PERSONALIDADES
Alberto Cortez por siempre: El poeta que vibró corazones: cuando un amigo se va…
Por Raúl Cantú //
Ha partido el trovador a la otra vida con sus cantos y poemas, pero en ésta se quedará para siempre “en un rincón del alma”.
Alberto Cortez le cantó al amor y a la mujer, a la amistad y a los hombres, a la nostalgia y al sentido de la vida, al desarraigo y a la ausencia. Es de la generación de los cantantes argentinos que irrumpieron con su música desde la década de los sesentas.
Lo recuerdo allá por la década de los setentas cuando llegó a México con aquella canción “Te regalaré una rosa cada día” y que tanto le gustaba precisamente a mi hermana Rosa, que lo idealizaba, así como a mi tía Evangelina, que lo adoraba, del que resaltaba su elegancia con vestimenta de negro, primero, y después con pantalón de mezclilla, distinguiéndose también con su cigarro en la mano.
Las canciones y la música le salían a Alberto Cortez de lo más profundo de su corazón para tocar otros corazones. Qué forma tenía de generar electricidad.
Es el cantor que cantaba para todos. Un cantor que con sus letras y música nos hacía mejor la vida.
¿Cuántas ocasiones Alberto Cortez con su canto nos ayudó a expresar ese hondo pesar que nos invade “Cuando un amigo se va”, la partida de alguien entrañable que ya no está más con nosotros.
Es el adiós del cantaautor que falleció a la edad de 79 años, en Madrid, que convirtió a la capital española en su tierra adoptiva. Toda una época marcó este artista que nació en la pampa argentina.
DE LA PAMPA ARGENTINA
Su verdadero nombre fue José Alberto García Gallo, nació en Rancul, un pueblo ubicado al norte de La Pampa. Sus biógrafos señalan que vivió una niñez feliz, sin excesos ni lujos. A los seis años una maestra le enseñó a tocar el piano y fue a los 12 cuando compuso su ópera prima: “Un cigarrillo, la lluvia y tú”. “Mi madre pensó que yo era Mozart”, bromeaba.
LA ADMIRACIÓN Y EL CARIÑO POR MÉXICO
México tuvo también un lugar especial en el corazón de este noble trovador, donde deja un gran vacío con su partida. México admiró y le entregó su cariño a Alberto Cortez y que fue correspondido por éste al elegir a esta nación como la más importante para él, conforme lo expresó su manager por 25 años, Daniel Fraga.
“Yo siempre le decía: ‘Tendrías que quedarte en México’, allí siempre lo adoran y aparte él se diferenciaba de los demás cantaautores en ese momento, porque todos cantaban para la mujer y él cantó cosas que eran más para el hombre, el amigo, el padre, el perro”, expresó en entrevista para Notimex el propio Fraga.
Su representante compartió que en la época de apogeo del intérprete, todas las canciones románticas eran muy parecidas y además eran “lisonjas para las mujeres”. Pero los mayores admiradores eran los caballeros, quienes esperaban con la viva emoción y los ojos a punto de las lágrimas que les firmaran discos después de sus conciertos.
“He visto llorar a mares, con el sentimiento que tienen los mexicanos, que son muy sentimentales, muy apasionados. En una época íbamos 3 veces al año, para todos era una fiesta”.
Quien fuera su manager durante un cuarto de siglo, comenta que artísticamente Alberto Cortez era muy rígido, muy perfeccionista y muy creativo, por lo que si lo definiera con una sola palabra sería la de “artista”, siempre estaba pensando cómo darle la vuelta a su repertorio, aunque se tratara del mismo.
“Empezó desde abajo y escaldó peldaño a peldaño hasta lograr su status y tocar los sentimientos de sus fans, ofrecía conciertos largos, generalmente de dos horas o un poco más, y aún así, la gente le decía, “maestro, le faltó ‘El Abuelo’, por ejemplo o cualquier otra canción que no hubiera cantado en ese momento”, recuerda Fraga.
