OPINIÓN
Posible sorpresa en Estados Unidos
Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //
Cuando se ingresa a la aplicación electrónica del Washington Post, se aprecia un fondo obscuro con la leyenda, “Democracy dies in darkness”. Ignoro si esto refleja el humor de la nación o si se refiere al muy obscuro proceso de votación del partido demócrata en los caucus de Iowa, lo cierto es que algo está pasando en ese país y su tránsito democrático que ha propiciado una polarización innegable en la sociedad norteamericana.
La siempre segura y bipartidista democracia estadounidense está siendo sacudida por la fuerza de la diversidad y multiculturalidad de su sociedad. Samuel Huntington, destacado politólogo, autor de la teoría del “Choque de civilizaciones” predijo, que una vez agotado el enfrentamiento ideológico entre capitalismo y comunismo, los conflictos surgirían entre países con diferentes identidades culturales y religiosas, y habiéndose cumplido en el ámbito internacional, se ha trasladado el conflicto al interior de las sociedades que, como la norteamericana, forman un mosaico multicultural y étnico.
Esto afecta particularmente al partido demócrata que tradicionalmente ha sido el receptor y conductor de las aspiraciones de las antaño minorías étnicas, y que actualmente encuentra dificultades para conformar una plataforma electoral que concilie la miscelánea ideológica de sus simpatizantes. El abultado número de aspirantes a la nominación presidencial (9), con enfoques variados en torno a varios temas de interés, solo muestra una coincidencia clara: derrotar a Donald Trump, lo que hoy parece lejano.
La masa electoral que llevó al triunfo a Trump no tiene el problema de la diversidad. El representa a una clase media que siente que su situación está mejorando y que el proteccionismo mostrado durante esta administración les ha significado más empleos, mayor protección a su identidad nacional y está recuperando el orgullo norteamericano. En pocas palabras, conserva su solidez electoral. Por ello, es fácil predecir que hay muy altas posibilidades de que Donald Trump sea reelecto. Sin embargo, si algo tiene el sistema electoral estadounidense es que suele dar sorpresas.
La semana pasada, se realizaron los caucus de Iowa, en preparación a la convención demócrata que arrojará al candidato presidencial. Hace doce años en esta misma instancia, sorpresivamente surgió la figura de Barack Obama y alcanzó la presidencia. Ahora, los resultados parciales y tendencias mandan al favorito Joe Biden al cuarto lugar y colocan a Pete Buttigieg como el candidato sorpresa. Éste, un modesto alcalde de un condado con 120 mil habitantes, homosexual, egresado de la prestigiosa Universidad de Harvard y profesionista exitoso, supera, (pendiente del cómputo final), apretadamente a Bernie Sanders, un político radical en sus planteamientos y fiel opositor a Trump. En la etapa siguiente, New Hampshire, las encuestas marcan favorito a Sanders por apenas un digito y parece que esa tendencia puede seguir en el resto del proceso, en el que un triunfo de Buttigieg sería la sorpresa mayor.
Un enfrentamiento entre Donald Trump, un conservador, populista y autoritario, contra un liberal, racional, como Buttigieg, que además se ha declarado abiertamente homosexual, más allá del resultado electoral, representa la necesidad que tiene la sociedad norteamericana de reconfigurar la política a la luz de sus diferencias culturales para unificar y no seguir polarizando el humor social. Va en ello el futuro de una nación en la que es imposible negar el peso de los que piensan diferente. Será interesante ver la reacción del electorado ante la posible postulación de Buttigieg pues un eventual triunfo indicaría que el gran cambio ya se dio y que la administración Trump fue un estertor de la antigua sociedad conservadora.
Cierto es que pesarán muchos factores más, entre ellos el económico, y que la presencia de dos políticos representativos de facetas sociales divergentes no será el elemento que defina la elección. Hay minorías étnicas que aun siendo liberales votarán por la ideología contraria si esta les significa mayor ingreso y mejora en el empleo. Encuestas recientes muestran que el apoyo a Trump crece entre el segmento de votantes de género masculino, latinos y de color, conformes con su política de empleo.
Así que, sin adelantar vísperas, el hecho de que un perfil como el de Buttigieg surja con fuerza nos indica que hay signos de una recomposición social y política del vecino país y que su eventual elección indicaría que la sociedad se inclina más por el eclecticismo que la profundización de las diferencias.
Algo tendremos que aprender en México, ya sea que el gobierno entienda que ser diferente no es ser adversario y que la democracia es suma de consensos y no simple herramienta para eliminar a los contrarios, y a su vez, los partidos de oposición tendrán que comprender que su función no es representar los intereses de sus camarillas, sino aglutinar precisamente a quienes piensan diferente para que sean opción de cambio y no solo una estridente o complaciente, según sea el caso, comparsa para el juego democrático.
