OPINIÓN
Políticamente Correcto: Un crimen que nos pesa a todos
																								
												
												
											Por César Iñiguez //
¿Qué tipo de ideas deberá tener un sujeto para llegar al punto de asesinar a una mujer, y peor, si eso fue esposa o su pareja?
Esta es una pregunta que nos debe llevar a un punto de reflexión en el que volteemos a ver nuestras casas, nuestras familias, nuestros hijos, hermanos o pariente cercanos.
¿Qué podrá llevar a alguien a motivarlo para quitarle la vida a la que fue su pareja sentimental?
Nada justifica algo tan repudiable.
He llevado muchos juicios de divorcio, y hoy por hoy puedo afirmar que por más tersos, siempre hay muchos conflictos, ni qué decir en los que no hay acuerdo y la relación es pésima.
En la mayoría de los casos, por no decir en todos, las mujeres sienten temor y desventaja; el pensar en enfrentarse en un juicio con el que fuera su esposo y en muchas ocasiones el padre de sus hijos, las pone en una situación muy compleja, sobre todo al sentirse vulnerables.
Yo he detectado situaciones de mucho peligro, sobre todo cuando ha habido violencia; y en todas las ocasiones, las herramientas que uno ofrece a su cliente siempre son en el marco de la ley, para que las autoridades actúen y garanticen su seguridad.
Se promueven denuncias, órdenes de restricción, quejas y promociones a diversas autoridades y dependencias, para procurar que las mujeres no sufran agresiones.
Por eso es importantísima la acción de la autoridad, porque al final, uno no puede andar por la calle con una pistola protegiendo a sus clientes.
El pasado jueves 25 de abril, Vanessa Gaytán Ochoa, a plena luz del día, se dirigía a su trabajo en un taxi y observó que su esposo, del que se estaba divorciando, la seguía en un carro gris; la joven habló a sus familiares y su abogado y le sugirieron llegar a Casa Jalisco, donde vive el Gobernador y por lo tanto es un lugar que siempre está resguardado por policías.
Vanessa siguió el consejo, bajó del taxi y se acercó con un policía al que le explicaba lo que sucedía, en ese momento su esposo, de nombre Irving Emmanuel Ramírez Barajas, aceleró su carro lo dirigió hacia ella y la atropelló junto con el policía, a quienes proyectó contra un macetón.
A pesar de que fue lanzada por el auto, Vanessa logró ponerse de pie, pero el sujeto bajó del vehículo y se abalanzó sobre ella con un cuchillo que le encajó varias veces en el cuello y en el tórax; en cuestión de segundos se acercó al lugar un escolta del Fiscal quien le disparó al sujeto para evitar que la siguiera agrediendo, pero ya fue muy tarde. La joven murió en el lugar, y el sujeto pereció después por las balas que recibió cuando era llevado a un puesto de socorros.
Este hecho está en un video que es circulado por las redes sociales y que fue captado por las cámaras de seguridad de Casa Jalisco.
Ocurrido el asesinato comenzaron a darse a conocer algunos hechos que lo hacen aún más lamentable; en Casa Jalisco, para colmo, se reunía el gobernador con su cuerpo de seguridad y se conoció también que la mujer ya había ido a denunciar anteriormente a la Fiscalía a su pareja por violencia y por esa razón tenía dos órdenes de restricción, la más reciente fue otorgada en el mes de febrero.
Desde hace tiempo, Vanessa Gaytán sufría violencia por parte del que fuera su esposo, al que denunció la primera vez en noviembre del 2017, y la segunda hace dos meses.
Esta lamentable tragedia nos debe llevar a replantear lo que está ocurriendo en nuestra sociedad; en su conjunto, y por supuesto, con las autoridades y gobiernos incluidos, que hasta hoy no han servido de mucho.
Este asunto no es únicamente responsabilidad del gobierno, evidentemente, pero tampoco es responsabilidad única de la sociedad, como lo quiere hacer ver el gobernador para atenuar su responsabilidad.
Si las órdenes de restricción hubiesen sido cumplidas a cabalidad y las autoridades hubieran cumplido su trabajo, seguramente Vanessa seguiría viva.
Actualmente hay activas 948 órdenes de restricción en el estado y han muerto casi 70 mujeres en la actual administración; y de estos, sólo tipificados como feminicidios 13.
Las autoridades dicen que no hay patrullas, ni policías que alcancen para garantizar la seguridad de la mujeres; quizá sea cierto, pero lo que también es cierto es que sí pueden establecer un sistema de inteligencia y construir un diagnóstico para poner en marcha medidas de protección para las mujeres que lo necesiten y que estén en una situación de riesgo.
Las órdenes de restricción duran 30 días y para extenderlas se debe ir personalmente a renovarlas; muchas de ellas no se renuevan, ¿no se habrán preguntado las autoridades por qué?
Muchas mujeres me han comentado que es una acción que las revictimiza, seguro será más idóneo que no venzan las órdenes de restricción y que si quisieran quitarla, vayan de manera voluntaria a quitarla, no a renovarla.
No podemos permitirnos una sociedad en la que más mujeres sean muertas por el solo hecho de serlas, es una terrible realidad; y todos debemos poner nuestra parte para hacerlo, empezando por el gobierno, que debe adaptarse y garantizar que nuestras mujeres vivan tranquilas, seguras y en paz.
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