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OPINIÓN

Ausencia del debate de las ideas: De la glosa, a la mofa

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Opinión, por Armando Morquecho Camacho //

La palabra mayéutica proviene del griego maieutiké, y según los diccionarios esta significa matrona, partera o comadrona, es decir, es la técnica para asistir en los partos, sin embargo, este término adquirió su relevancia debido a la mayéutica socrática, la cual, es una de las dos fases de un muy  famoso método filosófico para llegar a la verdad, conocido como ‘método socrático’.

El también conocido como debate socrático, es un método de dialéctica o demostración lógica para la búsqueda de nuevas ideas, conceptos y verdades a través de una serie de interrogantes que buscan desencadenar un cierto nivel de iluminación en los individuos haciendo uso de la ironía y de la famosa mayéutica. 

Por su parte, la ironía, sirve para dar a conocer al interlocutor su ignorancia sobre ciertos temas, para así despertar en él la curiosidad que lo encaminará a la búsqueda de la verdad, mientras que la mayéutica, en este caso la mayéutica socrática, tal y como la palabra lo indica, pretende ayudar a las personas a dar a luz al conocimiento verdadero a través de preguntas que obligarán al interlocutor a darse cuenta de sus propios errores y encontrar su propia secuencia de preguntas (de preferencia lógicas) para así llegar a una verdad irrefutable.

Me queda claro que si hoy en día existe un espacio dentro de la sociedad en el que es necesario y trascendental aplicar la mayéutica socrática, es en la política o en su defecto, en los espacios públicos, ya que través de ellos se trabaja para construir políticas públicas y diseñar estrategias encaminadas a mejorar, en muchos sentidos, la vida de los ciudadanos, por eso, cuestionar no solamente tiene que ser un ejercicio de linchamiento mediático para señalar y satanizar errores, al contrario, los cuestionamientos deben formar parte de un proceso de demostración lógica y racional que ayude a los políticos y demás servidores públicos, a corregir el camino y a tomar consciencia profunda del impacto que puede tener en la sociedad lo que hagan o bien, lo que dejen de hacer.

Por ello, quien vea en eventos como la Glosa del Segundo Informe del Gobierno del Estado, un espacio para atacar y exhibir mediaticamente y no una oportunidad, para cuestionar y mejorar a través de razonamientos lógicos las estrategias diseñadas para solucionar los problemas de nuestro Estado, está muy equivocado, y probablemente, no ha terminado de entender que en la política no hay espacio para los odios irracionales pero sí para los puntos de acuerdo, el dialogo, el debate y la construcción.

Sin embargo, como bien dicen, los excesos nunca son buenos, y así como podemos criticar a quienes ven en estos eventos oportunidades para la confrontación y la humillación mediatica, también podemos y debemos criticar a aquellos que no les dan la importancia a estos diálogos que van más allá de una simple presentación en Power Point.

Digo lo anterior, porque a través de redes sociales, se difundió una triste imagen en la que se podía observar que el patio en el que se llevaría a cabo el ya mencionado evento, se encontraba casi vacío, y ciertamente, llama la atención que una gran parte de los legisladores decidieran quedarse fuera de este ejercicio de reflexión y de cuestionamientos, ya que es el Congreso del Estado en su totalidad y no solo a través de la oposición, quien tiene la obligación y el compromiso de ser un contrapeso de las decisiones del Poder Ejecutivo Estatal; el contrapeso no es un asunto de partidos, es de poderes y en nuestro país hay tres, y el Congreso, sin importar el partido en turno, es uno de ellos.

Por ello, resulta preocupante que desde hace ya unos años, tanto a nivel local, como a nivel federal, da la impresión que la división de poderes es solamente una teoría anecdótica de la Revolución Francesa que carece de sentido o aplicación en la época moderna.

A este Gobierno le quedan aun algunos años y probablemente podamos hacer una lista de cosas que ha hecho bien, lo cual, sería un ejercicio sano. Pero tampoco podemos dejar pasar por alto la realidad de Jalisco, y es que cada día podemos notar con preocupación como la inseguridad se incrementa rebasando por completo la capacidad de reacción de nuestras autoridades, esto solo para mencionar un punto, ya que el número de problemas de nuestro Estado es enorme.

Hoy más que nunca, cuestionar el rumbo de nuestro Estado y de nuestro país a través de los espacios públicos que le dan vida a los asuntos políticos locales y nacionales, es fundamental para construir las bases de un mejor mañana.

Lo dije la semana pasada y lo repito, los retos políticos que enfrentamos de cara al próximo proceso electoral son muy grandes y para construir mejores proyectos politicos habrá que partir de la autocrítica y la reflexión para poder estar a la altura de una serie de problemáticas que parece que nos están rebasando.

Tengamos presente que la ciudadanía ya no quiere saber el por qué de su situación ni mucho menos quieren escuchar quién es el culpable de sus problemas, lo que quieren son soluciones, lo que buscan es una generación de políticos que sepa plantear el cómo y el cuándo, pero plantear esto, se necesita introspección y se necesita la mayéutica socrática.

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