OPINIÓN
El abrazo de Las Corajes
Con todo respeto, por Jorge Zul de la Cueva //
Pero ¿Qué necesidad, para qué tanto problema?
No entiendo si es arrogancia, ineficiencia, magia negra o el sino de la izquierda mexicana pero la forma en la que Morena ha llevado la selección de candidaturas con rumbo al periodo electoral en Jalisco ha sido llevada con los ordenados procesos de una estampida en el Serengueti.
Siendo honestos esto no debería sorprender a nadie. Si es verdad que el comportamiento previo es un indicador de lo que vendrá o dicho de otro modo, que la historia se repite, basta ver como Morena Jalisco se ha comportado, como partido, en los últimos dos años para entender el proceso de selección interna como una consecuencia lógica.
Morena Jalisco bien a bien, ni dirigencia estatal ha podido tener. Hasta ahora todo ha sido un empantanamiento y un pleito entre corrientes internas que no permitió lograr ningún acuerdo. Cada quién cerrado en sus asuntos, ningún estadista capaz de entender que era necesario hacer la paz con los enemigos, ningún líder nacional con autoridad o interés suficiente para poner orden.
Al no haber partido la primera mitad del sexenio se perdió en nada. Morena no fue oposición en el Congreso, ni en los cabildos municipales. Las tribus se siguieron desgarrando en un conflicto estéril, no hubo al interior de Morena Jalisco una sola persona capaz de poner orden, de impulsar a la construcción de un proyecto y hacer entender a los históricos, a los de cepa pura, a los impuros y a los muchos que me faltaron, que era posible compartir una ruta, que había objetivos comunes. Las tribus tienen agravios entre ellas, pero no tienen metas que alcanzar de la mano. Hay más unidad incluso en los acuerdos bajo la mesa entre MC y el PRIAN, que entre Morena y Morena en Jalisco.
La semana pasada, mientras la encuesta para elegir candidatos estaba siendo levantada según las fuentes del partido, el dirigente nacional Mario Delgado desayunaba con dos de los candidatos a ser candidatos y con Yeidkol Polevsky. Con esto daba a entender, porqué en política forma es fondo, que la cosa estaba planchada y que el Senador José Narro no tenía en realidad función alguna más allá de entretener aspirantes. Que formas tan raras la verdad.
Hay quienes dicen que un desayuno es sólo un desayuno pero habría que ser muy inocente para creer que Mario Delgado no sabía la ámpula que iba a levantar. Sentarse con unos significa no haberse sentado con los otros así de fácil.
Por la tarde noche, se reunió a puerta cerrada con los que no salieron en las fotos del desayuno, a llegar a un supuesto acuerdo de unidad, como si la unidad pudiese descender como Quetzalcóatl, como si el malestar pudiese sanarse por decreto.
Ni siquiera entre los candidatos de lo que bien podría haber sido el desayuno de Acatempan, o bueno para ponernos tapatíos, “el abrazo de las corajes”, se puede vaticinar una paz duradera.
Morena va a las elecciones debilitada, enfrentada consigo y sin un proyecto de unidad. ¿Cuál es el proyecto? ¿A dónde va? ¿A ganar elecciones? ¿Cuáles?
Si no se logra acordar objetivos comunes al punto de que los grupos tengan interés legítimo en respetar los acuerdos, entonces quienes van a competir por municipios también competirán entre ellos y quienes no fueron elegidos o no lograron cristalizar sus aspiraciones se tomarán la foto y andarán ahí de brazos caídos.
Todo parece indicar que lo que llegará a la boleta no es un partido, sino un conjunto de proyectos independientes que buscarán, cada uno por su cuenta, sobresalir por encima de los demás. Entre quienes logren llegar a la boleta, lo que va a haber es el duro y despiadado proceso de selección interna para el 2024.
Quién sabe que esté más duro para quienes encabecen los proyectos morenistas en el área metropolitana, si las carpetotas que seguramente les tiene preparado MC o las patadas debajo de la mesa entre amigos.
Aún así la marca Morena es tan fuerte que es muy posible que aún a pesar de sí mismos varios candidatos lleguen a puestos de elección popular y entonces veremos si Morena logra consolidarse como partido en el estado o sí será como dijo hace ya tantos años Abraham Lincoln: “Una casa dividida contra sí misma no puede sostenerse”.