SUS EXPRESIONES
Muchas entrevistas le hicieron a este noble trovador. Algunas de sus frases y expresiones seleccionamos:
Sobre la muerte: “El día que venga la señora de blanco, me gustaría que llegara como llegó a Yupanqui: afinando la guitarra para un recital”. Y remataba: “Ya no me pongo metas. Sólo amar y amar a mi mujer, con quien llevamos 47 años de casados”.
“Soy de alguna forma, pionero en la cantaautoría. Y no lo digo para colgarme medallas. Llegué a ese país, me metí en la música francesa, en el momento en que España la mentalidad era de una mediocridad absoluta”.
Cortez defendía a Ricardo Arjona ante el apodo de “Serrat de los supermercados” que viralizaban los críticos: “Que le llamen como quieran. Ellos quisieran ser Arjona (…) Lo conocí en el programa de Juan Alberto Badía. Ese día, luego en el hotel encontré un ramo de flores. Me lo había mandado y nos hicimos amigos”.
Y la defensa de Arjona seguía en aquella entrevista que le concedió al reportero del diario Clarín de Argentina: “¿Si Arjona abusa de la metáfora?, nadie usó más la metáfora que Lape de Vega”.
ANÉCDOTAS…CALLEJERO
Sus canciones se inspiraban en sus vivencias. Qué formas de transmitirlas y hacerlas populares. Uno de sus éxitos más sonados fue la de “Callejero” y Alberto contó la historia detrás de su canción.
“Fue como si me clavaran un puñal en el alma. Éramos tan amigos…”. Fue una canción que le dedicó a un perro callejero de su barrio en las calles de Madrid. Es un perro que se crió como el guardián nocturno de la obra del edificio donde después fuimos a vivir. Se llamaba Moro o Palomo. Y fue el punto de partida de hermosas amistades, porque todo el mundo lo quería. Pero él nos escogió a mi mujer y a mí como amigos. Al único departamento al que subía era al nuestro. Y cuando se quería ir, se paraba delante de la puerta, había que abrirle y se iba. Por eso digo en la canción que ‘su filosofía de la libertad fue ganar la suya sin atar a otros, y sobre los otros no pasar jamás’.
SU LEGADO
Fueron casi seis décadas de Alberto Cortez de carrera profesional y deja un legado de más de 40 discos y buen número de canciones inolvidable: “En un rincón del alma”, “Callejero”, “Mi árbol y yo”, “Te llegará una rosa cada día”, “Castillo en el aire”.
Si habríamos de seleccionar una de sus grandes canciones, me quedo con “Cuando un amigo se va”, que se la compuso a su padre y nació en medio del dolor más profundo, se encontraba en Bélgica cuando supo que su padre y gran amigo estaba muy enfermo. Días después, a unos minutos de iniciar un concierto en Madrid, se enteró que su padre había muerto en la Argentina.
“Aquella noche no se si canté, lloré, grité o escupí. Lo que sí sé es que al terminar la actuación, salí a caminar por Madrid. Me pareció que estaba llena de bruma. Lo único que tenía eran lágrimas. Y cuando regresé al hotel escribí los versos ‘Cuando un amigo se va’. Después ya me senté al piano y terminé escribiendo la canción”. (Información de Infoshow).
Alberto Cortez le ha tocado partir, queda su música por siempre: “Cuando un amigo se va, queda un tizón encendido que no se puede apagar ni con las aguas de un río…”
Canción «Cuando un amigo se va»:
Cuando un amigo se va
queda un espacio vacío,
que no lo puede llenar
la llegada de otro amigo.
Cuando un amigo se va,
queda un tizón encendido
que no se puede apagar
ni con las aguas de un río.
Cuando un amigo se va,
una estrella se ha perdido,
la que ilumina el lugar
donde hay un niño dormido.
Cuando un amigo se va
se detienen los caminos
y se empieza a rebelar,
el duende manso del vino.
Cuando un amigo se va
galopando su destino,
empieza el alma a vibrar
porque se llena de frío.
Cuando un amigo se va,
queda un terreno baldío
que quiere el tiempo llenar
con las piedras del hastío.
Cuando un amigo se va,
se queda un árbol caído
que…
