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OPINIÓN

Los Hombres del Poder: ¿Quién asesinó a Colosio?

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Por Gabriel Ibarra Bourjac //

Hace 25 años la noticia sacudió a México, todo se podía esperar, menos que le quitaran la vida al candidato presidencial del partido en el gobierno, el país había vivido en esa época cambios estructurales impulsado por el gobierno del presidente Carlos Salinas de Gortari, surgiendo al mismo tiempo una violencia política que el país creía haber superado.

¿Quién mató a Luis Donaldo Colosio? ¿Fue realmente obra individual de un loco iluminado como Mario Aburto o hubo una conspiración detrás, que lo utilizó, donde estuvieron grupos duros del sistema y del PRI para descarrilar el proyecto salinista de modernización de México? ¿Fue el narcotráfico? ¿Fue Raúl Salinas o el propio Presidente Carlos Salinas? ¿Qué incidencia tuvo Manuel Camacho Solís quien envenenó el ambiente público al oponerse a la postulación de Colosio como candidato presidencial del PRI? ¿Hubo conspiración urdida por José María Córdoba Montoya para que Ernesto Zedillo fuera candidato y Presidente?

A un cuarto de siglo del magnicidio no hay respuesta. Lo único que tenemos es que Mario Aburto, el asesino material confeso, está en la cárcel y las dudas de la mayor parte de la población siguen presentes en el escenario, dudas que se reviven con la serie de Netflix “Historia de un crimen: Colosio”, que acaba de ser estrenada, donde se utilizan medias verdades y algunas inexactitudes.

Carlos Salinas de Gortari, convertido en el villano favorito de la política mexicana, había tenido la voluntad, decisión e inteligencia de impulsar cambios estructurales del país, dejando el nacionalismo revolucionario que había seguido el gobierno durante el último medio siglo para entrar al llamado neoliberalismo y la modernización del país que la inició su antecesor en la Presidencia, Miguel de la Madrid, diseñada por el propio Salinas desde la Secretaría de Programación y Presupuesto, con la finalidad de incorporarlo a un mercado internacional cada vez más dinámico y abierto, dejando atrás las políticas proteccionistas.

Esa transformación se manifestó con varias reformas estructurales: la firma del Tratado de Libre Comercio entre México-Canadá-Estados Unidos; la restauración de relaciones Iglesia-Estado; la privatización masiva de empresas del Estado y la privatización de los bancos; la reforma al Art. 27 Constitucional para transformar la figura del ejido, que había sido un dogma del gobierno revolucionario.

SURGE LA VIOLENCIA

En ese sexenio (1988-1994) la violencia sacudió al país: el 1 de enero es el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas, que estremeció al sistema político mexicano; el 23 de marzo es asesinado el candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio en Tijuana; el 28 de septiembre José Francisco Ruiz Massieu, secretario general del PRI, también es victimado en la Ciudad de México; antes, el 24 de mayo de 1993 habían privado de la vida al cardenal de Guadalajara Juan Jesús Posadas Ocampo en el estacionamiento del aeropuerto Internacional de Guadalajara.

La descomposición política de México inicia con el levantamiento del hasta entonces desconocido Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), una organización izquierdista que irrumpe enarbolando la bandera lucha contra la desigualdad de los pueblos indígenas de México, con un discurso marxista reivindicador de los derechos de las comunidades de Chiapas.

El EZLN surge la madrugada del 31 de diciembre para amanecer el 1 de enero del nuevo año, cuando todo mundo festejaba en el país el advenimiento del nuevo año. Las proclamas del EZLN a través de su vocero el Subcomandante Marcos iban contra el TLC, el neoliberalismo y el ideario salinista.

El surgimiento del EZLN se da precisamente en el marco de la sucesión presidencial priista, en el que el Presidente Salinas decidió pronunciarse por el sonorense Luis Donaldo Colosio, superando al entonces jefe del Gobierno de la Ciudad de México, Manuel Camacho Solís, quien se rebeló contra la decisión de su amigo el Presidente, al considerar que él debía ser el sucesor, no sólo por su capacidad y preparación, sino todo lo que había representado en el proyecto salinista.

Un año antes, el 24 de mayo de 1993 había sido asesinado en el estacionamiento del Aeropuerto Internacional de Guadalajara el Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, supuestamente confundido con Joaquín “El Chapo” Guzmán a quien los Arellano Félix pretendían matarlo. Confundido o no el alto prelado religioso con el líder criminal del cártel de Sinaloa, inicia una serie de crímenes de personajes de poder que sacudiría al sistema político mexicano, pues aún estaban por suceder otros magnicidios.

SALINAS EL GRAN PERDEDOR

No comparto la versión de quienes apuntan a que el autor intelectual del asesinato fue Carlos Salinas de Gortari, supuestamente por el discurso de Colosio ante el monumento a la revolución el 6 de marzo de 1994 en el que el candidato le marcaba distancia al Presidente. Lo cierto es que el gran perdedor, junto con la familia de Luis Donaldo, fue Salinas, porque le matan a su candidato presidencial, lo que quedó demostrado cuando se había quedado sin candidato y tuvo que decidir por quien no era de su equipo, que más bien obedecía a su poderoso asesor José María Córdoba Montoya, como fue el caso del coordinador de la campaña de Luis Donaldo Colosio, Ernesto Zedillo Ponce de León.

Salinas tendría que autoexiliarse e irse a vivir a Dublín, Irlanda al declararse perseguido por su sucesor en la Presidencia de México, Ernesto Zedillo, quien llevaría a la cárcel a su hermano Raúl, acusado del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu y actos de corrupción, pero la primera acusación, no se demostró.

En este magnicidio, como en otros que registra la historia, siempre habrá la duda de que fue algo más que un asesino solitario, como sucedió de igual forma con el magnicidio que segó la vida del Presidente Álvaro Obregón y que ejecutó el activista católica José León Toral.

Lo cierto es que hay un autor material confeso que purga una condena en la cárcel y que apareció ante las cámaras cuando le dio a Colosio un balazo en la sien derecha con lo que acabó con los dueños de muchos mexicanos que creían en el ideario de aquel sonorense malogrado que veía un México con hambre y sed de justicia.

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