CULTURA
El fracaso de Tomateros en Puerto Rico: Reglas claras para integrar el roster mexicano en Serie del Caribe

Vuelacercas, por Salvador Cosío Gaona //
Después de la participación del representativo mexicano en la pasada Serie del Caribe, celebrada en San Juan Puerto Rico, que ahora mismo podemos considerar de fracaso al no poder haber alcanzado el título en lo que fue la sexagésima tercera edición del certamen continental del Rey de los deportes, cayendo en la etapa de semifinales ante Venezuela, es urgente que se someta a revisión y estudio el esquema de integración del equipo que debe acudir cada año a esta importantísima justa deportiva que nos permite medirnos con los mejores equipos de America Latina.
Y es que, al no contar con su roster campeón, y acudir con un equipo “parchado o reforzado”, la situación se presta para que los managers y las directivas de los equipos que asisten a dicha competición justifiquen y argumenten tras no obtener los resultados esperados, sin menoscabo de que evidentemente el equipo sufre cierta desestabilización que al menos en los últimos años se ha reflejado en la estadística, pues desde 2016 cuando Venados de Mazatlán se coronó en Santo Domingo, capital de República Dominicana, no se ha podido repetir la hazaña.
El asunto es que el año próximo, la sexagésima cuarta edición habrá de realizarse en Mazatlán, Sinaloa, es indispensable se analice muy bien este tema de la integración que ciertamente, genera polémica.
Para nadie es un secreto que es una responsabilidad directa de la Liga Mexicana del Pacífico LMP, y de su presidente el sonorense Omar Canizales Soto, definir el roster de los que viajan para participar en calidad de nuestro representativo mexicano. No obstante a ello, si bien es cierto, debe consultar con la directiva del equipo campeón y lo hace para definir el conjunto a sabiendas de las presiones que existen al respecto, él puede determinar desde quién es el manager, ya que lo puede cambiar no deber ser necesariamente el mismo que comandó al equipo campeón, aunque en la mayoría de los casos sí ha sido así, y una vez definido el piloto en conjunto de la directiva pero debiendo imperar la decisión en la dirigencia de la liga quienes son los 28 peloteros que conforman el equipo a fin de que se logre conseguir el éxito esperado sea con los mejores elementos activos en equipos de la LMP o se permita que en forma total sea el conjunto campeón del circuito reforzado solamente en cuanto a su directiva y cuerpo técnico lo definan y sin injerencias diversas.
Todos sabemos que en la más reciente edición de la mencionada Serie del Caribe, fueron los Tomateros de Culiacán, los que tras coronarse campeones de la temporada 2019-2020 en la Liga Mexicana del Pacífico (LMP), venciendo en una reñida final que se alargó a siete juegos a los Venados de Mazatlán, obtuvieron su derecho para acudir a la justa latinoamericana.
Y una vez más se repitió la misma polémica que se ha venido produciendo en los últimos años en cuanto a la forma como se integra el equipo que representa a México en la Serie del Caribe, dado que en teoría debe ser el equipo campeón de la LMP el que participe en este, el más importante certamen de béisbol por equipos en América Latina, siendo de todos conocido que no es realmente así, ya que recae en la LMP la responsabilidad de armar al conjunto, y que la directiva de la organización que logra el campeonato no se involucra tan directamente en la toma de decisiones a la hora de elegir el roster de los 28 peloteros.
Solo para ejemplificar, basta recordar que no fueron necesariamente los directivos de los Charros de Jalisco el año pasado ni el antepasado los mismos Tomateros como tampoco en este año, quienes tuvieron a su cargo el proceso del armado y la definición final de quienes fueron los peloteros que conformarían el roster de 28 beisbolistas que integraron el representativo de México.
Existen datos al respecto, en que son más los beisbolistas que no proceden o no fueron integrantes del roster del equipo campeón los que conforman el representativo de México; ha habido ocasiones en que han sido 12 peloteros del conjunto monarca y 16 de otros equipos, así como en otras veces han sido 13 los beisbolistas provenientes del equipo campeón de la campaña en el béisbol invernal mexicano y 15 de otros escuadrones o en número igual de 14 integrantes del roster del equipo recién coronado en la LMP y 14 extraídos de diversas novenas, o como en esta última participación que fueron 16 del campeón Tomateros por 12 provenientes de otras escuadras.
