OPINIÓN
¿Cuál es la naturaleza del hombre?

Por Isabel Venegas //
Una de las ciencias más necesarias, pero a la vez más expuestas al juicio social es la de la psicología porque dentro de ella se entrelazan o derivan ramas, estudios o corrientes que no son del todo respaldadas por criterios plausibles, es decir, para que una metodología tenga validez científica debería tener el consenso de la mayoría de los doctos en la materia, pero hoy en día el gremio es tan amplio que cada una de las propuestas va teniendo su propio terreno y con ello un público que lo avala, lo respalda y se lo apropia como toda una verdad.
El debate ante ciertas técnicas se sigue dando porque la ética con la que se maneja no necesariamente está asegurada por los terapeutas que, en el peor de los casos, propician una manipulación que facilita el éxito en la consulta. Obviamente que esto es el juicio severo que solo debe mantener un foco de alerta encendido y no significa que sea así en todos los casos.
Pongamos por ejemplo el caso de una “terapia de sanación – liberación emocional” en la que la persona hace una regresión a sus memorias más ancestrales para encontrar el momento que le generó un conflicto el cual le impide salir adelante con una situación actual. En ese sentido, hay una comunidad que critica fuertemente el hecho de que al hacer ese tipo de intervenciones, suele haber un sujeto como terapeuta, que puede incidir en las memorias y sembrar imágenes que probablemente nunca existieron pero que terminan siendo referentes para justificar una acción presente y a partir de ahí, asumir una consecución de acciones para empezar a mejorar.
Vaya, más concreto, imagina que alguien va a terapia, a una sesión de regresión, en ese ejercicio misteriosamente logra recordar que a su mamá la violentaba alguien en el prenatal, con lo cual entiende que esa es la razón por la que actualmente sigue buscando una fuga a un recuerdo que no había identificado. Ahora gracias a haberlo encontrado, puede –efectivamente- comenzar un proceso de sanación y liberación espiritual, perdonando a sus antepasados quienes inconscientemente le dañaron de forma tal que, hasta ahora seguía cargando con esa frustración y dolor.
¿Qué tan seguros estamos de que no hay una inducción a eso? ¿Cuál es el límite para utilizar un recurso de esta naturaleza? No lo tenemos muy claro, lo que es cierto es que antes de “elegir” alguna de las propuestas terapéuticas, deberíamos partir necesariamente por tomar conciencia sobre la postura en la que nos concebimos ¿Crees que el ser humano es bueno, de luz, puro, pero que es la sociedad la que corrompe y daña su naturaleza?
Esa afirmación se atribuye principalmente a Rousseau, pero se puede establecer una relación con la propuesta que maneja por ejemplo, Freud. Es decir, cuando alguien habla del subconsciente como si fuera un ente ajeno a la persona, que está actuando en un segundo plano, parecido a la caricatura de un angelito y un diablito sobre el hombro derecho e izquierdo, los daños que hicieron otras personas o las afectaciones que la historia nos genera (como la teoría de las constelaciones familiares, por ejemplo), quiere decir que no tienes el control total de tus acciones o emociones, del rumbo con el que asumes tu vida y el libre albedrío con el que puedes hacer o dejar de hacer cada cosa; dicho de otra manera, requieres identificar un elemento ajeno a ti para tomar el control de ti.
En contraste, concebir al ser humano como un ser de carne, que tiende a cometer errores, pero que se regula a partir de estar inmerso en una sociedad, puede de entrada parecer demasiado cruel y negativo, pero es una postura que asume a un ser en su plena libertad. De ahí que sea necesario considerarlo para poder también hacer un ejercicio de educación reflexiva, en la que se piensa al otro con la misma libertad de actuar y en la que no hay un elemento ajeno al que yo pueda responsabilizar de mis acciones.
