NACIONALES
Hay políticos carroñeros ayer y hoy: AMLO y su cobardía mentirosa
																								
												
												
											Comuna México, por Benjamín Mora Gómez //
Es falso que tenga otros datos; la verdad es que, en su cobardía, se refugia de la realidad cierta y verdadera en sus mentiras…miente, miente, miente hasta que su realidad alterada contagia a otros tan fatuos como los fuegos de artificio que nos hacen soñar que cada año nuevo será mejor que el recién terminado, aquel en el que jamás tomamos las riendas de nuestras vidas.
Fue insistente por 18 años para llegar a ser el presidente de México, para que al serlo no supiera cómo serlo. Tras casi cuatro lustros tercos, es solo un ilustre terco que cada mañana miente, auto justificando sus incompetencias e ocurrencias cuasi oligofrénicas. Es como un mal empleado que solo checa su entrada al trabajo y su salida del mismo pero que en el inter nada hace para justificar su paga.
Cada día, el siñor presidente mueve las trabes de su gobierno, haciéndolo tambalear y poniendo todo al punto del colapso; él sí, como dijera la senadora de Morena, Margarita Valdez, lo hace con maña; él y los suyos son esa “gente perversa” que tambalea a su gobierno. Nadie conspira para derrocar al presidente, ni para llevar al fracaso a la 4T, ni para recuperar privilegios… no, los ninis están en el otro lado, en el lado del señor de Macuspana, del siñor de Macusmaña.
Él, simplemente, no ha sabido ser un buen presidente para México; es sí, un mal presidente y un peligro para México. Tan dolorosa verdad quedó de manifiesto tras el trágico accidente en el Metro de la Ciudad de México.
Desde la noche del accidente, su ausencia ante sus gobernados ha sido más que evidente, más que cobarde. No se ha dolido del sufrir de los deudos porque, en su irrealidad enferma, quizá crea que los muertos perdieron la vida para dañar su imagen y atentar en contra de su Cuarta Transformación. Que el accidente y sus muertos son parte de un rejuego electoral mafioso, que conspiraron en su contra y de su Transformación de Cuarta
Pide no hacer escarnio de la tragedia ni del dolor, pero la única tragedia y dolor que le importan son la que él mismo vive al caminar por los pasillos de Palacio Nacional y dormir en sus aposentos virreinales con los remordimientos que no puede ahuyentar de su alma.
Su gabinete más cercano hace agua y va a pique, se confronta y profundiza en su desorientación cada vez más evidente. Quienes creen en eso del ir hacia el Oriente, no merecen ser talladores de la piedra filosófica…y todo sucede mientras el siñor de Macusmaña se refugia en su mañaneras.
Es un presidente torpe diplomáticamente que no entiende del valor de la oportunidad. El día 7 de mayo, mismo en que hablaría con la vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris, de diversos temas de gran trascendencia, fustigó al gobierno norteamericano de financiar con unos 50 millones de pesos a la organización civil “Mexicanos Contra la Corrupción e Impunidad”, considerándola como un actor político. Para López Obrador, el apoyo otorgado por el gobierno de Joe Biden, a través de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, es intervencionista y promotor del golpismo. Difiero ampliamente.
Pregunto, en qué y por qué difieren AMLO y “Mexicanos Contra la Corrupción e Impunidad” si ambos tienen el mismo propósito: Ir en contra de la corrupción y la impunidad, uno combatiéndola desde el gobierno y el otro, denunciándola desde la sociedad civil organizada… acaso, respondo, porque para el presidente ni es corrupto ni hay impunidad cuando se trata de los corruptos e impunes de otros gobiernos, en el pasado, que se le suman a su proyecto. De lengua, dijera el refrán mexicano, me como un taco.
Mexicanos Contra la Corrupción e Impunidad debe ser muy incómodo para el presidente en estos tiempos electorales, pero, sobre todo, en estos días electorales en que sucedió lo del Metro de la Ciudad de México. Son Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaun y Mario Delgado quienes le importan, por ser de su círculo púrpura; no los muertos y sus familiares.
En el accidente del Metro de la Ciudad de México hay corrupción, negligencia y austeridades republicanas mal entendidas, aplicadas con torpeza y ordenadas desde la Oficina de la Presidencia y que la señora Sheinbaun acató sin cambiar ni una coma, como lo es en Morena cuando lo ordena el dueño de las jaurías caninas. Hasta hoy, se advierte que habrá impunidades que bajarán desde Palacio Nacional. Aquí, contrario a lo que presidente prometiera, sí hay “relaciones de complicidad, componendas, impunidad…” políticas y entre amigos y amiga. Aquí, como se dijera desde Coparmex, la austeridad sí mató.
Enrique Peña Nieto no actuó con inteligencia y puntualidad en varios casos como la matanza de los estudiantes normalistas en Iguala o la Casa Blanca, y ello le costó muy caro. Lo mismo sucederá a López Obrador de hoy en adelante con sus torpezas en el caso del Metro de la Ciudad de México; tan simple, AMLO no estuvo ni en el lugar ni con los dolientes cuando, como jefe del Estado Mexicano, debió hacerlo: Falló y deberá pagarlo; no se trata de sacar raja de la tragedia, como él lo dijera, si no una realidad de la real politik y la mayor equivocación social y humana de su gobierno.
Leo Zuckermann, en su columna Juegos de poder, nos recuerda que, al igual que ahora hay políticos carroñeros, según acusan los defensores de AMLO y su gobierno, en el pasado, el propio AMLO fue carroñero en los casos del accidente de la Guardería ABC de Hermosillo, durante el gobierno de Felipe Calderón, y en el socavón del libramiento de Cuernavaca en el de Enrique Peña. Así es la política, bien dice Leo Zuckermann, y el que se ríe se lleva, dijeran en mi pueblo.
Los dos morenistas más presidenciables, Claudia Sheinbaun y Marcelo Ebrard, también cayeron entre los vagones del Metro de la Ciudad de México. Para mí, están muertos políticamente, y como los muertos no hablan, ahora callan y se mueven como zombis, en un gobierno en iguales condiciones de muertos vivientes.
En Jalisco, los candidatos de Morena, bendecidos por Marcelo Ebrard ya perdieron a su padrino y con él, extraviaron sentido y rumbo a sus aspiraciones políticas. En Zapopan, quizá cayó uno de los alfiles de Ebrard que más presumía de ese vínculo de amistad y poder. Era bueno, pero se equivocó al cambiar de colores y lealtades. Ahora, como sucede en el póker, a pagar.
