CULTURA
A Napa Valley…y lanza tus penas al viento
																								
												
												
											Crónicas de un Trotamundo, por Fernando Zúñiga //
Brenda me invitó a pasar unas semanas en Napa Valley. Ella escribiría un artículo para la Revista Lado A de circulación en México y que sus editores planeaban introducir en la costa oeste de Estados Unidos. Su reportaje cubriría la zona vitivinícola de la región. Sus viñedos, el turismo, el protocolo de la cata, entrevistas con enólogos y productores, marcas y los reconocimientos y premios obtenidos.
Napa Valley en Sonoma (California) había saltado a la fama a finales de los 70´s sorpendiendo al mundo vinícola con algunas de sus etiquetas.
Me convenció (no batalló mucho) presentándome la oportunidad, para mí, de continuar con la escritura de mi libro en un remanso de valles, viñedos, montaña y playa. Sin descontar el placer de la comida y la cata espirituosa de algunas cepas de la región.
El clima de la región nos permitió extraerle jugo a las 24 horas de cada día; tinto, blanco, rosado, caminata, paisaje; siesta; inspiración…
Brenda es una mujer que proporciona la sensación de libertad en la solitud y en la compañía. No hay nada, en lo absoluto, que ella no deguste gota a gota: música; lectura; café; sobremesa; silencios contemplativos; reflexión; charla; cocinar…su espíritu es un paisaje arrobador.
La primera semana de estancia pasamos de una hostería a otra sin estancia fija por más de un día y noche.
Ella trabajaba, yo escribía. Ella escribía yo dormía. Desayunábamos juntos y nos veíamos para la cena ya por la tarde. Ella tinto, yo blanco. Ella blanco, yo tinto. Ella Cabernet, yo Merlot. Ya por la noche ambos Shiraz.
El primer domingo de estancia conocimos a Pamela durante una caminata que hicimos. Pintaba acuarela al aire libre en una pequeña colina. La habíamos visto por la mañana durante el desayuno.
Pamela tenía unos 35 años. Guapa. Su cabellera tenía algunas canas que ella no cubría y le daban un aire de belleza melancólica.
Brenda trabó amistad con Pamela a partir de nuestro encuentro en la campiña. Pactamos encontrarnos para la cena en la terraza del hostal.
Nos quedaríamos al menos una semana completa en ese sitio.
Por esos días yo preparaba para la imprenta mi primer libro de historias breves.
Por la noche Pamela tocó jazz en el piano que el restaurante de la hostería tenía para los palomazos entre los comensales.
Decidimos los 3 viajar en bici por la región hasta la playa en la costa. Adquirimos una tienda de campaña, sleeping bags y 2 o 3 cosas para el camping donde se nos antojara parar. Por el camino compraríamos fruta y semillas. Para el vino Brenda compró unas copas muy bellas que aún conservo.
Para la noche de luna llena que planeamos arribar a la playa adquirí un Marcassin (2006, Pinot Noir Sonoma Coast Marcassin Vineyard).
Pamela se había casado enamorada. Julián había sido su único novio. Tenía 2 hijos varones aun adolescentes. Ahora estaban con sus abuelos en Puebla. Se comunicaba con ellos a diario. Ella decidió venir a Sonoma por una temporada sin fecha fija de retorno.
