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OPINIÓN

Cuando la criminalidad arrodilla al Estado

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Luchas Sociales, por Mónica Ortiz //

El país está constituido por 33 entidades federativas, nos rigen tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) través de una Constitución o Carta Magna, sin embargo las decisiones políticas no son parte de la perfecta pero teórica organización del país, así las tomadas en torno a los hechos sucedidos en Culiacán, Sinaloa, referentes a una supuesta detención del uno de los hijos del Chapo Guzmán, han dejado al país en franca inconformidad con una sensación de que el gobierno federal cometió un error al ceder frente al narcotráfico.

La administración de Andrés Manuel López Obrador sí reaccionó a la situación de forma incongruente, es el gobierno el que debe resguardar a la sociedad de las actividades ilícitas y del terror del narcotráfico, es el protagonista bueno de la película, el encargado de acabar con las actividades que ponen en riesgo a cualquier entidad federativa, el obligado a gobernar de forma adecuada en torno a la ciudadanía, debe ser aquel que nos permita sentirnos seguros en nuestras ciudades debido a su forma estratégica de gobernar, pero esto no es así y ha quedado comprobado en Culiacán.

Resulta increíble pensar en la manera tan simple e impropia en que Andrés Manuel López Obrador y el secretario de Seguridad Alfonso Durazo, manejaron esta situación de riesgo y terror la cual provocó la detención fallida del Ovidio Guzmán López; un narco o capo que es buscado por las autoridades y que ejerce un imperio de miedo, terror y muerte, con su actividad y con la consecuencias que producen en los seres humanos las sustancias que trafica, es por suceso natural un delincuente sin derecho a negociar, sin la posibilidad de ser indultado, sin que se le permita mostrarse poderoso ante nuestros gobiernos, cuerpos de seguridad y Ejército Mexicano.

El resultado es de exposición y nos deja consecuentemente en las manos de un cártel que ahora intentará someter a otros cárteles y a los gobiernos de entidades federativas; sabemos que siempre ha existido poder e infiltración del narco en la política mexicana, sin embargo los ciudadanos votamos y participamos de la democracia con el objetivo obvio de que se combata la delincuencia en todo el país, elegimos creyendo que somos los buenos vs la corrupción y la delincuencia organizada, no al contrario como evidentemente no los dejaron ver con la peor decisión de la gran esperanza de un México mejor con un presidente como López Obrador.

Es una pena que se justifique la debilidad, la falta de autoridad y es denigrante el lugar en el que quedaron la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano, en completo riesgo y con la sensación de impotencia contra el narcotráfico.

Habrá que razonar las condiciones en la que ahora se evaluará la política internacional con respecto a las actividades en que la seguridad y el estado de derecho son un punto medular, contemplar lo peor del análisis de esta situación, la forma en la que a partir de ahora se percibe a un gobierno con una estrategia gubernamental de paternalismo y populismo, sin política pública real en materia de seguridad nacional y sumergidos en la constante justificación, desviados de fundamento gubernamental y ausentes de respeto a las instituciones incluyéndose como gobierno en ejercicio.

En este sentido, habrá que concebimos como una sociedad que cohabita con la cultura del narcotráfico de manera cotidiana, bajo la premisa del mínimo esfuerzo por la obtención del éxito, el poder y la riqueza económica, una gran mayoría de nosotros toleramos e idealizamos la actividad del narcotráfico como una forma de abrirse paso en la vida, sin el pequeño pensamiento de lo ilógico de razonar una actividad de muerte y miedo que somete al ser humano de forma denigrante.

Las consecuencias serán muchas, las sensación de inferioridad y de falta de capacidades reales del gobierno federal, son sin duda alguna los conceptos de factura pagaderos a los mexicanos y se verán reflejados en el aumento de la violencia con amague a las autoridades, en el reacomodo de los cárteles en el país y en la falta de credibilidad en el gobierno federal para ejercer su obligación, en el señalamiento de la comunidad internacional con respecto al extremo adelgazamiento del ejercicio activo de la autoridad, este puede ser un punto de quiebre con diversas variantes utilizadas por la oposición y los detractores de López Obrador, al final con justa razón y plena excusa.

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