Desde esta concepción podemos entender que lo rotos, equivocados, asertivos, o no, es una construcción propia que entiende una afectación por entes ajenos, pero que no es determinante sino en la medida en la que yo me apropio de mi conciencia y de mis decisiones. Pareciera entonces una incongruencia el hecho de querer tomar “las riendas” de la vida, empoderarte de ti mismo y asumir el libre albedrío, cuando al mismo tiempo se requiere de una justificación de intervenciones ajenas a mi consciencia, incluso si hablamos de un ente que vive dentro de cada quien, así lo llamemos inconsciente, espíritu o divinidad.
El problema de no asumir con razón plena la definición de esas bases no está en el posicionamiento de una o de otra, sino en cruzar los cables y tomar una postura ecléctica que me lleva a justificar una u otra cosa a la medida, pero sin la intencionalidad consciente de las implicaciones que estas conllevan, como decía un querido amigo, hacer un batido que mezcla los contenidos ya sea sin sentido, o por el contrario, de un modo acomodaticio para ir justificando a merced.
Cada una de las sentencias que se emiten, deberá entonces ir alineada a lo que de origen vamos considerando como parte de una estructura en la concepción del hombre, para que a desde ahí se pueda establecer con claridad su manejo de emociones, de acciones y de formación, con ello va también la definición de lo que se considera felicidad y de los objetivos de vida que se van planteando por individuo y por colectividad.
José Antonio Segrelles, de la Universidad de Alicante decía a diferencia de Rousseau, el hombre nace malo y la sociedad lo hace peor. Probablemente nuestras generaciones se han vuelto muy susceptibles a las perspectivas y notas fatalistas, sin embargo, pensar en que hay factores que son altamente influyentes más no determinantes en nuestra conformación como seres humanos, nos puede volver mucho más libres y felices.
Hoy en día los retos y conflictos a los que nos enfrentamos, son de una complejidad cuyo valor agregado considera las variables “tiempo” e “información”. La velocidad con la que los datos viajan nos requiere de una toma de decisiones que muchas veces no considera un análisis profundo y una reflexión real. De ello están implicadas cada una de nuestras acciones, así como el estilo de políticas públicas que vamos reclamando, es decir, esa cultura social, esa construcción multifactorial que implica una serie de conceptos, deberá de estar alineada a una definición más o menos plausible de cómo concebimos al ser humano.
De ahí que podamos objetivar a través de un consenso la intención de seguir queriendo regular todo, mantener políticas que se orienten al fortalecimiento de leyes que conciben al ser humano desde la necesidad de ser controlado por cárceles, policías o cualquiera de las autoridades que le someten, sabiendo que el espíritu no tiende hacia el bien común o la armonía en sociedad; caso contrario, hablaríamos de una línea de apertura a la libertad, con la confianza de que la persona tiende a la bondad y que en la medida en la que esa formación se fortalece, se puede revertir el daño que hoy estamos enfrentando.
Todo lo anterior va por dos cosas: uno, porque los niveles de violencia no pueden ser atendidos desde el paradigma que, sexenio tras sexenio, año con año, vemos que solo se multiplica y agrava, de modo tal que un estado de ingobernabilidad, obligatoriamente reclama comenzar por gobernarnos cada uno a nosotros mismos. Dos, porque si vamos a proponer un nuevo enfoque, debemos llevarlo a la formación escolar donde se impacta a la niñez en la definición de su forma de ser, de pensar y de actuar.
Mat. y M. en C. Isabel Alejandra María Venegas Salazar
E-mail: isa venegas@hotmail.com
CARTÓN POLÍTICO
Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos
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LAS NOTICIAS PRINCIPALES:
Crónica de una semana tensa en la UdeG: La rebelión estudiantil que desafía a la FEU
NACIONALES
Buscan cubrir a AMLO en actos de corrupción

– De Primera Mano, por Francisco Javier Ruiz Quirrín
UNA DE LAS evidencias de que el sistema político del México de nuestros días es parecido al PRI hegemónico de hace 50 años es el combate a la corrupción de acuerdo a intereses políticos del grupo en el poder, con una gran diferencia ahora: Los funcionarios de primer nivel son intocables.
