OPINIÓN
Las marchas y sus luchas
																								
												
												
											Luchas Sociales, por Mónica Ortiz //
Jalisco en el ojo de la prensa nacional e internacional, los acontecimientos sucedidos con la muerte de Giovanni López presuntamente a manos de policías municipales en el municipio de Ixtlahuacán de los Membrillos; Jalisco, tomó dimensiones inesperadas para los gobiernos en el Estado generando una serie de circunstancias peligrosas y violentas para los ciudadanos, la política de golpeteo también estuvo presente, en este escenario de abuso de autoridad desagradable para nuestro estado y país.
No existe justificación alguna que pueda contrarrestar la muerte de un ser humano, por violencia en manos de autoridades sin importar el rango policial, resulta increíble que un mes después de los actos atroces de seres humanos uniformados al servicio de la ciudadanía, los gobiernos involucrados que son el municipal y el estatal salgan tan expuestos, ¿acaso fueron omisos?
Las responsabilidades de un gobierno no se evaden ni se esconden detrás de una declaración a medios o un comunicado enérgico, se afrontan con alto nivel de compromiso, por desgracia no fue lo que pasó en Jalisco después de conocer el caso de abuso de autoridad que derivó en la muerte de una persona.
En este sentido, habrá que recordar que la vida de las personas, no se debe mezclar con política y que los buenos gobiernos no dan pelea, asumen y resuelven para eso los elegimos. Tras días de marchas como protesta legítima basada en la libre expresión que en nuestro país tiene una base constitucional y es un derecho humano, surgen los jóvenes a las calles a expresar la molestia que causa el abuso de autoridad, levantan la voz para reclamar y exigir respeto a las vidas humanas, buscan dejar claro que no están a favor del abuso y la violencia, gritan demandando compromiso de quienes ostentan el poder, es una práctica generalizada a nivel mundial, un ejercicio de la libertad de expresión, el problema está en que tan dispuestos están todos los gobiernos para tolerar que los ciudadanos se enfurezcan y estallen en su contra, el cómo tratar las protestas de esta magnitud, sin caer en auto legitimar las consignas de la población, es la base de un gobierno activo y sensible.
Resultó poco desentonado buscar el lado político de la manera en que lo intento el Gobernador Enrique Alfaro Ramírez, al acusar de una desestabilización política en el Estado, directamente del Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, en realidad es una falta de respeto que en un entorno tan delicado como el abuso de poder derivado en una muerte, exista el motivo para buscar la confrontación política, mientras la sociedad está realmente harta, no cabía el golpeteo político buscando a la víctima y el victimario, en realidad al ciudadano ya no le importa quién contra quién, no es significativo un factor desestabilizador partidista, si no se sabe neutralizar, sin aspavientos en caso de existir y no ser solo una forma de distraer la atención, lo fundamental era que se atendiera al problema y se mostrara el trabajo, el acompañamiento, la sensibilidad y el respeto a las voces que gritan “Giovanni no murió, lo mató el Estado”.
Durante las protestas existieron provocadores y reventadores, cierto todos lo vimos, pasa en todas las marchas con este concepto de agitación y exigencia, el punto era no dejarles fácil el encargo, sin embargo el primer día hubo violaciones a los derechos humanos, detenciones violentas y reacción innecesaria de las fuerzas policiales, después una muy equivocada estrategia, incluso riesgosa en la marcha de la calle 14 que despeña indiscutiblemente en desaparición forzada, amenazas y exceso de violencia, en esta situación se debe tener responsabilidad de la Fiscalía del Estado y tienen que caer cabezas, es un mal trabajo, golpear, amedrentar y levantar jóvenes por horas, para tirarlos en la periferia de la ciudad, ya que resulta inadmisible, arbitrario y abusivo que más de 50 jóvenes hubieran sido levantados de esa manera para dejarles claro que no tolerarían más marchas, el riesgo de repetir lo de Giovanni era enorme y la falta de conciencia del gobierno del por qué eran las marchas y para qué es absurda.
En conclusión, la vida de cualquier ser humano cuenta e importa, sobre eso no existe justificación alguna y menos aún si es la autoridad ya que es quien tiene en sus manos nuestra seguridad, la gobernabilidad de la entidad y la responsabilidad de un verdadero estado de legalidad; no existe manera de evadir ni esconder la responsabilidad de los actos de quienes gobiernan, tampoco forma alguna de coartar la expresión de nuestros jóvenes, es el manejo de las marchas las reacciones y las estrategias correctas las que deben prevalecer, infiltraciones siempre habrá, pero que nuestra propia fiscalía levante jóvenes es intolerable es un abuso de autoridad y es un mensaje violento del gobierno a la sociedad.
