OPINIÓN
Ahora la masacre fue en Jauja, Tonalá
Con todo respeto, por Zul de la Cueva //
El sábado 27 de febrero en la colonia Jauja de Tonalá, que es un municipio conurbado de la capital jalisciense, es decir en la segunda ciudad más grande del país, a eso de las seis y media de la tarde, con luz de día, en el que vecinos declararon “creímos que eran niños tronando cohetes” de lo mucho que duraron sonando los disparos.
Un tiroteo que dejó a diez hombres y un niño sin vida. A diez albañiles, esperando su raya. Al interior otro menor y una mujer heridos. ¿Qué es esto? ¿Cómo llegamos aquí?
Llegamos en el marco de una desgastadísima relación con el Gobierno Federal. Recordemos que al inicio del sexenio se armaron unas mesas donde se coordinaría la estrategia de seguridad y en las que participaría el entonces Super Delegado Carlos Lomelí.
Nunca se coordinaron, Lomelí no duró mucho en la mesa y fue clara la intención de descarrilarlo y no es que el gobierno de Jalisco haya actuado de manera irracional al tratar de sacar a un contrincante electoral de la discusión; es que la estrategia de seguridad siempre estuvo manchada de tintes político-electorales desde el día uno y el gobierno de Jalisco decidió controlar esa narrativa y se apoderó de ella con el mismo Gobernador de vocero, ni más ni menos.
El gobierno de Jalisco sacó sin muchos sudores al Super Delegado de la discusión y prefirió ir solo. Con esto la vocería de seguridad correspondió a Alfaro. A la larga se vería que esto era un error estratégico.
En diciembre de 2018 Alfaro declaraba:
“Ya hay acuerdos con el Gobierno Federal, respecto a una estrategia de seguridad focalizada de acuerdo a las necesidades de Jalisco”, esto derivado de las reuniones con el entonces Secretario de Seguridad federal, Alfonso Durazo. Las cosas iban bien, Alfaro daba las noticias, Alfaro anunciaba cómo se relacionaba con el Gobierno Federal.
“Particularmente la definición del modelo metropolitano, llegamos a acuerdos puntuales (…) Y vamos a tener una serie de reuniones para hacer ajustes y establecer algunas particularidades de la estrategia local a diferencia del resto de los estados, Jalisco tiene que tener un abordaje especial”.
¿Y el abordaje especial? ¿Y la estrategia conjunta?
En Julio de 2020, con la visita de Amlo, Alfaro señalaría:
“Jalisco sin duda tiene una situación compleja en materia de seguridad y pueda sentirse respaldado por el Gobierno de la República”.
Se comenzó a construir una ruta de triunfalismo discursivo basado en cifras. Los delitos patrimoniales a la baja. Alegría, buenas noticias. Pero la percepción ciudadana es que la inseguridad está fuera de control.
Alfaro ha sido muy hábil siempre para ajustar el discurso de acuerdo a la necesidad electoral, la coyuntura o a la ruta de oportunidad que ve. Con esto logra relampagueantes momentos de atención nacional como cuando anunció lo de los cinco días o salió a luchar contra el desabasto de gasolina.
A veces le funciona el sentido del timing, a veces no tanto y en general lo que sucede es que enarbola banderas que se agotan, las suelta y toma nuevas banderas olvidando las anteriores.
Este fin de semana hay un giro en la estrategia que comenzó con el Gobernador distanciándose del discurso de seguridad. En un hilo de Twitter el domingo por la tarde buscó terminar de deslindarse de un tema que no le deja ya positivos:
(…) Pero esto no puede seguir así. La lucha contra el crimen organizado es responsabilidad del Gobierno Federal por disposición constitucional. Siempre he dado la cara para informar a los jaliscienses sobre los temas de seguridad. En dos años logramos reducir a la mitad los delitos de fuero estatal y seguiremos haciendo nuestra parte, pero, mientras sucedan este tipo de actos, pareciera que de nada sirve, que solo hay una cara responsable. Es tiempo de que el Gobierno federal y sus instituciones de seguridad también den la cara ante la difícil situación que vivimos en Jalisco como en el resto del país. Tenemos toda la voluntad de seguir sumando esfuerzos, pero cada nivel de Gobierno tiene que cumplir e informar lo que le toca. (…)
Y así regresamos al origen. No quisieron al vocero y se quedaron sin super delegado. Dinamitaron a la oposición olvidando la máxima de Reyes Heroles: “Lo que resiste apoya” y así hoy, sin interlocutores, buscan compartir los negativos de la inseguridad, pero no tienen resistencia en la cual apoyarse.
