OPINIÓN
El síndrome del tope: Realidades innegables y torpezas evidentes
Comuna México, por Benjamín Mora Gómez //
En México, nuestros gobernantes sufren del “síndrome del tope”. Me explico: Cuando la autoridad vial no sabe cómo hacer para que los ciudadanos moderen la velocidad con que transitan por ciertas calles de la ciudad, mandan poner un tope que luego no balizan, provocando choques por alcance y daño en la suspensión de los autos y, en el peor de los casos, desprendimiento de la retina de conductores y pasajeros. Así son la mayoría de nuestros gobernantes: Torpes para prever las consecuencias de sus decisiones.
Casi todo es ocurrencia esperando que ocurra lo que solo es posible en su imaginación desbordada. El síndrome del tope redunda en torpeza. Todos y todas insistimos en buscar pruebas que confirmen nuestros pareceres –Tendencia a la Autoconfirmación- y casi nunca atendemos a aquello que las refutan; por ello, los gobernantes, peligrosamente, se rodean de quienes les creen sus bulos infundados y viscerales.
Nico Fridja, psicólogo, nos habla de la Ley de la realidad aparente, por la cual nos volvemos proclives al error. En asuntos de gobierno, muchas veces se esconde ignorancia e irreflexión. Durante la semana pasada, el gobernador Enrique Alfaro dio paso a una petición para reformar el Reglamento del Registro Civil en Jalisco y facilitar el cambio legal del sexo registrado de las personas trans… con el cambio de nombre, evidentemente. La aparente simplicidad de esta decisión de Alfaro es más compleja y peligrosa que su lucha por un nuevo Federalismo Fiscal, al no haber ninguna legislación que dé orden al cambio legal de sexo.
Para dar un ejemplo. Enrique Alfaro no se detuvo a meditar sobre las razones que dieron origen a la Convención de los Derechos del Niño, convocada por Naciones Unidas y cuyo documento final fue ratificado por México, en su artículo 3 señala que los gobiernos deben garantizar el respeto y protección a la integridad física, psicológica, moral y espiritual de esos niños y niñas. Pregunto pues, qué pasaría con un niño o niña, al que se cambia su identidad física (sexo) y nombre, sustraído de su familia para llevarlo fuera del país o, simplemente, venderlo en México. Sin duda, de manera muy irresponsable, Alfaro descuida al interés superior del niño y la niña, y violenta el espíritu del artículo 8 de dicha Convención pues no mira por el derecho del niño y la niña a preservar su identidad, incluidos (…) su nombre y sus relaciones familiares.
También pregunto: ¿Qué consecuencias legales traerá para quien cambie de sexo y nombre y tenga asuntos pendientes penales, bancarios, familiares y otros? ¿Qué consecuencias legales traerá para quienes exigen justicia ante un criminal o deudor?
¿Qué pasaría si alguien NO TRANS decide cambiar su identidad para no ser localizado o localizada y cumplir esos asuntos pendientes, digamos de asesinato o narcotráfico? ¿Cómo se cumplirán las solicitudes de extradición por otra nación si la persona cambió de sexo y nombre? ¿Quién solicita el cambio de sexo y nombre en su acta de nacimiento, acaso, debe probar que el cambio quirúrgico de sexo se realizó o bastará con el dicho de la o el interesado?
Según vi en una fotografía difundida en internet, en Lagos de Moreno ya se entregó una primera acta de nacimiento modificada y fue de inmediato. Con la puerta que Alfaro abrió a la impunidad, desde Jalisco y para todo México, se podrá traspasar la ley sin que la autoridad -siempre incapaz- la detenga. La decisión de Alfaro me parece peligrosa en un gobierno de pocas luces policiales y de pobre entendimiento judicial, frente a una delincuencia que crece, crece y crece cada día.
En asuntos de gobierno no basta con poner en marcha la imaginación ni en querer complacer a unos… enojando a otros; el sentido común se impone y el conocimiento reflexivo obliga a partir del uso del método hipotético-deductivo, la fidelidad a los hechos y al razonamiento neutral. No se puede ser tan irresponsable. «Sólo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y del universo no estoy seguro», afirmó Albert Einstein. Lo creo.
Antes de dejarse llevar por estas ocurrencias, el gobernador Enrique Alfaro debería resolver otros pendientes en el Registro Civil como de nombres mal asentados en las actas de nacimiento del titular y de sus padres, sin tanta complejidad burocrática. No hace mucho, supe del caso de una mujer que sufrió semanas de trámites para que su nombre María, registrado como Mª en su acta original, quedará como Ma. como hoy se ordena, cuando todos sabemos que Mª y Ma. son María abreviado.
Julia Navarro escribe en su libro Dime quién soy: “Es peligroso engañarse a uno mismo. Eso lo dejamos para los políticos”. Sin duda, le doy la razón. La torpeza mental en los políticos a todos nos daña. Esta decisión del gobernador Enrique Alfaro debió merecer mayor atención de los demás partidos políticos y de sus legisladores, claro, si no temieran a los grupos beneficiados.
Hay un libro de Alicia Giménez Bartlett cuyo título es más que fascinante: Donde nadie te encuentre. En él podemos leer “De todas las estupideces que un hombre puede cometer, engañarse a sí mismo es la peor”. Creo que, en Jalisco, la oposición no solo se engaña, sino que espera que los ciudadanos les perdonemos los engaños y cobardías que les inmovilizan y hace serviles.
Es increíble que, a pocos meses del proceso electoral de 2021, nuestros diputados y diputadas locales, no actúen en favor de nuestras familias, nuestros hijos, nuestra tranquilidad y el orden social y legal. Es increíble, pues seguramente buscarán reelegirse. Yo no votaré por quien deja pasar algo así de grave porque, simplemente, no merece mi confianza.
Sus hechos son nuestra propia desesperanza en acción. Son culpables de la decadencia legal que posibilita la decadencia social. Su autoengaño no debe permanecer por otros tres años en el Congreso de Jalisco. Recibieron un mandato que no pueden cumplir: Hacer mejores leyes y dar orden a las ya existentes. Es hora de dejar sus lugares a gente con mejor entendimiento, mayor valentía y verdadero compromiso.