No hubo un solo presidente de la república de aquel viejo PRI, que no impusiera su voluntad y enviara un mensaje a la clase política de que había un nuevo líder en Los Pinos. Las demostraciones incluían cárcel para figuras de alto nivel. Así, estuvieron tras las rejas el senador Jorge Díaz Serrano, director de PEMEX, con el presidente José López Portillo, varios gobernadores y hasta un hermano del presidente Carlos Salinas, Raúl.
A partir del año 2018, el hombre que tuvo como lema de campaña presidencial el ataque a la corrupción, Andrés Manuel López Obrador, en los hechos cubrió a los corruptos de primerísimo nivel.
Solo dos botones de muestra: Ignacio Ovalle Fernández, director de SEGALMEX, y Manuel Bartlett Díaz, director de la Comisión Federal de Electricidad. Aplicó la máxima de Benito Juárez: “A los amigos, perdón y gracia; a los enemigos, la ley a secas”.
Entre los enemigos actuó contra Emilio Lozoya, director de PEMEX con el presidente Peña Nieto, acusado de haber recibido sobornos de una empresa petrolera del Brasil, pero al final del día su gobierno acordó y el acusado está en casa.
El cinismo de AMLO incluyó su admisión de la existencia de corrupción en Segalmex, cuyo desfalco rebasó los 15 mil millones de pesos, pero justificó a Ovalle diciendo que este último “había sido engañado por sus subalternos”.
Increíble lo anterior, sobre todo para quien, durante una “mañanera” del año 2019, aseguraba que no hay persona mejor informada que el presidente de la república y que si había corrupción entre los funcionarios, “era porque el jefe, el presidente, estaba enterado”.
En los días que vivimos, el caso del “huachicol fiscal” operado por altos mandos de la Marina Armada de México nos pone sobre la mesa la enorme probabilidad de que no solo el general secretario del ramo con López Obrador, sino también este último, pudieran haber sido enterados y haber permitido el enorme peculado.
Imposible no reparar en las declaraciones del titular de la Fiscalía General de la República, Alejandro Gertz Manero, quien el pasado domingo declaró que Rafael Ojeda Durán, titular de la Marina en el sexenio obradorista, había denunciado “problemas” y que por ese motivo la Fiscalía General de la República se había adentrado en la investigación que hoy tiene por resultado la persecución de cuando menos 200 personas, entre militares, servidores públicos y empresarios.
Los hechos sobre tal ilícito empezaron a trascender a los altos mandos militares cuando Rubén Guerrero Alcántar, vicealmirante y exdirectivo de una aduana en Tamaulipas, redactó una carta que llegó a manos del general secretario Ojeda Durán, en la que señalaba directamente a Manuel Roberto y Fernando Farías Laguna, de encabezar una red de “huachicoleo fiscal”.
Los hermanos Farías, originarios de Guaymas, Sonora, son sobrinos de Ojeda Durán. Guerrero Alcántar fue asesinado el 8 de noviembre del 2024 en Manzanillo, Colima. El volcán de corrupción denunciado hizo erupción al descubrirse un buque con diez millones de litros de combustible introducido sin pagar impuestos en Tampico, Tamaulipas, el pasado mes de mayo, seguido de otros descubrimientos similares en Ensenada, Baja California, y el trascendido de que ese combustible había tocado la bahía de Guaymas en Sonora.
En sus declaraciones sobre el tema, Gertz Manero subrayó que cuando el general secretario Ojeda denunció “problemas en la Marina”, lo hizo en términos generales sin hacer referencia a sus sobrinos. A su lado, en esa conferencia de prensa del pasado domingo, el titular de seguridad pública, Omar García Harfuch, dijo que no se podía condenar a toda una institución por los errores cometidos por algunos de sus integrantes.
Horas después, en su “mañanera”, la presidenta Claudia Sheinbaum refrendó la defensa. Para el general exsecretario, recordando que lo importante era la investigación y, sobre todo, las pruebas para demostrar los dichos.
