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OPINIÓN

Dióxido de cacahuate

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Con todo respeto, por Jorge Zul de la Cueva //

El 20 de marzo de 2020 Enrique Alfaro, basado en un modelo predictivo de la Universidad de Guadalajara, hizo un llamado a quedarse en casa por cinco días. Dijo que a diferencia de países como Italia o España y Estados Unidos, Jalisco tomó medidas anticipadas como la suspensión adelantada de clases, la suspensión preventiva de eventos masivos de carácter social, cultural y deportivo; los filtros sanitarios en aeropuertos, puertos y centrales camioneras; el cierre de bares, cantinas y salones de fiesta. En ese entonces el aplauso nacional y la aprobación estaban con él.

La apuesta era cerrar todo y hacer contraste con AMLO.  Comunicó a quien quiso escuchar que mientras el Gobierno Federal no contaba con un plan de contención económica por la pandemia de coronavirus, el Gobierno de Jalisco sí haría una inyección de mil millones de pesos en créditos para frenar la pérdida de empleos en los sectores de servicios, industria y transporte. Los recursos comenzarían a suministrarse a partir del 30 de marzo de 2020 y se distribuirían tanto a pequeñas empresas como a personas que trabajan en el sector informal o en autoempleo. Ya no se han comunicado resultados de eso, ya no se ha sabido mucho. 

Poco más de un mes después, el 23 de abril de 2020 el Gobernador de Jalisco conmovido y consternado por 19 contagios y 4 decesos afirmaba: «Ni madres que nos vamos a rendir. Ni madres que vamos a aflojar el paso. Es por ellos, por nuestros hijos, por nuestros padres, por los que amamos. Es por los que hoy se fueron y por los que se irán en los próximos días. Es por los que están sufriendo y por los que los están cuidándonos. Es por la gente consciente que cumple con su responsabilidad y también por los pendejos que siguen sin entender». 

En ese entonces 19 contagios y 4 decesos ameritan incluso la imploración divina.

El martes dos de junio de 2020, Con 322 nuevos infectados y 16 muertos, de nuevo el Gobernador Enrique Alfaro Ramírez explicó que era un momento sumamente delicado pero esta vez no se concentró en las acciones tanto como en ajustar un tema de responsabilidades. “Estos contagios no se generaron ayer, generalmente 15 días, cuando aflojamos las medidas, cuando creemos que podemos salir a la calle como si nada. Necesitamos que la gente haga su parte, el gobierno está trabajando todos los días, pero desafortunadamente nuestra sociedad jalisciense sí aflojó las medidas”, señaló.

Ya no quiero hacer un recuento de los ruinosos bandazos que se han dado desde entonces con su botonazo, siempre no botonazo, otra vez botonazo o de como temas que eran torales como La Revisión del Pacto Fiscal dejaron de serlo rápidamente. 

Quiero decir que alguien llamado Gobierno de Jalisco también aflojó y pasó de pedir que se cerraran los aeropuertos a permitir que se abriera Expo Guadalajara para cinco mil asistentes en un momento mucho más delicado.

El 21 de enero el Gobernador twitteaba que “Estamos en alerta máxima por el #COVID19, son los días más críticos desde que inició la pandemia y tenemos que estar bien informados”.  Aún así, no fue necesario clausurar la Expo aunque la semana cerró con más de 750 defunciones y nadie nos ha podido explicar por qué se tomaron medidas severas con cero defunciones y con 750 se abre un recinto ferial. ¿Ya no importan o nunca importaron los números? ¿En qué se basan para tomar decisiones con parámetros tan opuestos?  

En un escenario con 200  decesos se activó el botón de pánico, la FIL fue virtual. ¿Por qué ahora las medidas son mas laxas si la situación es más grave?  

¿Por qué un escenario es suficiente para dejar a la sociedad sin transporte público desde las 7 de la tarde causando aglomeraciones, pero un escenario con más del triple de decesos no amerita cerrar ni un bar? No se entiende.

Otra medida incomprensible es que mientras los bares están abiertos, las bancas de los camellones están clausuradas al igual que los museos, los gimnasios, los teatros y los centros culturales. 

¿Qué medidas están tomando ciertos bares con licencia de restaurante y la Expo que pueden abrir en el peor momento mientras todo lo demás cierra? ¿Será que la mesa de salud acaba de inventar el dióxido de cacahuate? 

Las medidas que tomó la Expo podrían ser socializadas para que todo mundo las tomara y pudiera abrir con los más estrictos controles suponiendo que sean confiables y funcionen, con lo que llego a mi pregunta final:

 Si funcionan las medidas para abrir bares y recintos feriales ¿Por qué no se generalizan? y si no funcionan ¿Por qué se permiten?

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