Ya se ha discutido mucho sobre cuál es la mejor fórmula para que el equipo que representa a México tenga éxito, pues se han tenido dolorosos fracasos como el del equipo que, con la base de los Tomateros acudió a la sexagésima primera edición efectuada en el estadio de los Charros de Jalisco en 2018, quedando en el último lugar, generando malestar en la directiva culichi que se quejó de que fue demasiada la manipulación de su roster.
Si bien, puede calificarse como satisfactorio el desempeño de Tomateros en San Juan Puerto Rico, es importante establecer que no se logró el objetivo de conseguir para el circuito invernal de nuestro país el anhelado título número 10, como tampoco se reflejó el nivel que ostenta México en la red global donde aparece en quinto lugar según la Federación Mundial de Béisbol y Sóftbol.
El caso es que el puerto mazatleco volverá a recibir la fiesta del caribe en febrero de 2021, 13 años después de su última visita a esa plaza, y es obligado definir desde ya lo relativo al armado del representativo nacional. Habrá que revisar el esquema de integración del equipo que acudirá el año próximo a esa sexagésima cuarta edición a fin de que se logre conseguir el éxito esperado sea con los mejores elementos activos en equipos de la LMP o se permita que en forma total sea el conjunto campeón del circuito reforzado solamente en cuanto a su directiva y cuerpo técnico lo definan y sin injerencias diversas.
Hay equipos que tienen la mira puesta en campeonar como es el caso de los Venados mazatlecos y otros escuadrones como Charros de Jalisco, Yaquis de Ciudad Obregón, Naranjeros de Hermosillo, Águilas de Mexicali y Tomateros, quienes lucharán férreamente por el título de la campaña 2020-2021 de la LMP y querrán entonces se les respete el derecho de ser, con su roster y quizá con algunos refuerzos que ellos elijan, el equipo que defienda la franela mexicana pretendiendo lograr en suelo azteca la décima corona latinoamericana para nuestro béisbol.
En tanto, vale mencionar que el Estadio Teodoro Mariscal en la ciudad de Mazatlán, Sinaloa, ha sido ratificado por la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe como la sede de la Serie del Caribe 2021, la primera vez que la “Serie Mundial Latinoamericana” regrese a la ciudad del carnaval desde 2005.
La última ocasión en la que Mazatlán albergó la Serie del Caribe fue cuando los Venados, dirigidos por Juan José Pacho, representaron a México y se coronaron ante su gente con marca de 5-1. Aquel equipo contó con ligamayoristas como Vinicio Castilla, Erubiel Durazo y Luis Ignacio Ayala.
Como se recuerda, Guadalajara fue la última ciudad mexicana en recibir la competencia del beisbol latinoamericano y del caribe en 2018, cuando pocos meses antes del evento, Barquisimeto, Venezuela se declaró sin posibilidad de recibir el campeonato, debido a los problemas socio-políticos que ya atravesaba en ese momento el país de La vinotinto.
E-mail: bambinazos61@gmail.com
Twitter: @salvadorcosio1
CULTURA
El húngaro László Krasznahorkai es el ganador del Premio Nobel de Literatura 2025

– Por Redacción Conciencia Pública
El nuevo Premio Nobel de Literatura 2025 es László Krasznahorkai, un escritor húngaro reconocido por su obra visionaria y apocalíptica.
La Academia Sueca del Premio Nobel decidió premiarlo «por su obra convincente y visionaria que, en medio del terror apocalíptico, reafirma el poder del arte». Krasznahorkai, de 71 años, es conocido por sus novelas de oraciones largas y complejas, con temas de decadencia, melancolía y existencialismo.
Sus obras incluyen Sátántangó (1985), adaptada al cine por Béla Tarr, y La melancolía de la resistencia (1989).
Es el primer húngaro en ganar este premio desde Imre Kertész en 2002. El anuncio se hizo hoy, 9 de octubre de 2025, en Estocolmo, y la ceremonia de entrega será el 10 de diciembre.
Vida y contexto
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Proviene de una familia de clase media. Su padre, György Krasznahorkai, era abogado, y su madre, Júlia Pálinkás, trabajaba como administradora de seguridad social.
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En su juventud estudió derecho y luego lengua y literatura húngara.
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Trabajó como editor hasta 1984, cuando comenzó a dedicarse completamente a la escritura independiente.
