OPINIÓN
Las uvas de la discordia en el alfarismo: En 2021 el paradigma cambia
Opinión, por Jorge Zul de la Cueva //
El sistema político estatal ha colapsado, está agónico y con respiración artificial. Va a tener que reinventarse porque las reglas con las que quisieron jugar ya no son sostenibles y una enorme crisis de credibilidad está haciendo temblar las estructuras de poder rumbo a 2021. No puede ser todo un mismo trato de corruptos repartiéndose posiciones con todo lo que no sea ellos rechazado y afuera, eso es insostenible.
Si el grupo político de Enrique Alfaro es un puñado de personas al centro de las cuales no está el bien común sino Enrique Alfaro (como afirmó Alberto Uribe en Los Sótanos del Poder), entonces a Jalisco lo gobierna una mesa de cuando mucho cinco jefes que desconfían cada vez más los unos de los otros y todo esto rodeado por la más mórbida, incapacitante y entorpecedora burocracia de alianzas tejidas y acuerdos con grupos y más grupos antagónicos que se estiraron y tuvieron que echar mano de hasta su más incompetente incondicional para llenar las sillas y las posiciones de poder que les correspondían.
Casi no hay actores capaces bajo el puñado de líderes. Como la Rusia de Stalin, después de las purgas, no tiene generales curtidos para enfrentar la guerra, sino productos maquillados que además están divididos entre ellos por profundos recelos.
No tienen un proyecto conjunto más allá de la correlación de utilidad que los unió en torno a un jefe político cada vez más más aislado en sí mismo con una ruta hacia la presidencia cantada antes de tiempo y por ende cada vez más pantanosa y llena de enemigos.
En la medida que el poder del jefe reduce su fulgor, también como consecuencia lógica, se afloja el pegamento de las alianzas. El Gobierno de Jalisco es un barco lleno de aviadores inconfiables y eso explica al líder malhumorado, que sabe que las uvas de la discordia irán alimentando rencores personales al interior de un castillo donde la hoguera de las vanidades y las aspiraciones políticas hará arder el fuego de las traiciones en una pira cada vez más incontrolable rumbo a 2021. Los que no logren cumplir con sus aspiraciones buscarán venganza.
El PAN, el PRD, El PRI, son actores testimoniales que queman los muebles de la sala para dar último calor a la mortecina hoguera de su colapso. No conectan con nadie, ni con la realidad y es porque sus actores no tienen relación con la sociedad, si les venden un kilo de tortillas en 500 pesos les parece que eso cuesta. Viven en una burbuja cupular y lanzan al aire arengas que se pierden y se hunden en el cieno de su propia intrascendencia.
En el caso del PRI las ansias de irrelevancia son tales que han arrinconado hasta hacer insostenible la posición de sus dos únicos actores relevantes: Mariana Fernandez y Miguel Castro. Ellos no pueden quedarse en el partidazo sin ser sepultados por su irrelevancia. Y del PAN, ¿Quién de trascendencia queda para irse? La cúpula de Jalisco es una fiesta de pocos amigos en la que no cabe nade de afuera y lo que es peor a nadie de afuera le interesa entrar.
Morena, que debería ser un espacio de la más abierta participación ciudadana también se pierde en las complejidades de la lucha por la dirigencia y a pesar de tratarse de “una poderosísima fuerza electoral”, (como la llamó en entrevista para Los Sótanos del Poder el joven Alejandro Puerto, que ha levantado la mano poniendo sus miras Zapopan), enfrenta enormes dificultades para pasar de movimiento social a partido institucional y el tiempo juega en contra. Morena puede dar cabida en los espacios de participación a actores como Alejandro Puerto, Candelaria Ochoa, Rodrigo Cornejo y en general gente que sabe qué pasa en la calle, gente real y de carne y hueso, gente con raíz en la sociedad y así conservar su parte más valiosa: la de representar realmente a un movimiento social. También, naturalmente, deberá dar espacio a líderes y operadores políticos capaces para ser eficiente, pero si ganan aquellos que no representan más que sus intereses personales, Morena se convertirá rápidamente en uno más de los monstruos irrelevantes que viven del erario. Ganará posiciones para grupos y a cambio perderá todo.
A los políticos profesionales les llega una encrucijada terrible. Sus métodos ya se agotaron e ir a las colonias con carpas llenas de dentistas y peluqueros no va a ser visto como una benevolencia sino como un chantaje.
Las rifas, las sonrisas blancas, los postureos huecos en torno a la emergencia del momento, twitteo de apoyo y abrazos a Myanmar, Salvemos a los Ajolotes, no uses popotes… Todas esas tonterías no van a ajustar para nada. Las causas de postureo de los actores vanos y huecos no van a emocionar a nadie y por eso están temblando. No saben qué hacer porque todo lo quieren hacer desde adentro de un sistema vacuo, hueco, corrupto y diseñado para robar groseramente a las personas. Lo que hay que hacer es enfrentar ese sistema y eso no se puede desde el privilegio que emana del mismo. No pueden dar el salto y están aterrados. Mueren de ganas de conservar el privilegio y no han entendido que el privilegio es justo lo que hay que reventar.
En ese sentido lo único interesante de esta elección estará en los márgenes, en lo que puede ser Morena si pone su mirada en lo pequeño, en lo honesto o en lo que puede ser Futuro que acaba de obtener a regañadientes su registro, a mi gusto gracias a la presión ejercida en las redes sociales.
En mi opinión esta elección se trata de poner los márgenes al centro, lo digo con todo respeto.
