OPINIÓN
De mal en peor
Tercera Instancia, por Modesto Barros González //
Mientras el señor Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, sigue con su jueguito de la rifa del avión (que no es rifa) y con otros distractores para la población, la inseguridad en diferentes puntos del país tiene alarmada a la población. El fin de semana estuvo en Jalisco y otros estados para inaugurar los cuarteles de la Guardia Nacional (GN), que por cierto no ha podido coordinarse con otras corporaciones.
Tampoco el Gobierno de la República ha liquidado legalmente a los miles de elementos que pertenecieron a la Policía Federal y se niegan a encuadrarse en la nueva dependencia que materialmente se conforma de militares.
Con bombo y platillo el primer mandatario de país inauguró las bases en Tepatitlán y Lagos de Moreno, para sumar 68 bases en todo el territorio nacional, según informó, además que todavía se están terminando otras 12 para así sumar 81 cuarteles de la GN.
También informó en sus cuentas alegres que se construirán más bases en su sexenio para llegar a 266, las cuales todavía no se sabe dónde funcionarán.
Si bien es cierto el amplio conocimiento que deben de tener los mandos de corporaciones policiales y de la misma Secretaría de Seguridad Pública para desplazar a los elementos de GN en puntos problemáticos, donde supuestamente opera y se refugia la delincuencia organizada, llama la atención que en regiones como la costa sur de Jalisco, la capital de Sinaloa y otros lugares todavía no se sabe de la instalación de cuarteles de la GN.
Para colmo AMLO acaba de recalcar que los delincuentes también tienen derechos humanos, lo cual es totalmente cierto, pero debería primero ver por las decenas de miles de personas inocentes que han sufrido y sufren por las constantes agresiones de sujetos fuertemente armados; ellos y ellas no han tenido culpa en sufrir los crímenes que constantemente se cometen.
Tal parece que no se nota verdadera voluntad para poder pacificar al país y al contrario entre más le rascan más le encuentran, a menos que estén dejando que entre los grupos delincuenciales se lleguen a destruir entre ellos.
GOBIERNOS VAN Y GOBIERNOS VIENEN Y NADA
Los ejidatarios de “El Zapote”, continúan con su peregrinar y limosnear para que les hagan justicia las autoridades federales, mientras que los extranjeros que manejan el Aeropuerto Internacional de Guadalajara, se siguen enriqueciendo a raudales y planeando crecer su inacabable mina de oro en que se ha convertido la concesión que le regaló hace unos años la autoridad federal.
Desde que el Grupo Aeropuertuario del Pacífico (GAP) logró la concesión para operar la terminal aérea y otro porcentaje se quedó en poder del gobierno federal, en pocos años y con todo sigilo se desapareció la participación gubernamental, tal y como también ocurrió con Teléfonos de México, es decir, «llegaron los manotas».
Los pasados gobernantes federales no pudieron o no quisieron solucionar el conflicto del abuso cometido contra los ejidatarios de El Zapote, así como otros conflictos que se han archivado con todo y que digan que sí existe voluntad de solución.
Hace unos meses el presidente AMLO declaró que se arreglaría el conflicto entre ejidatarios y su gobierno, lo que los mismos empresarios vieron como un gran arreglo y hasta han ofrecido poner el dinero que les adeudan por la expropiación que sufren. Para colmo ahora les quieren quitar más terreno sin primero arreglarse en el pago venidero y el anterior.
Con toda tranquilidad y paciencia el Secretario de Comunicaciones y Trasportes (SCT), Javier Jiménez Espriú, ha tenido pláticas con ejidatarios y empresarios del GAP, pero todo ha quedado en darles «aspirinas» a los primeros, tal y como en múltiples ocasiones ocurrió con otros gobiernos.
Tal parece que la esperanza que tuvieron los ejidatarios y posiblemente otros ciudadanos de que se notaría y sentirían verdaderos cambios al gobernar, han quedado en falsas esperanza y el tiempo sigue transcurriendo.