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Vivió durante un tiempo en Berlín, lo que marcó una fase de apertura cultural en su obra, y luego regresó a Hungría, instalándose de forma relativamente solitaria en las colinas de Szentlászló.
Estilo y temas
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Sus novelas son conocidas por su densidad, largas frases encabalgadas y una estructura casi musical, lo que las hace exigentes para el lector.
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Los temas recurrentes en su obra incluyen la decadencia social, el colapso, la melancolía, el apocalipsis simbólico y la tensión entre destrucción y creación artística.
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Se le enmarca muchas veces en corrientes posmodernas o literaturas difíciles, con una fuerte conexión con la tradición filosófica y literaria centroeuropea
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Además, sus viajes a Asia, especialmente China y Japón, influyeron en su visión estética y filosófica.
Obras destacadas
Algunas de sus novelas, libros cortos y colaboraciones más conocidas:
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Sátántangó (1985) — su primera novela, adaptada al cine por Béla Tarr.
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The Melancholy of Resistance (1989)
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War & War
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Destruction and Sorrow Beneath the Heavens
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Seiobo There Below
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Baron Wenckheim’s Homecoming
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Herscht 07769 (más reciente)
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Entre sus obras más cortas o híbridas: Animalinside, Spadework for a Palace, Chasing Homer (con ilustraciones).
También ha colaborado con el cine, adaptando algunas de sus obras con el director Béla Tarr (por ejemplo Sátántangó, Werckmeister Harmonies).
CULTURA
Más que misionero, un intelectual: Presentan libro sobre Juan Nentwig, el jesuita que marcó la sierra de Sonora

– Por Diego Morales Heredia
“Juan Nentwig, vida y obra del jesuita que forjó la sierra alta de Sonora”, es el título del libro que presentó el periodista José Manuel Barceló, una investigación sobre uno de los misioneros jesuitas que más destacó, no solo por su labor misional, sino por hacer la descripción geográfica de la provincia de Sonora.
Para el destacado periodista, es una obra imperdible, pues está basada en un documento manuscrito que se encuentra bajo resguardo en el Archivo General de la Nación y tuvo la oportunidad de consultar para presentar este trabajo de investigación.
“Escribir es fácil, publicar es casi imposible”, expresó el autor del libro. “Esta gente hizo que Sonora tuviera una de sus grandes vocaciones, en la agricultura, ganadería y minería, que fueron las grandes obras que hicieron estos extranjeros que dejaron toda su comunidad, se vinieron a la zona más inhóspita y salvaje”, refirió Barceló sobre la aportación de Juan Nentwig en la región.
Agregó: “Su tarea fundamental y legado está en dos partes, en la administración de la visión, de una comunidad, la creación de tierras abiertas al cultivo mismo como parte fundamental de su tarea. Hice todo un esfuerzo inaudito por conseguir la información, hay que registrarse como investigador, lo logré, encuentro que el castellano que usa es más o menos correcto, teniendo en cuenta que no es su idioma original”.
Para resaltar al personaje descrito en el libro, José Manuel Barceló apuntó a Juan Nentwig como un intelectual y académico, más que un misionero jesuita, durante su paso en Sonora. “Más que misionero y evangelizador, era un intelectual, un académico que clasificó plantas, animales, hace que su trabajo sea muy reconocido, es uno de los documentos más valiosos para la historia del noroeste. La sierra alta es muy agrícola y ganadera. Producir la tierra en esa zona fue en gran parte por esta gente”, expresó agradeciendo a todos los presentes por su interés en el libro.
La presentación, que se llevó a cabo en el Museo de la Ciudad de Guadalajara, contó con la presencia de amigos y familiares de José Manuel Barceló. En su participación, José María Muriá, académico y amigo personal del autor del libro, resaltó el valor del contenido de la obra presentada a pesar de que personalmente no conoce la región de la cual se escribe,
“Tengo el gozo de la más absoluta de las ignorancias, nunca he estado en la zona, he hecho varios intentos de adentrarme a esa parte de la sierra madre, de manera que es un sacrilegio muy grande hablar de una tierra que no conozco, con muchos prejuicios peyorativos”.
Agregó: “Cuando mi querido amigo me hizo el favor de invitarme a presentar este libro de su autoría sobre un importante jesuita, esperaba que yo pudiera aportar más conocimientos en vez de hacer juicios críticos, pero no, resulta que mi ignorancia podría tacharse de enciclopedia. De tal manera, que un cierto prestigio que me he ganado como criticón será víctima de una merma”.