La lógica indica una posibilidad de involucrar a Rafael Ojeda Durán en el escándalo mayúsculo de los hermanos Farías Laguna y otros implicados; golpearía directamente la humanidad de López Obrador.
Es mucho más conveniente enviar el mensaje de ataque a la corrupción, aprehendiendo y enjuiciando a “peces menores”. Ahí se registra una diferencia con el pasado reciente.
Durante el sexenio 2018-2024 se cubrió la corrupción en vez de combatirla. En este sexenio de la presidenta Sheinbaum sí se está combatiendo la corrupción pero cuidando la imagen de quien ahora vive en Palenque.
Lo anterior significa la imposibilidad de señalar y encarcelar a un exsecretario en cualquiera de sus ramos.
Para el lado oficial, resultan muy lejanas y “casi en el olvido” aquellas palabras de AMLO en una de sus “mañaneras” del año 2019: “El presidente de México está enterado de todo lo que sucede y de las tranzas grandes que se llevan a cabo”.
JALISCO
¿Legalidad? pero sin integridad

– Opinión, por Gabriel Torres Espinoza
¿Por qué se critica tanto al Tribunal de Justicia Administrativa (TJA)? Porque se ha transformado en fábrica de sentencias “ajustadas a derecho”, ¡pero profundamente injustas! Asisten al ‘indebido proceso’ y ceden al “daño patrimonial” causado por los ‘desarrolladores’.
Los derechos colectivos —aire limpio, agua, movilidad, biodiversidad— se reducen a bienes menores, sacrificables en nombre de una supuesta certeza jurídica para el ‘inversionista’.
Lo que la Corte Interamericana de Derechos Humanos recordó es que tienen la obligación jurídica de prevenir, mitigar y remediar daños ambientales por su impacto directo en los derechos humanos.
Bajo esa luz, cada fallo del TJA que antepone la rentabilidad de un fraccionamiento sobre la preservación de un bosque o de un área natural protegida, no es solo un despropósito local, sino una violación a compromisos internacionales y a los derechos fundamentales de la ciudadanía.
La prensa ha documentado el incremento de litigios contra la planeación urbana, hasta el punto de que este Tribunal se tornó en el espacio donde los corruptores desfilan a desmontar planes de desarrollo, debilitando la ordenación del territorio con fachada de legalidad. Se trata de un tribunal que privilegia la letra procesal, sobre el sentido integral de la planeación. Lo que se produce es una ciudad fragmentada, desigual, en la que cada vez es más difícil trasladarse y vivir.
La responsabilidad social de este Tribunal es mayor, pues el TJA es la última instancia. Las decisiones que dicta son definitivas y obligatorias. Sus resoluciones no pueden recurrirse, y sus magistrados no rinden cuentas a nadie. Allí donde se concentra el poder de decidir el futuro urbano, se concentra también la tentación de la corrupción.
Por eso el TJA no solo refleja, sino que encarna hoy el mayor riesgo estructural para el derecho a la ciudad y al medio ambiente, porque cada vez que dicta una sentencia que habilita lo prohibido, que desprotege los recursos naturales, destruye algo más que territorio; destruye la confianza en la idea misma de justicia. Su propia legitimidad social.
Los jueces no deben limitarse a aplicar reglas, sino decidir con base en principios que aseguren el bien superior a la ciudad. La legalidad, sin integridad, degrada la justicia. Básicamente, porque transforma el tribunal en una coraza de impunidad.
En este órgano jurisdiccional, hemos visto cómo se ha vuelto norma la confusión entre legalidad procedimental y justicia, con resoluciones fundadas y motivadas en lo formal, pero que producen resultados injustos y muy lesivos para la sociedad.
Sentencias “apegadas a derecho” que, sin embargo, devastan áreas naturales, desmantelan planes urbanos, causan más colapso vial y profundizan la desigualdad. No perdamos de vista que esa sociedad, la que sufre las consecuencias, es justamente la que dotó a estos magistrados de su investidura, y a la que debieran rendir cuentas, a través de los poderes constituidos de Jalisco.
