dijo: a mí no me pasa nada, todo es una treta de las grandes potencias y con un espíritu conspiranóico encontró pistas que se ajustaban a todo: Estados Unidos quiso quebrar a China, China puso un virus letal a su propia población para luego adueñarse de empresas en bancarrota, o las farmacéuticas ya tienen el remedio solo están presionando a los gobiernos para poderlo vender lo más caro posible. Por cualquier argumento él se reveló y rechazó las medidas de contención que se recomendaban.
Al mismo tiempo la naturaleza nos regalaba una oportunidad dejando pasar la enfermedad más de un mes en otros países que tenían mejores condiciones económicas y de organización, antes que llegara al continente americano y específicamente a México. Nos daba dos ventajas: pudimos aprender de las lecciones en cabeza ajena, las estrategias y acciones que tomaron otros gobiernos y evaluar cuáles eran las que causaban menor daño colateral; otra era en función de dar tiempo a los científicos que hoy por hoy trabajan a marchas forzadas tratando de encontrar una cura a esta enfermedad.
Pero había un factor sorpresa: el presidente Andrés Manuel López Obrador compartía la idea de que todo es una estafa de los medios, que no valía la pena tanta alarma y que era mejor seguir la vida con muchos abrazos y besos; personalidad que lo hace conectar con miles de ciudadanos y que le ayuda a mantener elevados niveles de popularidad.
Debo confesar que en su momento yo veía a varios familiares míos demasiado preocupados, percibía una angustia desmedida desde que las primeras noticias de China empezaron a hablar de una crisis abrumadora; contrario a eso me parecía que ciertos medios internacionales estaban tomando posturas muy sanas al tratar de calmar a la población mandando mensajes sobre el bajo índice de muertes que este virus podía producir, sobre las pautas que lo agravaban y la diferencia en las condiciones ambientales que hay en nuestro país. Reporteros como Lorenzo Milá eran aplaudidos cuando (sin saberlo) a punto de entrar a la crisis italiana, llamaba a la ciudadanía a que considerara que básicamente era un tipo de gripe y que como tal, solo podría causar afectaciones menores mientras que criticaba a sus colegas que sin necesidad, ni sentido alguno portaban cubre bocas como para poder hacer más dantesca la escena.
Del cómo se le da lectura a unas palabras que llaman a la calma y que la ciudadanía entiende como: entonces no pasa nada y podemos seguir sin atender todos los focos rojos, es como surgen problemas a los que no les hemos puesto atención en años. Por ejemplo, la vigilancia de reglamentos sigue permitiendo que en los tianguis haya puestos de comida que obviamente no pueden tener las medidas básicas para mantener el área limpia, un baño o un lavabo que sea funcional. Recuerdo que en la pandemia pasada, esa que nos pegó en el 2009, una de las ideas para mejorar la dinámica alimenticia fue la de requerir a los comerciantes de puestos de comida ambulante que instalaran lavabos portátiles, pero tal parece que esas pequeñas acciones fueron suficientes para simular que se había hecho algo y poder olvidar el tema más de diez años.
La clave de esta situación es no crear pánico, ni demasiada confianza, sino llamar a limpiar todos los espacios y vigilar todos los focos de infección. No se compara el gasto que en su momento pudo representar el haber hecho eso, al terrible impacto que tendrá ahora haberlo omitido por tanto tiempo. La actuación de los ayuntamientos y de su personal de vigilancia y reglamentos, será crucial en lo sucesivo en aras de aprender la lección y estar alerta para la siguiente situación.
Gobiernos como el de China, -con un control que no queremos experimentar- han sabido salir adelante, sacando provecho de sus tragedias.
El COVID19 no fue creado en un laboratorio, sino por la espontánea combinación que se da en un ambiente húmedo, con mucha falta de higiene, con animales vivos listos para cocinarse y con una cantidad de personas en tránsito, portadores de otras bacterias, virus e infecciones ¿Te suena familiar a algún mercado de tu localidad? La comunidad entera se duele porque al preservar la salud de los ciudadanos hoy se nos ha requerido un resguardo total en nuestras casas, sabiendo que el impacto en la derrama económica será atroz, y que quienes están sufriendo más y lo harán por mucho tiempo, serán los que están en el sector de la informalidad.
Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Inegi, de los 3 millones 757 mil ocupados que hay en Jalisco, 1 millón 826 mil -el 49 por ciento- laboran en la informalidad, es decir, su vínculo no es reconocido legalmente por su fuente de trabajo, de acuerdo con datos al primer trimestre del año pasado. Según el periódico del Reforma, dicha condición no sólo afecta las finanzas públicas al no aportar lo que debieran en impuestos, sino que los tiene sin seguridad social y en algunos casos sin acceso a servicios médicos.
Es justamente esa población la que hoy se encuentra más vulnerable: porque ante la contingencia han tenido que dejar de trabajar, porque gran parte del mercado informal se relaciona con la alimentación y la higiene tanto en ventas como en consumo, porque si se llegan a enfermar no tienen seguridad social y porque si se deja de aportar impuestos ¿con qué recursos se siguen construyendo hospitales, se distribuyen vacunas o se apoya con créditos para reactivar la economía?
Por ahora tenemos tres compromisos ineludibles:
1.- Enfrentar la situación con la honestidad que se debe, el virus llegó, el principal foco de contagio está en nuestro Estado y debemos acatar las medidas de resguardo aunque no nos guste, aunque escuchemos a un doctor cubano que dice que él sabe que todo es un complot, o que nos digan que con bicarbonato y limón se fortalece el sistema inmunológico. Confiemos en la ciencia, en las autoridades internacionales, en los estudios formales.
2.- Aprovechar el tiempo de confinamiento para pensar y luego proponer estrategias que nos ayuden a reactivar la economía de toda la zona metropolitana, la cual siempre ha sabido salir de las adversidades.
3.- Impulsar proyectos para que la sociedad jalisciense afiance su comercio en esquemas formales, con visión responsable y de largo plazo.
Un Jalisco solidario es el que asume esa rebeldía con figura de adolescente, para evolucionar a un joven mucho más fuerte, inteligente, igual de alegre y divertido, pero más maduro y por supuesto, sano.
Mat. y M. en C. Isabel Alejandra María Venegas Salazar
E-mail: isa venegas@hotmail.com