Adentrándose en el contenido del libro, José María Muriá resaltó el trabajo de investigación que tuvo el autor que es oriundo de esa región, pero que tiene años trabajando ya en Jalisco como un reconocido comunicador.
“Quizá tendría cierta autoridad, no son pocas horas en adentrarme en la historia de la propia historia. De lo que trata el libro es del noroeste mexicano en el siglo 18, específicamente la historia de una recóndita región en uno de los espacios de esa gigantesca cordillera. Eligió un tema de una zona apartada de México, con una gran cantidad de horas de trabajo en la preparación de este libro”.
Subrayó: “El autor merece una gran felicitación, por tener acceso a una figura tan interesante como la de este jesuita que se vino a involucrar en la sierra de Sonora, dejó una huella, que supo aprovechar José Manuel Barceló, oriundo de esas tierras norteñas, aunque ya se haya enraizado en nuestras tierras tapatías”.
Por su parte, el periodista sonorense Carlos Martínez Macías resaltó la investigación de José Manuel Barceló que se refleja en una de las obras más completas del jesuita que marcó la sierra alta en Sonora.
“Ya había escuchado sobre Juan Nentwig, hay que reconocer a José Manuel Barceló para rescatar estos documentos históricos y darle forma al libro. Hay pasajes extraordinarios, se habla con crudeza del viaje de España a estas tierras, es fascinante todo lo que se encuentra. Su labor en las tierras de Sonora y su cariño por la región”, puntualizó.
CULTURA
Una batalla tras otra: Política, acción y el regreso de Paul Thomas Anderson

– Conciencia en la Cultura, por Luis Ignacio Arias
“Una batalla tras otra” marca el regreso del director Paul Thomas Anderson, conocido por películas como Petróleo Sangriento y El hilo fantasma, con un estilo que combina precisión visual y sonora con narrativas complejas y exploraciones profundas del poder y las relaciones humanas. Su nueva producción, «Una batalla tras otra», Anderson presenta a Leonardo DiCaprio, quien interpreta a Bob Ferguson, un exmilitante revolucionario obligado a enfrentar los fantasmas de su pasado mientras protege a su hija.
El reparto está conformado por Sean Penn, Benicio del Toro y Teyana Taylor. La película se perfila como uno de los estrenos más ambiciosos y esperados del año, mezclando acción, drama y sátira política bajo la mirada autoral de Anderson.
La historia trata de Bob Ferguson (Leonardo DiCaprio), un exmilitante revolucionario que queda a cargo de la hija recién nacida que tuvo de una relación con su compañera de grupo, después de un golpe fallido. Tras 16 años, reaparece el antagonista coronel Lockjaw (Sean Penn), reviviendo amenazas del pasado y obligando a Bob a enfrentar los fantasmas de su vida revolucionaria para proteger a Willa (Chase Infiniti).
Más allá de la historia familiar, «Una batalla tras otra» se sumerge en un contexto político y social complejo, en el que los ideales revolucionarios y la represión estatal se entrelazan con la vida cotidiana de los personajes. Anderson no solo narra la historia de un padre protegiendo a su hija, sino que explora cómo el pasado político y los compromisos ideológicos moldean el presente, mostrando que las decisiones tomadas décadas atrás siguen repercutiendo en la vida de las nuevas generaciones.
La película aborda la radicalización política, los enfrentamientos entre activistas y las estructuras de poder que buscan controlarlos, creando un trasfondo de tensión constante.
Anderson también utiliza la película para reflejar dinámicas sociales contemporáneas: la importancia de la responsabilidad generacional, la educación y la protección de los jóvenes frente a sistemas opresivos, y la forma en que las sociedades recuerdan y reinterpretan sus luchas pasadas. Cada acción, desde las escenas de persecución hasta los momentos de tensión familiar, sirve para subrayar cómo la política, la historia y la vida personal están inexorablemente conectadas.
DiCaprio construye un personaje complejo, equilibrando la fuerza de un activista capaz de actuar bajo presión con la vulnerabilidad de un padre preocupado por la seguridad y bienestar de su hija. Su actuación combina fuerza, culpa y determinación, mostrando los conflictos internos que Bob enfrenta al reconciliar su pasado político con su presente familiar.