La diferencia entre un tribunal de justicia y uno de derecho se vuelve aquí fundamental. El primero busca armonizar la norma con el desarrollo sustentable de la ciudad; el segundo la aplica sin importar que destruya bosques, colapse vialidades o afecte a comunidades enteras.
El primero protege a la ciudad; el segundo protege contratos y escrituras privadas. El primero es garante de ciudadanía; el segundo, como en Jalisco, es agente de plusvalía y el principal agente corruptor contra el ordenamiento territorial.
A la luz de las actuaciones del TJA, surge hoy una pregunta colectiva, inevitable y perturbadora: ¿Cuál es la utilidad social de un tribunal del que debemos defendernos todos para poder preservar la ciudad? Si el órgano llamado a garantizar justicia es el principal mecanismo de despojo legalizado; si en lugar de proteger a la colectividad protege a los desarrolladores; si en vez de equilibrar el interés privado con el bien común se ha dedicado a corroerlo, entonces su existencia no responde al poder público, sino a los negocios que lo corrompen.
Un tribunal así no es garante de derechos, ni de justicia administrativa; sino una auténtica amenaza permanente contra ellos, misma que estaríamos obligados a enfrentar como sociedad, y desde el gobierno.
JALISCO
UdeG, los golpes que sustituyen el diálogo: ¡Qué falta hace Raúl!

– Crónica de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco
La Universidad de Guadalajara, esa institución que presume de ser la “casa de la cultura” y el “espacio del pensamiento crítico”, se ha convertido principalmente los últimos días en escenario de lo que mejor ilustra su contradicción: los golpes sustituyendo a la palabra, la represión disfrazada de orden académico y la violencia encubierta tras comunicados oficiales firmados por nadie que se haga responsable… llenos de buenas intenciones sin nada de autocrítica.
Lo ocurrido en el CUCSH y en el CUCEI en estos días no es un accidente ni un exabrupto aislado: es la expresión de una estructura política enquistada que se resiste a morir.
Los funcionarios que deberían administrar aulas y presupuestos han terminado con las manos metidas en la gresca. No es metáfora: ahí están los videos donde José Antonio González Orozco, alias “Pepino”, antiguo operador de la FEU que ahora cobra como jefe del complejo deportivo, aparece repartiendo manotazos contra los estudiantes que exigían elecciones limpias. No fue diálogo, fue puño.
Y mientras tanto, la Rectoría General guarda silencio. Una omisión que grita más fuerte que cualquier consigna. Porque si los estudiantes pintan un muro, la indignación institucional es inmediata; pero si un funcionario golpea a los alumnos, la sanción se pierde en el laberinto del archivo muerto, asegurando las protecciones para quienes, en nombre de la “institución”, repartan golpes a los alumnos inconformes.
Encapuchados que lanzan mobiliario, vacían extintores y rodean a estudiantes en paro. Los testimonios y las imágenes difundidas no dejan lugar a dudas: la violencia tiene rostro, y varios de esos rostros se identifican con la vieja militancia de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), ese brazo corporativo que durante décadas ha operado como correa de control a favor del grupo universitario en el poder.
Pero también aparecen los rostros de grupos políticos externos que han participado en movimientos políticos universitarios sin llegar a ser de los “ungidos”, pero que, ahora apoyados por un personaje de la estructura universitaria, vuelven a buscar un lugar en el feudo.
Se habla de “diálogo” en los comunicados, pero en los pasillos los que dialogan son los puños. La contradicción es evidente: las autoridades centrales rechazan la violencia en boletines, pero sus hombres de confianza y familiares aparecen entre los agresores.
Lo que demandan los estudiantes no es menor: baños dignos, comedor subsidiado, protocolos contra acoso, contratación estable de docentes, transporte seguro, participación real en las decisiones universitarias. No son exigencias revolucionarias, son derechos elementales que cualquier institución pública debería garantizar sin necesidad de paros ni barricadas.
¡Ojo! La petición de tener un área para fumar mariguana es simplemente una charlotada que en ninguna circunstancia puede proceder; sean serios si quieren ser tomados en serio como disidencia.