…vivía para Julián. Desde su juventud destacó como empresario exitoso que acrecentó la riqueza que heredó de su padre…
…pertenecía a clubes, aámaras empresariales, asociaciones habidas y por haber. A pesar de su agenda manteníamos la unión familiar fuerte, firme…
…yo era la esposa modelo, amorosa, fiel. Me encantaba ser la anfitriona de su grupo de amigos y conocidos. Organizábamos reuniones, cenas, fiestas para halagar a sus amigos con cierta regularidad…
…yo me encargaba de organizar hasta el último detalle. En no pocas ocasiones eran cientos de invitados del mundo de los negocios, gobierno y diplomáticos extranjeros…
…me gustaba coordinar la cocina, la música, entretenimiento para las esposas…y una que otra amante…yo no juzgaba…mi felicidad me impedía erigirme como juez de los demás…
…antes al contrario, el reconocer esas situaciones en algunos de sus amigos o conocidos me reforzaba el sentimiento de ser afortunada con mi matrimonio, mi vida, mi familia…Julián y yo nunca tocábamos el tema. Yo atendía a todos y todas por igual, con el mismo respeto y deferencia…
…yo admiraba y respetaba profundamente a Julián y por lo tanto a su mundo. Puse mi centro en él. Vivía para él. Respiraba a través de él. Incluso mis hijos estaban en un plano secundario. No es que yo no los amara. Yo no lo notaba. Para mí era como debía ser el mundo, la vida, mi vida…
…el gym, la dieta, mi arreglo personal, mi crecimiento personal, mi deseo de mejorar en el piano, en la pintura, era por él, para él…
…viajábamos 2 o 3 veces al año por el mundo, solos, los niños se quedaban con sus abuelos. Era una permanente luna de miel….prolongación del noviazgo…
…mis padres y hermanos lo adoraban. El era más cariñoso con mis hijos que yo misma. Ellos todavía lo adoran, creo que prefieren estar con él que conmigo….no sé si eso en realidad me importa y esto no quiere decir que yo no los ame…
…nunca me hizo falta nada. Mis gastos no tenían un tope. Nuestra casa siempre estuvo impecable en cada rincón y en cada detalle, incluyendo el jardín; las fuentes, las plantas; los arboles son más de 4000 m2 de extensión…
…desde el primer momento del noviazgo y durante 10 años de matrimonio viví mi paraíso personal…
…Julián se iba involucrando cada vez más en la política. Al principio financiando la campaña de algún conocido, aportando cada vez más dinero y recursos. A cambio obtenía jugosos contratos. Después como prestanombres en cuentas bancarias o inversiones multimillonarias. No sé bien si se ha prestado para lavar dinero y si ha participado en afectar a otro empresario mediante triquiñuelas ilegales…
…algunos de sus conocidos que yo identifiqué en las reuniones que ofrecíamos supe que se han largado de México y son señalados por la prensa, por algunos periodistas e incluso en el extranjero…
…se fue alejando en su intimidad conmigo y con los niños….constantes viajes, compromisos, reuniones de negocio y con políticos ya no mas en casa. Ya no me compartía nombres ni más información…
…en ocasiones me enviaba el dinero son su secretaria personal o hasta con el chofer…de vez en cuando me llegó a comentar la posibilidad de contratar un guardaespaldas para mí y para los niños….yo a esto nunca le puse atención, ni me interesaba…
…confirmé que había tenido un hijo con la hija de un Senador muy conocido por su permanencia eterna en un puesto de gobierno y otro y otro desde siempre…
…durante 2 años guardé silencio. Me empecé a preparar para afrontar el futuro desde el reverso de la moneda…
…me refugié en la compañía de su hermano menor….me fui enamorando….nos fuimos enamorando…
…a Julián le pedí el divorcio….estamos en el proceso…
…por eso quiero pasar aquí una temporada….aclarar mis sentimientos….no sé si me enamoré de su hermano por soledad por necesidad o por qué…
Mientras Pamela nos contaba su historia yo recordé aquel proverbio inglés: nunca cambies de caballo mientras estés cruzando un rio.
Desde Pamela me llegaba un rumor de tristeza como que bajaba con el viento desde el Monte Santa Helena hasta el valle y con la luz ralentizada desde la luna. Un rumor que con sus palabras olía a tristeza, a lágrimas que la luz de la luna arrancara a los reflejos en las hojas de la vid…
A pesar de una sonrisa, más mueca que sonrisa, en el rostro de Pamela vi a una mujer muy bella con una fantasía melancólica muy mexicana. La misma melancólica belleza que cuando estaba en reposo, que cuando interpretaba al piano Las Hojas Muertas o Blue Moon o cuando hacía un trazo con su pincel sobre el lienzo…
Pensé para mí: yo en mi tiempo di menos, quizá porque sabía menos. Hoy que se más tomaría mucho más, si, hoy, a destiempo. Creo que yo solo he tomado lo que di. No sé si es verdad, quizá siempre he tomado más.
Nota. Al escribir este relato, que me autorizó Pamela a hacerlo dentro de unos años después de nuestro encuentro, traigo a mi mente algunos pincelazos de aquel viaje por Napa Valley al inicio del otoño:
*Los 3, Pamela, Brenda y yo bajo la lluvia en un pequeño valle, rodando en las bicis jugando a “la traes”!
*Un dibujo a lápiz que le hizo a Brenda que conservo.
*En el viento mezclados la brisa de la Bahía y el aroma de los naranjeros.
*Un pequeño poema que nos regaló Pamela. Trato de escribirlo con la memoria del tiempo y el Tinto inspirando mi recuerdo:
Vuelvan a mí, días que fueron mi alegría
Con los colores, no de los que se van, de los que se quedan fuera…
Días que se vuelvan años
Y tiempo sin retorno
*A la vista de la playa, a unos metros del mar, con plenilunio sobre el cielo de cobalto, Pamela y Brenda se desnudaron y lanzaron su ropa al viento.
FZG GUADALAJARA XI/2016
