OPINIÓN
Ser dueña de mi destino: El empoderamiento de la mujer desde la educación liberadora
Educación, por Isabel Venegas //
Un hermoso día de lluvia es el escenario para escribir un artículo encaminado a introducir una serie de notas para las siguientes semanas: Se trata de un ejercicio que traerá a la mesa los casos de éxito de mujeres que se han ido abriendo camino en espacios mayoritariamente ocupados por los hombres; mujeres que han sabido destacar por su talento en la ciencia, en la tecnología o en la política, colaborando con la sociedad a través de la demostración de sus capacidades a los que las agendas de género se refieren en términos de justicia y por lo tanto, con la obligación de asegurar el acceso para todas.
La epistemología feminista, es decir, el acto de entender las formas del conocimiento desde posibilidades emancipadoras, reconoce a las mujeres como un colectivo reflexivo y analítico, que mantiene el interés de armonizar el diálogo interno y externo como la base de una sociedad que se piensa a sí misma a partir de la desigualdad en el sentido positivo, a la vez que restrictivo.
La desigualdad aporta, enriquece y se puede asumir como una perspectiva de diversidad, en donde la diferencia entre las capacidades y cualidades es la que permite a una comunidad tener un cuadro complejo con una composición de talentos y habilidades en los cuales caben tanto mujeres, como hombres, jóvenes como adultos mayores, personas con y sin discapacidad (del tipo que sea). La desigualdad también puede verse desde una concepción de demanda en la que se procura a la educación como una herramienta liberadora, opuesta a la formación en masa, repetitiva de los mismos procedimientos, controladora de las conductas y restrictiva del desarrollo de habilidades; de ahí que se vuelve necesario promover la subjetividad orientada a la innovación y creatividad.
Las mujeres en aras de seguir conquistando espacios y asumiendo el reto desde la acepción de “lucha”, viven para dentro del mismo movimiento un cisma que cuestiona si es justamente la confrontación la que las llevaría a donde quieren llegar, al tiempo que se cuestiona si el modo de enfrentar a los hombres como parte del patriarcado es la vía más eficiente. El status quo componente vinculado con el hecho de restringir el avance de las mujeres en la ciencia también incluye al mismo movimiento que busca repensar la ideología de género desde la reconciliación como forma en sí misma manumisora y de poderío.
Para muchas mujeres ahora el empoderamiento no se entiende como una lucha de poderes, no se trata de restar capacidades o valor a los hombres para poder ocupar espacios, así como tampoco se puede seguir romantizando la presencia de la mujer en la esfera pública de la política, la ciencia, la empresa o la tecnología, por cualidades mitificadas o fantasiosas.
Pensar en la mujer empoderada, es pensar a la mujer libre de tomar decisiones sobre su propia vida para ser empresaria o ama de casa, para salir al campo ejecutivo o a la labor altruista del servicio comunitario, para buscar respuestas desde la ciencia o entregarse al servicio religioso en alguna comunidad.
Una profunda reflexión se exige a las nuevas generaciones, quienes deben encontrar modos de vida más conciliatorios en los que la visualización y el reconocimiento de todo el trabajo logrado durante muchas décadas, no resta los compromisos con los objetivos faltantes: la brecha salarial, la violencia en todos los ámbitos, la falta de accesos a la educación de calidad, sin lo cual no se puede asumir la auto-reflexión que posibilita una toma de decisiones basadas en la conciencia y en la proyección de la realización personal.
Visibilizar los logros de mujeres que han desatacado en la esfera social, abre ventanas de oportunidad para la reflexión de las nuevas generaciones que habrán de librar batallas diferentes: la reactivación económica tras una pandemia que no acaba de terminar, que amenaza con la mutación de nuevas cepas y que afectó de forma determinante a los procesos de educación en todos los niveles. ¿Cómo habremos de recomponer los lazos afectivos en nuestros niños y niñas, de manera que puedan volver a compartir los espacios de manera sana? Graves afectaciones a su formación académica, pero también a su desarrollo intercultural y emocional se deberán atender de manera contundente y rápida para no perder lo ganado de las agendas de equidad y convivencia.
Los retos de nuestros días no son ni más graves, ni menos difíciles que los que les tocó vivir a las generaciones pasadas, son simplemente diferentes y ante eso debemos aprender de los procesos ya vividos, de las lecciones que nos comparten nuestros antepasados para reconocer que somos los mismos seres humanos en proceso de construcción y mejora. Recomponer las estrategias con las que se había venido ayudando a las mujeres en el espacio de realización laboral como por ejemplo, la organización de estancias infantiles y guarderías, apoyos para la profesionalización, y actualización en los sistemas de seguridad, son mecanismos básicos que se deben asegurar en todo el territorio nacional.
El empoderamiento de la mujer significa asumirse dueña de su destino siendo consciente de la necesidad de transformar la propia realidad a partir de sus recursos y posibilidades, es decir, la lucha entonces está consigo misma y una vez teniendo esa reflexión, se podrá revisar el conflicto entre quien se encuentra enfrente o a un lado. Esto ya no se puede seguir leyendo solamente como la oposición de géneros, o como el posicionamiento de unas cuantas mujeres en lugares icónicos de la sociedad. Se trata más bien de hacernos cargo de nuestra historia, de tomar decisiones y actuar en consecuencia como individuos, al mismo tiempo que -como sociedad- las políticas públicas deben trabajar en promover la aplicación de herramientas sociales como la educación en todos los niveles, la elaboración de protocolos para la industria y las empresas, así como la evaluación de los comportamientos en la agenda pública.
Una mujer empoderada debe ser sinónimo de realización y plenitud, de virtudes que apuntan a la felicidad por saberse en el camino del éxito personal, de la superación de sus propios retos y demandas. Busquemos esas historias, escuchemos la narrativa de quienes han ido tras sus sueños y logrado el anhelo de saber que los talentos que le fueron concedidos, se aprovecharon en bien de ellas y de los que las rodean.
Mat. y M. en C. Isabel Alejandra María Venegas Salazar
E-mail: isa_venegas@hotmail.com