Pero el punto neurálgico, el que prende las alarmas en los pasillos del poder, es la exigencia de cancelar las elecciones del Consejo General Universitario y limitar la intervención de la FEU. En otras palabras: quitarles el monopolio de la representación. Y eso, para los jefes y jefas universitarios, es inadmisible.
Mientras las pedradas y los empujones manchan el nombre de la UdeG, la rectora general Karla Planter ha optado por la estrategia del silencio. No se presenta a dialogar, no encabeza el proceso, no frena la violencia. Desde su llegada, “La Planter” solo ha servido como la imagen que asiste a reuniones y eventos sociales, pero, en todo este tiempo, usted no va a encontrar UNA situación en la que la primera mujer rectora de la UdeG hubiera destacado por su capacidad de decisión y liderazgo; lo peor, NINGUNO de su equipo ha ocupado el lugar de liderazgo y decisión que la UdeG requiere.
En esta ocasión, parece que la rectora espera que el tiempo, las fiestas patrias o el desgaste natural diluyan la protesta, si es por recomendación estratégica, queda claro que, ¡Su asesor le odia!
Lo extraño es que los choques más fuertes ocurrieron justo en los días en que Planter se ausentó, ¿casualidad o decisión de quien sabia no estaría disponible la rectora? Coincidencia que huele a cálculo: dejar que otros enciendan el fuego para luego presentarse como bombera institucional o la aparición de un “líder” que rescate la situación.
Mientras, el equipo de comunicación externo que apoya a los disidentes a manejado bien las notas en los principales medios de comunicación alertando a la ciudadanía de lo que pasa al interior de la Universidad a la que asisten sus hijos, generando buenas piezas de comunicación visual en redes con mensajes claros y específicos que pueden digerir e indignar los consumidores de TikTok, X, Facebook e Instagram. Logrando en días lo que el viejo sistema de comunicación universitario no ha podido lograr, UN mensaje que permee a nivel social, porque desde sus oficinas, los dirigentes universitarios repantigados creen que la gente común está esperando leer el más reciente comunicado pagado por los “abajo firmantes”, que servirá de indicación de lo que se debe creer y entender.
El saldo es claro: estudiantes golpeados, aulas cerradas, comunidades académicas divididas, puertas de ingreso soldadas y una autoridad que administra comunicados -Muy malitos, por cierto- mientras sus operadores administran golpes y porras —siempre los mismos rostros en escena desde hace años, por cierto—.
La Universidad de Guadalajara enfrenta un espejo incómodo: aquel en el que se refleja como un aparato político que prefiere la represión a la reforma, la simulación a la democracia y la obediencia ciega a la crítica estudiantil… Oiga, ¿ya se dio cuenta de que en toda esta rebatinga la FEU tampoco ha aparecido? Y no me refiero a otro comunicado anodino firmado por la “primera mujer presidenta de la FEU”, yo hablo de esa estructura política de estudiantes que defiendan sus procesos por democráticos y transparentes, y den la cara por sus líderes que saben que los representan.
¡Bueno! Hasta los centros universitarios tienen que ser defendidos por grupos externos porque los flamantes “rectores” carecen de equipo que les respalde. Lo bueno es que la disidencia avisa con tiempo sus manifestaciones; si atacaran al mismo tiempo, se quedarían con varios centros universitarios, pues los rectores no alcanzan a defender ni su oficina. ¿O será que las manifestaciones están muy bien ordenadas en tiempo y lugar desde dentro de la misma UdeG para propiciar la aparición de un “líder” solucionador?
Las siguientes semanas serán importantes en esta historia, porque lo que está en juego no es solo un proceso electoral universitario, sino la credibilidad de una institución que presume autonomía, pero se comporta como un feudo… Donde cada vez es más recurrente escuchar: ¡Qué falta nos hace Raúl!
En X @DEPACHECOS
Juan Pablo
20 de octubre de 2019 at 23:56
Muchas gracias por la informacion?