OPINIÓN
Blockchain, futuro para la e-democracy
Opinión, por Javier X. Hurtado //
Resulta realmente interesante percatarse cómo día con día las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC’s) toman mayor importancia en cada vez más ámbitos de nuestra vida diaria. En este sentido, y haciendo un análisis inductivo y deductivo con el año electoral en el que estamos inmersos, una de las tecnologías que vislumbra un mayor futuro para una democracia participativa realmente electrónica, es sin duda la Blockchain -como lo mencionaba atinadamente Jorge Aristóteles Sandoval Díaz (qepd)-.
No podemos entender la BlockChain, sin antes tener conocimiento, a modo de prontuario, que ésta tecnología es subyacente a las tan mencionadas últimamente Criptomonedas o Bitcoins para dar total seguridad al sistema de flujo de efectivo electrónico descentralizado entre pares.
Por esto, es que es sumamente seguro el utilizarla; ya que, para poder alterar o hackear un registro o movimiento dentro de una cadena de bloques, se tendría que hacer en todos y cada uno de los equipos computacionales que participan en una determinada cadena –y para poder participar en una determinada cadena se debe de descargar previamente- en las que se tenga reconocimiento de ese movimiento en particular, lo cual resulta imposible ya que permite registrar una transacción, contrato o cualquier otro tipo de actividad electrónica de manera verificable, infalsificable y transparente, sin necesidad de que un tercero verifique su validez. Por ello, es plenamente segura.
Por lo que toca a la democracia electrónica podemos mencionar como preámbulo que ayuda a la construcción de sociedades más informadas y participativas; ya que es un concepto basado en el correcto uso y aprovechamiento de las TIC’s, teniendo como principal objetivo el mejorar el proceso democrático en la toma de decisiones. Si bien, dicho concepto en su fomento y desarrollo se encuentra aún en pañales en nuestro país, el término vislumbra un crecimiento exponencial en años venideros.
Dicho lo anterior, no podemos dejar de pensar en la urgente necesidad de modernizar nuestros sistemas democráticos de elección popular mediante la correcta promoción y definición de políticas públicas desarrolladas para tener una democracia electrónica e inteligente; que sea realmente de avanzada y acorde a la realidad pandémica en la que estamos inmersos, que no sea un parche más de corrección a lo mal planteado desde un inicio, como se hace después de cada proceso electoral con reformas a modo en la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales.
Una correcta e-democracy no significa la compra, configuración y puesta a punto de urnas electrónicas que aún representan la necesidad de asistir a un lugar físico para emitir un voto. Tampoco la dignifican aplicaciones mal hechas por la autoridad electoral para “facilitar” la captura de apoyo ciudadano en candidaturas independientes.
Democracia electrónica y participativa no es condicionar un voto con un pago de impuesto predial para emitir opinión de dónde gastar el presupuesto. No lo es el hacer livestramings, no lo son las páginas de internet ni redes sociales de partidos, políticos, gobiernos o gobernantes; ni mucho menos, un sitio web en dónde te registres para obtener una inoculación.
Lo correctamente deseable para una democracia electrónica y participativa, sin lugar a dudas nos lleva a pensar primeramente en los problemas técnicos y operativos del actual sistema democrático de elección de representantes; ya que, la accesibilidad, los altos costos operativos, los problemas tecnológicos de conexión que se dan en cada jornada electoral con el sistema del PREP y los inconvenientes sociales derivados por el SARS-CoV-2.
Después, nos llevaría a poner en la balanza las grandes oportunidades que representaría la explotación inteligente de la tecnología de las cadenas de bloques porque es rentable y eficiente, los registros se mantienen invariablemente, cuenta con seguridad, anonimato o identificación fidedigna; y, sobre todo, accesibilidad. Sería realmente posible un voto electrónico y secreto en elecciones y/o participación democrática y social fidedigna. Crecería exponencialmente el uso y aprovechamiento de los trámites gubernamentales en línea y nos olvidaríamos de tan precaria tecnología como lo es la firma electrónica del SAT.
Mientras tanto podemos decir: cuánta falta hace JASD para incentivar estas tecnologías que ya conocía y hacía énfasis para su uso y aprovechamiento.
