OPINIÓN
La diplomacia se impone en Washington: El discurso conciliador de AMLO
																								
												
												
											Comuna México, por Benjamín Mora //
La decepción fue grande para quienes no entienden de cortesía y diplomacia entre gobiernos y naciones, y esperaban una cena de caníbales en el encuentro de Andrés Manuel López Obrador y Donald Trump en la Casa Blanca; por fortuna, la forma y el fondo de la alta política prevalecieron y los duelos de sangre no se dieron.
No sé de qué hablaron López Obrador y Trump en los minutos en que estuvieron a solas; mi curiosidad es siempre discreta. Lo importante, en todo caso, es entre leer lo que Trump y López Obrador nos dijeron en su declaración conjunta, por una parte, y por la otra, desencriptar las muy cuidadas y selectas invitaciones a la cena en la Casa Blanca: Empresarios del más alto poder de México y Estados Unidos.
Trump se cuidó de no ofender a los latinos ante las elecciones presidenciales que podrían reelegirlo o castigarlo, mostrándole la puerta de la Casa Blanca. López Obrador hizo un recuento del valor de nuestra diáspora con más de 38 millones de hermanos allende del Bravo.
Pero, sobre todo, recapacitó sus posturas económicas desde las bondades del neoliberalismo, contenidas en el T-MEC, para rescatar los empleos perdidos en 2019, por sus torpezas, y en 2020 por ellas mismas y el Covid-19, y reactivar a la economía nacional. Es de destacar que no lo acompañaron quienes se identifican con Maduro y otros líderes de izquierda, y menos quienes, desde el Partido del Trabajo, admiran y siguen a Kim Jong-un, el dictador y criminal de Corea del Norte. Lo acompañaron la flor y nata de la cultura empresarial del esfuerzo. A ellos habló López Obrador desde el jardín de las rosas en la Casa Blanca, con respeto y dignidad.
Cuatro grandes hombres de ambas historias fueron recordados: Benito Juárez, Abraham Lincoln, Lázaro Cárdenas y Franklin D. Roosevelt que, sin duda, dieron dimensión al encuentro y luz sobre lo que podría ser la razón profunda e inconsciente del encuentro de López Obrador y Trump.
Quien ignora la historia, inevitablemente repite sus atrocidades.
Me llamó la atención que Lincoln fuese mencionado por López Obrador por su amistad con Juárez, pero AMLO no nos recordará su postura ante la invasión norteamericana a México en que nos fue “robado” más de la mitad de nuestro territorio. Lincoln, siendo congresista por Illinois, acusó a la Cámara de Representantes y al presidente James Polk de invadir México sin provocaciones; era 1847.
En aquel momento de vergüenza norteamericana y traiciones mexicanas, Polk y la mayoría en el Congreso norteamericano mintieron al acusar a México de derramar sangre americana en territorio americano, siendo que las muertes habían acaecido en territorio mexicano y que Estados Unidos había sido el agresor, como expuso Lincoln. Tras tan valiente defensa de la dignidad de México, Lincoln perdió popularidad y fue llamado spotty Lincoln. El general Ulysses S. Grant, quien participó en la invasión, declaró que fue la guerra más injusta jamás librada. Valdrá revisar la conspiración rastrera y traicionera que hubo de los altos jerarcas de la iglesia, generales, expresidentes de la República, gobernadores, diputados, senadores y empresarios de México; para ello recomiendo leer a Francisco Martín Moreno y su México Mutilado.
Konrad Adenauer alguna vez dijo: “La historia es la suma total de las cosas que se podrían haber evitado”. Polk pudo evitar la guerra en contra de México, pero no lo hizo; en cambio sí quiso quedarse con parte de nuestro territorio cual vil pirata y nos invadió. Mintió y nos invadió. En 2015, Donald Trump, como candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano, mintió al acusarnos de enviar “drogas” y “violadores” a través de la frontera. Mintiendo, quiso ganar y ganó desde el engaño a un pueblo ávido de creer posible su renacimiento como nación desde un grito dolido: “Make America Great Again”, con las mismas argucias con que Hitler se hizo de Alemania que vivía el resentimiento de la clase media alta por la derrota en la Primera Guerra Mundial, el aumento de la violencia callejera y la depresión económica que tenía a cinco millones de alemanes sin empleo.
Quienes critican el discurso conciliador de López Obrador han de ser de esos salvajes que son invitados a la casa de alguien y aprovechan para insultar al anfitrión. De caer López Obrador en el insulto fácil, común en él, nos hubiera denigrado como nación y pueblo ante el mundo.
No puedo dejar de pensar en Tomas Transtromer quien dijera “Lo salvaje no tiene palabras”, que yo complementaria al señalar que los salvajes son siempre incultos. López Obrador fue impreciso al mencionar que Lincoln pertenecía al Partido Republicano cuando lo era del Partido Whig, y esto no lo advirtieron los salvajes por ignorantes.
Desde la Psicología se sabe que el comportamiento violento puede resultar de una mente distorsionada e irracional, que siente y ve las cosas de manera diferente a la de los demás. En esta historia hay mucha violencia reprimida, expuesta, añorada y deseada.
Probablemente, a invitación del Donald Trump, López Obrador fue a Washington a poner en orden su ideología y acciones de gobierno.
En los días posteriores a la expropiación petrolera (1938) decretada por Cárdenas, Roosevelt llegó a expresar su temor porque México se convirtiera en el camino para agredir a Estados Unidos si se le hostigaba por las medidas nacionalistas del 18 de marzo de aquel año. Roosevelt supo evaluar con gran sabiduría y diplomacia los hechos y decidió cuidar los intereses nacionales de su país y la seguridad hemisférica sobre los particulares de las empresas petroleras norteamericanas afectadas; hoy se repite la misma historia con Constellation Brands en Mexicali; los costos, daños y prejuicios por la cancelación de la obra los pagará México y, de hoy en adelante, es de esperar que no habrá más caprichos de izquierda que afecten a las empresas norteamericanos en México. Constellation Brands podrá postergar su inversión para mejores momentos futuros, cuando el Covid-19 haya sido superado, pero hoy ganará sin trabajar.
Paul Gaugin dijo: “Soy un salvaje. Y las personas civilizadas sospechan esto”. También sospechamos de López Obrador y Trump, pero eso es una historia para un mejor momento.
E-mail: benja_mora@yahoo.com
