OPINIÓN
Luchas Sociales: #MeToo y los acosos sufridos
Por Mónica Ortiz //
Llegó a Jalisco el movimiento #MeToo (yo también, en español), una forma mundial de denuncia contra el acoso sexual y la violencia, es una lucha social por el respeto a las mujeres y hombres que dentro de su vida profesional, social y laboral, reciben el impacto del maltrato psicológico y en algunas ocasiones mediante la denigración de su condición de ser humano, hemos permitido que los acosadores se desenvuelvan en la sociedad de manera libre e impune, sintiendo que tienen el derecho social o profesional.
En este contexto, resulta complicado clasificar el problema del acoso sexual y la violencia en términos de procuración de justicia y legalidad en México, la realidad nos dice que nuestra tierra es de cultura y educación machista, donde la condición femenina continuamente marca una posición inferior, es por eso que hablar de cárcel, disculpa pública o daño moral, es más que complejo para nosotros como sociedad de patriarcado violento, no es un lugar donde los movimientos sociales como el #MeToo tengan un terreno fácil, hablar de un rotundo no al acoso o a la violencia implica el señalamiento de aquellos que no tienen la menor intención de abrir la mente a una era de igualdad y respeto mutuo, es tratar de socializar que nadie es superior y la admiración de un ser humano no se gana por derecho de superioridad.
Resulta cruel que Jalisco tenga una alta tasa de feminicidios, desapariciones y violencia intrafamiliar, con historias que son focos rojos sobre el acoso y la violencia hacia la mujer, que seamos tan irracionales que lo toleramos en el día a día y al mismo tiempo minimizamos el movimiento social #Metoo con descalificación y con el descarte cínico de los que son señalados, suprimiendo con dudas la veracidad de los relatos o de las víctimas; en este sentido no lograremos juridicidad donde no existe la conciencia histórica y colectiva, sin importar la magnitud del poder que un acosador o intimidador, ni su ámbito de acción, desde un empleado hasta un político, académico, artista, servidor público, se debe atender la denuncia social, es increíble que aleguemos la presunción de inocencia en un sentido incorrecto y contrario a la de un delincuente de calle.
Parece que estamos profundamente deshumanizados, cuando creemos que alguien tiene un derecho superior a violentar, descartar e incluso violar a alguien que considera inferior, razonado desde su pequeña mente de sociópata.
En este sentido, habrá que decir las cosas como son, vivimos en un mundo lleno de sociópatas y narcisistas, donde el ego, el derecho supremo y el exceso al amor propio, son sus principales motivaciones y su irracional fundamentación, el movimiento #Metoo es una lucha social para despertar la conciencia social en el tema del acoso y la violencia sexual, las cuales existen en todos los ámbitos y en todos los terrenos, debemos visualizarla para comprender que los seres humanos tenemos una defectuosa formación emocional y social desde el vientre, también una enorme cantidad de problemas referentes a la salud mental.
Es por lo anterior que quizás un grito con el hashtag#MeToo es solo la punta del iceberg, levantado la voz contra las personas que no tienen control sobre sus emociones y su interacción social, causando daños irreparables, pero que no son capaces de entender que lo que han hecho durante mucho tiempo ya es un tema al descubierto, por lo tanto carece de la capacidad de ocupar posiciones que les permitan dañar a más personas.
El tema de la violencia física, emocional y su concepción de acoso, es un asunto que no se puede ocultar detrás de un “no tienes pruebas” “nadie te va a creer” “Denúnciame, si puedes” “te van a llamar loca”, es una cuestión global e internacional que ya no podemos esconder, es un asunto de conocimiento de una realidad social en un sistema de patriarcado y cultura machista, no podemos minimizarlo, ni dejar de escuchar todos los #MeToo, producto de un desequilibrio de poder social, de educación y de las necesidades de supervivencia que han soportado las mujeres durante siglos, nuestra sociedad ya no puede ser permisiva ni ciega.
Si las instituciones judiciales, no tiene la capacidad de impartir justicia porque sus alcances no incluyen un criterio abierto en situaciones de abuso de poder social y desequilibro, compensaremos con ser capaces de entender que el movimiento social #Metoo es un parteaguas de concientización y prevención para las próximas generaciones, seamos sinceros y percibamos nuestro alrededor quizás vives en acoso o violencia y veras a los tuyos coexistir en las mismas historias, no debe pasar.
#Metoo, desde esta columna de opinión a mis más de cuatro décadas de existencia, declaro haber sufrido acoso y dos intentos de violación desde muy temprana edad, de haberme topado en la vida profesional, educacional y social con personas que ejercieron acoso y micro machismo desde sus posiciones de poder y se creyeron con el derecho, desde está pequeña trinchera deseo que ni mi hija ni mi hijo, vivan bajo el fundamento social permitido del acoso y la violencia, anhelo que mis hijos crezcas bajo una educación humanizada de cordialidad y respeto a cualquier ser humano.
No eduquemos ni simpaticemos con conductas que denigran a otro ser humano, observemos los desórdenes de conducta de nuestro entorno, no apoyemos lo que sabemos que es una verdad dolorosa, busquemos y pugnemos por legislar para encontrar la justicia social.


