OPINIÓN
Morena Jalisco: Transición y transformación
De Frente al Poder, por Óscar Ábrego //
Luego de la celebración del VI Congreso Nacional Extraordinario de Morena, en el que se eligió al diputado federal Alfonso Ramírez Cuellar como dirigente interino, en Jalisco las consecuencias no se hicieron esperar. Era lógico. Predecible.
Comenzó con un recurso contra el actual delegado en funciones de presidente, Hugo Rodríguez, interpuesto por Laura Patricia Zepeda Valdez el pasado 27 de enero ante la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia (CNHJ) del partido, quien, de acuerdo a la precitada queja, acusa al susodicho por “franca violación a todos los principios de Morena”.
En el documento puede leerse además que hay una evidente falta de transparencia en el ejercicio de los recursos económicos y de usurpar el cargo de dirigente, pues no existe evidencia que lo acredite como tal.
Así las cosas, y en vísperas de la visita de Bertha Luján Uranga el próximo 8 de febrero, lo cierto es que el Movimiento de Regeneración Nacional en nuestra entidad ingresó a una inminente fase de transición, que dicho sea de paso, no sólo debe centrarse en la salida del ex priista y ex emecista, sino en la búsqueda de una transformación de fondo que le permita encarar con éxito las elecciones del 2021, en virtud del peso específico que representa nuestra localidad en el contexto nacional.
Es en esta tesitura que me parece oportuno colocar sobre la mesa del debate algunas variables que deben considerarse si es que la militancia morenista en el Estado –y su próximo nuevo líder- desean darle otro rostro.
Uno de los factores que le ha hecho daño a Morena en Jalisco, es la carencia de perfiles técnicos y políticos que puedan desempeñar con dignidad el cargo que ostentan. Basta con echar un ojo al Congreso del Estado y a los cabildos metropolitanos para confirmar que muchos no tienen la menor idea de la grave responsabilidad que tienen. Esto obliga a que en el proceso electoral del año venidero, se cuide en extremo quiénes abanderarán las causas de la 4T.
Uno más tiene que ver con el desafío de la unidad partidaria. Esto significa que quien vaya a sustituir a Rodríguez Díaz, deberá poner como asignatura prioritaria de su agenda, la armonización entre las distintas expresiones morenistas. Esto incluye poner un hasta aquí a la fuerte injerencia desde el Senado, en las decisiones y conductas de militantes que cobran jugosos sueldos en la delegación federal, a cambio de una muy cuestionable lealtad basada en prácticas que rayan en lo delictivo.
Hay que admitir que Morena Jalisco no ha logrado consolidarse como una oposición seria y profesional. Aceptarlo es un buen principio para que quienes lleguen a la estructura partidista, desarrollen un plan estratégico que les permita llevar los principios de la Cuarta Transformación a todos aquellos ahogares que padecen los efectos de un desgobierno anaranjado.
