OPINIÓN
Obediencia y complicidad
De Frente al Poder, por Óscar Ábrego //
El viernes fue un día que se archivará en los anales vergonzosos de la historia. Es el episodio de una trama que devela la condición del ser humano cuando éste renuncia a la dignidad y opta por la obediencia y la complicidad, en aras de mantener su estatus de frente al poder público. Lo que observamos en el seno de la “representación popular”, fue la consumación de uno de los capítulos más deplorables de los que se tengan registro en la memoria de Jalisco.
Con el pretexto de que la emergencia sanitaria puso en aprietos financieros al gobierno, los creativos de la aristocracia naranja escribieron un guion que les vino como anillo al dedo. La idea, que se fraguó en contubernio con figurines de la iniciativa privada, consistió en dos objetivos principales: acudir a más deuda para continuar con el festín de los negocios y dejar a salvo la imagen del ingeniero Enrique.
Se les ocurrió crear una Comisión Interinstitucional para la Reactivación Económica para que fueran sus participantes (algunos no representan nada ni a nadie), y no el gobierno, los que plantearan que se recurriera al mega endeudamiento. Fue entonces que en voz del secretario técnico, Mauro Garza Marín, ex presidente de la Coparmex (para muchos el peor que ha tenido ese organismo patronal) “propusieron” la contratación de la nueva deuda por 6 mil 200 millones de pesos, lo que ahora significa que en 16 meses, esta administración nos ha endeudado a un ritmo de más de 30 millones de pesos al día.
Recordemos que en marzo del 2019 -a sólo cuatro meses de iniciado este sexenio- se nos endeudó con un crédito de 5 mil 250 millones de pesos, para destinar más de 3 mil 600 millones al negociazo denominado A toda máquina.
Así las cosas, la precitada Comisión, conformada por 37 miembros -12 son funcionarios al servicio del alfarismo- renunciaron a la honorabilidad y el pudor en el momento mismo en que decidieron echarse la culpa para prestarse a una simulación sin precedente; nadie, en su sano juicio, debió suscribir un endeudamiento de tal envergadura sin antes conocer el destino de cada peso, sin embargo, ellos lo avalaron. Dicho de otro modo, le hicieron el trabajo sucio a un gobierno más concentrado en satisfacer sus vanidades y fantasías, que en resolver los principales reclamos de la población.
Todos sabemos que ningún centavo de ese préstamo llegará a los bolsillos de la clase trabajadora, de los campesinos o de los microempresarios que se quedaron varados en la angustia y la desesperanza. Más aún, nunca nos dirán en realidad en qué se gastarán más de 2 mil 600 millones de pesos -sin etiquetar- en los supuestos proyectos a los que se apostará para reactivar la economía afectada por la pandemia.
Y para confirmar lo anterior, basta con rescatar las palabras de uno de sus integrantes, el director del Observatorio Jalisco Cómo Vamos, Augusto Chacón Benavides, quien en una entrevista radiofónica con Notisistema, reconoció lo siguiente: “No tenemos la información de en qué se va a gastar, salvo lo que ya se presentó al Congreso, ese crédito. Hay que decir también que lo del crédito es solo una parte, ahora muy visible por todo lo que nos ha ocurrido históricamente con las deudas, pero solo es una parte del plan”.
Por eso el atraco no es culpa únicamente de la mayoría calificada de diputados que lo aprobó en el “recinto” legislativo, sino también de la autoproclamada, genuflexa y dócil representación de la “sociedad civil”, que aceptó hacerla de cómplice en esta insultante parodia.
Pero lo peor no es el adeudo en sí, sino lo que viene. Especialistas en la materia me aseguran que esta patraña nos costará casi el doble del monto contraído en este año y medio de gestión anaranjada; es decir, tendremos que pagar, sólo por concepto de intereses, más de 12 mil millones de pesos en un lapso de dos décadas.
De igual forma, y como consecuencia del permanente pleito que sostiene el mandatario estatal con la federación, es muy probable que nuestro Estado se vea en extremo afectado en el diseño del ejercicio presupuestal del 2021, por cierto, preponderantemente electoral.
Para terminar, bien vale la pena preguntarnos si después de esta confabulación, en la que al final apareció la traición y la compra-venta de voluntades, la Universidad de Guadalajara retomará su rol de contrapeso en un escenario en el que todos pagaremos el costoso delirio de quien gobierna.
