OPINIÓN
Políticamente Correcto: La vitrina #MeToo
Por César Iñiguez //
En el 2017 el productor ejecutivo estadounidense Harvey Weinstein fue denunciado en redes por varias mujeres, incluso actrices reconocidas, de haber aprovechado su posición para violentarlas sexualmente; luego periodistas y activistas impulsaron el #MeToo para estimular las denuncias virtuales y viralizaron el caso en las redes, con lo que empezaron a conocerse muchos casos más.
A partir de ahí se han dado de manera regional, y en diversas redes, Facebook y Twitter principalmente, Hash Tags locales para dirigir señalamientos y denuncias en diversos sectores, donde han salido muchas mujeres a hacer denuncias y testimonios de agresiones que han sufrido de parte de algunos hombres, a los que han señalado.
La semana pasada, se dio una denuncia muy grave en la organización Wikipolítica que aspira a hacerse partido con el nombre de Futuro, en la que una joven señaló a un integrante encumbrado y cercano de esa agrupación de haberla abusado sexualmente.
A partir de ahí, se construyeron los sitios, Hash Tags y perfiles para denunciar abusos y violencia en empresas, instituciones públicas y privadas, universidades y diversos medios de comunicación.
Muchos testimonios son espeluznantes; casos de violación, vejaciones, acoso, abuso, violencia, sometimiento y humillaciones padecidas por muchas mujeres cometidos por hombres a quienes les han puesto nombre y apellido.
Hay muchos casos de profesores que se aprovechan de su condición para abusar y forzar a alumnas a tener actos sexuales, así como de superiores en empresas, negocios, hasta medios de comunicación, cuyos jefes aprovechan su posición para abusar y violentar a mujeres.
Con este Hash Tag se han viralizado en las redes muchos casos; que se ha convertido en una ola de denuncias que han llegado a universidades, medios de comunicación, periodistas, políticos, funcionarios, académicos, escritores, empresarios y diversos personajes que han sido expuestos en esta gran vitrina.
Este fenómeno ha provocado que sean exhibidas prácticas repudiables y desafortunadamente normalizadas, en donde muchos hombres no sólo no respetan a la mujer, sino que abusan de su posición y la someten para violentarla, en casos realmente lamentables.
Muchas mujeres que han sufrido violencia han decidió callar por vergüenza o por miedo; porque muchas veces después de haber sufrido alguna agresión, tienen temor de ser revictimizadas al ser juzgadas por una parte de la sociedad y también al padecer a la burocracia, la poca sensibilidad y las dificultades legales para poder presentar una denuncia.
Este movimiento les da valor para aparecer, agruparse y señalar a los agresores y da una gran fuerza y legitimidad a una extraordinaria causa que busque castigar, exhibir y en su caso, conscientizar a los responsables.
Lo interesante es qué viene después, cuál es la ruta para capitalizar estas acciones en beneficio de todos; será una gran oportunidad para poner el tema en el tintero y proponer soluciones; construir un plan de gobierno integral y efectivo, revisar las leyes y que todos pongamos de nuestra parte a corregir muchas acciones para erradicar este problema, hasta las más pequeñas que quizá se hacen de manera inconsciente y arraigada.
También se debe tener mucho cuidado con poner todo en su justa dimensión, tener el criterio y construir el marco legal para la presunción de inocencia; evitar también llegar al otro extremo en donde se linche y se ponga en leña verde a quien o quienes sean señalados.
Pero con claridad hay que decirlo, también es una gran oportunidad y una ola muy atractiva para que algunas personas tomen revancha de añejos problemas y aprovechen para calumniar, desprestigiar, y afectar el honor y la reputación de alguien con algún señalamiento falso; y que para lamentarlo, tampoco tiene consecuencias.
Debemos ser muy responsables, entre todos, debemos construir una sociedad distinta; donde las mujeres vivan en plenitud, sin ser molestadas, violentadas o acosadas, y en el caso desafortunado que algo así ocurra, haya un castigo ejemplar.
Quiero, como seguramente muchos queremos, una sociedad donde mis hijas y nuestras mujeres puedan vivir seguras, tranquilas, plenas y en paz; y no es una solidaridad macha, como dirían las feministas radicales; sino es por solidaridad al semejante, al propio y por las personas que amamos.
Trabajemos en ello.
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