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Feliz día a todas las niñas del mundo
Educación, por Isabel Venegas //
Este viernes se celebró el Día Internacional de La Niña, y desde UNICEF se enmarcó el evento con la apreciación de lo que se ha construido con tan solo 25 años de arduo trabajo a partir de la convención de China, en la que se adoptó la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing. En esa ocasión, provenientes de más de 200 países, unas 30,000 personas se congregaban para atender una agenda que la humanidad debía mirar con urgencia.
Para México con su enorme polaridad y la diferencia que se vive en las latitudes de nuestro territorio, resulta fácil perder de vista el enorme rezago que tenemos en esta tarea; se sale del radar el matrimonio forzado para las niñas, la venta de pequeñas a cambio de tierras o la privación del derecho a estudiar, con la idea de que no tiene sentido invertir en la educación de ellas. No es nada más el hecho de aniquilar la posibilidad de lo que una mente brillante pudiera aportar a la ingeniería o la ciencia en general, sino el reforzar día a día, que una niña carece de valor más allá del de la reproducción o el de generar placer para quien la pueda poseer.
En el 2014, el Senado de la Republica expidió la Ley General de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, que se resume en los siguientes puntos:
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Derecho a la vida, a la supervivencia y al desarrollo.
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Derecho a la Prioridad.
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Derecho a la Identidad.
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Derecho a vivir en familia.
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Derecho a la Igualdad Sustantiva.
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Derecho a No ser Discriminado.
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Derecho a vivir en Condiciones de Bienestar y a un Sano Desarrollo Integral.
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Derecho de Acceso a una Vida Libre de Violencia y a la Integridad Personal.
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Derecho a la protección de la Salud y a la Seguridad Social.
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Derecho a la Inclusión de Niñas, Niños y Adolescentes con Discapacidad.
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Derecho a la Educación.
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Derecho al Descanso y el Esparcimiento.
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Derecho de la Libertad de Convicciones Éticas, Pensamiento, Conciencia, Religión y Cultura.
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Derecho a la Libertad de Expresión y Acceso a la Información.
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Derecho a la Participación.
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Derecho de Asociación y Reunión.
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Derecho a la Intimidad.
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Derecho a la Seguridad Jurídica y al Debido Proceso.
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Derecho de Niñas, Niños y Adolescentes Migrantes.
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Derecho de acceso a las Tecnologías de la Información y Comunicación
Hablar de leyes que evidencian los derechos de las niñas, niños y jóvenes, en ocasiones distrae de la obligación de hacer valer estos puntos, pareciera que por decreto eso se tiene que cumplir y ¡Ya está! Debemos ser conscientes que es una responsabilidad compartida, en la que la mayoría de los actores tenemos más de algún punto en el que quedamos a deber. En el caso de la educación, si bien es cierto que hay una consigna para el estado como proveedor de los espacios destinados para que la población entera pueda tener por lo menos, el acceso a la educación básica, por otro lado, el compromiso de los padres no es nada más llevar a sus niñas a las escuelas, sino ser y hacer consciencia de la capacidad inexorable que puede representar su inteligencia, su creatividad y apreciar su belleza desde la diversidad de su origen.
Hubo una publicación en redes sociales que llamaba mucho mi atención, decía que para transformar el mundo había que empoderar a las mujeres desde que son niñas, y en su redacción definía cinco puntos:
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Dale herramientas para que no tenga que depender económicamente de nadie.
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Enséñale sobre temas de sexualidad, para que sea ella quien decida sobre su propio cuerpo
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Inspírala para que cuide su cuerpo desde una perspectiva de la salud, y no por estereotipos o imágenes que no le corresponden
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Motívala a expresar lo que le pasa con claridad, sin importar el juicio que se haga.
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Muéstrale todo su potencial y hasta dónde puede llegar.
Estoy totalmente de acuerdo con que la evolución del mundo sienta sus bases en la educación que se da desde la niñez, pero creo que hay palabras que de pronto comenzamos a utilizar tanto que pierden su sentido primordial.
El empoderamiento significa responsabilidad, tener el poder de acción debió requerir un proceso de formación en el que se fue conformando una estructura integral de la persona, para que pueda ejercerlo con control, con madurez y con la conciencia de muchas implicaciones de sus acciones.
Si lo vemos en el campo de la política, ese es uno de los factores clave de la problemática que vivimos, actores en el campo de las negociaciones sociales que fueron “empoderados” pero sin una formación, sin una trayectoria en ese ejercicio; tal vez podría parecer muy noble que una persona pueda representar a un colectivo aun siendo carente de las herramientas necesarias, pero al momento de tomar decisiones éstas suelen no ir acompañadas de una mirada compleja, de una visión de trascendencia y de una conciencia de las implicaciones que cada una puede traer consigo.
Considero pues, que lo primordial es educar en la libertad, fortalecer la idea de que todos nuestros miedos no se resuelven privando a los otros de sus derechos y de su autonomía, sino que cada uno se enriquece a partir de reconocer carencias, errores, aciertos y diferencias de los otros; pertenecer a una comunidad, a una familia o a un entorno debe enriquecer al ser humano, sin restar personalidad, identidad y valía.
El Banco Mundial estima que en México la expectativa de vida es de más de 77 años, con lo cual una niña de 6 años apenas lleva el 7.79% de lo que aproximadamente será su experiencia en este precioso, emocionante y maravilloso trayecto de aprendizaje. Hagamos que por lo menos la cuarta parte de su vida, es decir, hasta los 19 años, haya vivido en plenitud, en la construcción de la autonomía de su persona al saberse amada, útil, valiosa y con un alto potencial para que el resto de su vida pueda asumir el poder y el control de ello.
Obligatoriamente en esa cuarta parte de su vida, una niña habrá tenido la necesidad de tomar decisiones, de ejercer el poder y es cierto que desde el momento en que estamos inmersos en una comunidad, nuestra vida se ve afectada y afecta al mismo tiempo, pero cada vez que demos un paso en comprender y apreciar más nuestra libertad, en lugar de priorizar el poder, habremos sido más felices, y tal parece que ese es el verdadero éxito en la vida. Para quienes ya vamos por encima del 50% de la expectativa, resulta excitante visualizar las posibilidades de ese empoderamiento, pero llena de paz reconectar con las bases de libertad que se formaron en la infancia.
Mat. y M. en C. Isabel Alejandra María Venegas Salazar
E-mail: isa venegas@hotmail.com