La química del actor con Chase Infiniti, quien interpreta a Willa, y con Teyana Taylor, en el papel de Perfidia, refuerza la carga emocional de la historia, mientras sus confrontaciones con Sean Penn elevan la tensión dramática y subrayan la capacidad de Bob para liderar y responder ante los peligros que amenazan su familia y legado.
Además de la fuerza narrativa y actoral, la cinta se distingue por su estilo cinematográfico característico de Paul Thomas Anderson, que combina precisión visual, audacia narrativa y riqueza simbólica. «Una batalla tras otra» fue rodada en 35 mm, una elección que le otorga textura y profundidad visual, reforzando la sensación de cine clásico y dotando a las escenas de acción y drama.
La fotografía de Michael Bauman resalta la tensión y la intimidad de los personajes, mientras que el montaje de Andy Jurgensen mantiene un ritmo ágil que alterna momentos de suspenso, acción y pausa dramática, sin perder coherencia en la narrativa.
Mención aparte para la banda sonora a cargo de Jonny Greenwood, en su cuarta colaboración con Anderson, con quien ha trabajado en Petróleo Sangriento, The Master, Vicio Propio y El hilo fantasma. En esta película aporta una dimensión emocional y atmosférica, intensificando la carga política y familiar de la historia.
Anderson también se permite romper con algunas de sus reglas habituales: en escenas concretas, como la representación directa de la vulnerabilidad de ciertos personajes, se muestra lo que normalmente sugeriría, utilizando el plano como recurso simbólico y narrativo. Esta decisión audaz enfatiza la tensión psicológica y política, demostrando que Anderson sigue explorando los límites de su propio lenguaje cinematográfico.
La combinación de técnica cinematográfica, estilo visual y recursos simbólicos convierte a «Una batalla tras otra» en una obra que no solo narra una historia de acción y drama familiar, sino que también ofrece una reflexión sobre la memoria histórica, la política y la responsabilidad generacional.
También apuntan el potencial de la película para los premios internacionales, dado el historial de colaboraciones exitosas entre Anderson y DiCaprio, y el reconocimiento previo de Anderson en festivales y ceremonias por su mirada autoral. La combinación de un reparto estelar, una producción de gran presupuesto y un enfoque narrativo audaz coloca a Una batalla tras otra en el radar de las producciones cinematográficas más significativas de 2025, generando expectativas de un impacto tanto comercial como crítico.
Finalmente, se resalta que la película no solo entretiene, sino que invita a la reflexión sobre la memoria histórica, la política y la responsabilidad individual y colectiva, posicionándose como un ejemplo de cine de autor que logra resonar en el público contemporáneo sin sacrificar la accesibilidad narrativa.
CULTURA
Presentan libro sobre Juan Nentwig, el jesuita que forjó la sierra de Sonora

– Por Diego Morales Heredia
“Juan Nentwig, vida y obra del jesuita que forjó la sierra alta de Sonora”, es el título del libro que presentó el periodista José Manuel Barceló, una investigación sobre uno de los misioneros jesuitas que más destacó, no solo por su labor misional, sino por hacer la descripción geográfica de la provincia de Sonora.
Para el destacado periodista, es una obra imperdible, pues está basada en un documento manuscrito que se encuentra bajo resguardo en el Archivo General de la Nación y tuvo la oportunidad de consultar para presentar este trabajo de investigación.
“Escribir es fácil, publicar es casi imposible”, expresó el autor del libro. “Esta gente hizo que Sonora tuviera una de sus grandes vocaciones, en la agricultura, ganadería y minería, que fueron las grandes obras que hicieron estos extranjeros que dejaron toda su comunidad, se vinieron a la zona más inhóspita y salvaje”, refirió Barceló sobre la aportación de Juan Nentwig en la región.
Agregó: “Su tarea fundamental y legado está en dos partes, en la administración de la visión, de una comunidad, la creación de tierras abiertas al cultivo mismo como parte fundamental de su tarea. Hice todo un esfuerzo inaudito por conseguir la información, hay que registrarse como investigador, lo logré, encuentro que el castellano que usa es más o menos correcto, teniendo en cuenta que no es su idioma original”.
La presentación, que se llevó a cabo en el Museo de la Ciudad de Guadalajara, contó con la presencia de amigos y familiares de José Manuel Barceló, además de la participación del académico José María Muriá y el periodista Carlos Martínez Macías.