MUNDO
Hay rebrote en países de Europa, Asia y América: Recuperación económica post-pandémica, las asimetrías sociales
																								
												
												
											Economía Global, por Alberto Gómez R. //
La recuperación de la crisis económica por la pandemia del Covid-19 es asimétrica; además de nuevas olas de contagios en algunos países –la tercera- el desarrollo y fortaleza de las estructuras económicas marcan la diferencia entre quienes están saliendo de la profunda recesión en la que cayeron en 2020 y el primer trimestre del 2021, y aquellos países que aún no han tocado fondo.
Las perspectivas económicas mundiales están rodeadas de gran incertidumbre, vinculada principalmente con la trayectoria de la pandemia. La contracción de la actividad ocurrida en 2020 no tiene precedentes históricos recientes en términos de su velocidad y sincronicidad. Pero podría haber sido mucho peor. Aunque es difícil hacer una determinación precisa, el personal técnico del Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que la contracción podría haber sido tres veces mayor de no haber sido por las extraordinarias políticas de apoyo que se desplegaron para conseguir el soporte económico para paliar los efectos financieros de la crisis, aunque ello significase nuevos endeudamientos con los corporativos globales financieristas, cediendo a las demandas de los dueños del dinero para condicionar recursos, gobiernos y reformas estructurales a favor de los prestamistas, todo en aras de mantener una velada y frágil paz social.
Queda mucho por hacer para derrotar la pandemia y evitar una divergencia del ingreso per cápita de las diferentes economías, así como aumentos persistentes de la desigualdad dentro de cada país.
Mejora de las perspectivas: Tras una contracción estimada de –3,3% en 2020, se proyecta que la economía mundial registrará un crecimiento de 6% en 2021, que se moderaría a 4,4% en 2022. La contracción de 2020 es 1,1 puntos porcentuales más pequeña que lo proyectado en la edición de octubre de 2020 de Perspectivas de la economía mundial (informe WEO); esa mejora refleja un nivel de crecimiento superior al previsto durante el segundo semestre del año en la mayoría de las regiones gracias al desconfinamiento y a la adaptación de las economías a nuevas formas de trabajar.(World Economic Outlook, IMF 2021).
Sin embargo, en países de América, Europa y Asia está habiendo nuevos brotes de contagios del coronavirus, lo que está obligando a sus gobiernos a nuevos cierres y llamar a nuevos confinamientos, incluso a cierre de fronteras, o a ser sumamente selectivos en la recepción de turismo o viajeros de negocios.
Desde hace unas semanas, España prorrogó hasta el próximo 31 de mayo la restricción temporal de viajes no imprescindibles desde trece países no pertenecientes a la Unión Europea (UE) ni asociados al espacio europeo Schengen, entre ellos Brasil, Colombia y Perú, por el impacto de la pandemia de coronavirus en sus territorios.
Brasil se ha convertido en el país con mayor número de contagios (16.5 millones) y mayor número de fallecimientos (más de 460 mil), sólo después de Estados Unidos con casi 660 mil.
Otros países también sufren gravemente los estragos de la pandemia, tanto en la salud de sus habitantes como en sus economías. La India, que durante 2020 prácticamente pasó desapercibida por el bajo número de contagios y fallecidos, ahora con la más reciente oleada del virus se ha convertido en el epicentro mundial de la pandemia, con 28 millones de contagios y más de 300 mil fallecimientos en un breve período de tiempo, debido a la agresividad y alta virulencia de esta nueva variante del coronavirus.
El crecimiento económico proyectado para 2021 tanto de la India como de algunos otros países es muy probable que tenga modificaciones ante rebrotes del virus, que obligarán a nuevos confinamientos y cierres de negocios no esenciales. Estos cierres tienen como consecuencia en este nuevo contexto no sólo la afectación económica, sino el gran malestar de la población, que se está manifestando en protestas sociales para exigir que no haya nuevos cierres y confinamientos que sigan minando aún más sus escasos recursos económicos; la debilidad de las economías luego del 2020 tiene en vilo la estabilidad política de una gran cantidad de países alrededor del mundo, tanto de los desarrollados como aquellos en vías de desarrollo.
Estas demandas y exigencias sociales pendientes por resolver vuelven a las calles en 2021, luego de que las protestas iniciadas en gran cantidad de países en 2019 –el año de las protestas sociales- se vieran interrumpidas por el conveniente confinamiento social por la pandemia del Covid-19, solo que ahora a estas se añade el factor de la crisis económica, pérdida de empleos, y hartazgo de la ciudadanía hacia sus gobiernos que han hecho poco o nada por solucionar los efectos de la fuerte recesión, que ha ampliado las desigualdades socio-económicas. Los únicos favorecidos ante la crisis económica global han sido las élites más ricas.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) informa que, en algunos países, la pandemia podría ocasionar una variación de más de 3 puntos porcentuales en el índice de Gini, que mide la desigualdad, en tanto que el número de personas que viven en la pobreza aumentará un 4,4% (28,7 millones más de personas) y se situará en el 34,7% de la población de la región (CEPAL, 2020). Esta situación obedece a diversos factores; entre ellos, a la pérdida generalizada de empleos mal remunerados y al hecho de que los trabajadores independientes del sector informal se han visto impedidos de realizar sus actividades económicas normales.
La persistencia de las condiciones estructurales que hacen de América Latina la región más desigual del mundo a menudo obedece a la capacidad de las élites de preservar las instituciones generadoras de desigualdad, aún durante los períodos democráticos caracterizados por grandes movilizaciones sociales (Rovira-Kaltwasser, 2018).
En el actual contexto mundial, recobra vigencia el antiguo concepto de “lucha de clases”, entendiéndolo como la lucha entre los explotadores y los explotados, la manifestación del carácter irreconciliable de los intereses de estas clases. La historia de todas las sociedades, con excepción de la del comunismo primitivo –cuando los clanes o tribus compartían entre todos los frutos de su trabajo colectivo-, es la historia de la lucha de clases. La lucha de clases es la fuerza motriz de la evolución histórica en la sociedad de clases.
Ante la pérdida de credibilidad y desconfianza en el modelo económico del capitalismo neoliberal, el resentimiento social se manifiesta en las calles y espacios públicos en la búsqueda común de soluciones contra la inequidad socio-económica. La actual lucha de clases es ahora entre los sectores mayoritarios que hoy son conscientes de sus frágiles condiciones de vida y las precursoras de estas, el modelo de producción imperante: el neofeudalismo esclavista.
