OPINIÓN
Promoción magisterial en decadencia
																								
												
												
											Metástasis, por Flavio Mendoza //
El magisterio cada vez enfrenta condiciones más adversas para poder tener mejores condiciones laborales, entre un sin número de situaciones burocráticas, limitación de presupuesto, cambios administrativos que afectan retroactivamente al personal, entre otras barreras que impiden la mejora del propio Sistema Educativo.
Después de la cancelación y posterior abrogación de la denominada “mal llamada Reforma Educativa” y la sustitución por una nueva ley que retoma casi el 90% de la misma, incluso en algunos aspectos con peores condiciones a los procesos magisteriales, los maestros de México apenas entienden nuevamente como funciona este nuevo sistema que regula aspectos administrativos, pero han enfrentado diversas dificultades que además de molestia han generado un ambiente que desincentiva la mejora profesional del magisterio, lo que es un error en la política pública educativa para el país y un alto riesgo que puede agudizar más las crisis en materia educativa.
Dentro de los procesos de admisión, la prioridad a los egresados de las normales públicas deja prácticamente sin oportunidad a quienes son egresados de universidades privadas u otras instituciones de educación superior formadora de docentes, elementos que pueden ser de gran valía para el sistema educativo. Ese discurso de dar prioridad a las normales públicas no tiene fundamento científico, es excluyente y de riesgo para la educación. Pero además es una contradicción al discurso del gobierno actual, pues muchos de los docentes egresados de instituciones privadas fueron producto del rechazo en las públicas, docentes que tuvieron que trabajar y estudiar a la vez para costear sus estudios, hoy simplemente se les sigue excluyendo de la oportunidad de poder ingresar al servicio profesional docente.
Otro aspecto es la promoción vertical y horizontal, donde existen infinidad de inconsistencias que han derivado en el rechazo de miles de docentes que intentaban promoción vertical y horizontal, en ambos casos por cuestiones administrativas tan absurdas que hasta parece intencionado contra el magisterio. Para promoverte la Secretaría de Educación a través del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros piden una cantidad exagerada de requisitos, desde los personales como acta de nacimiento, curp, comprobante de domicilio, copia de talón de cheque, llenar solicitud, constancia de la autoridad inmediata, constancia de la autoridad educativa, constancia de años de servicio, etc. Un ridículo cuando el docente es trabajador ya del sistema, quien con un solo clic debería poder registrarse en el sistema y no cancelarlo por la ilegibilidad de un documento.
Por otra parte aquellos docentes que en el pasado entraron al sistema con un perfil permitido por la propia ley, hoy le aplican retroactivamente la ley, les piden tener licenciatura con la especialidad del nivel, pese a que incluso han demostrado ya ser expertos en su función y especialidad, comprobado con evaluaciones de la anterior reforma y hoy los condenan al estancamiento profesional, muchos de ellos que ahora buscan otra actividad adicional para sobrevivir a las condiciones en las que vivimos. En México seguimos priorizando los trámites burocráticos y los papeles, mientras la competitividad en la función queda en segundo término, cuando en el mundo tu desempeño y productividad pesa más para el crecimiento en el servicio de carrera.
Finalmente quienes lograron ingresar a los procesos de promoción ahora estarán sujetos no sólo a la valoración de su desempeño y conocimientos profesionales, sino a la capacidad presupuestal del propio gobierno, que a decir de ello en este sexenio ha estado más limitado que en anteriores sexenios, incluso con recortes a los presupuestos educativos, que limitará la posibilidad del crecimiento significativo en las condiciones laborales de los docentes, pues del raquítico incremento ni hablar, es más de lo mismo, lamentablemente para el sistema educativo esta condición es desfavorable para el magisterio, pero más desfavorable para el sistema educativo, pues la profesión magisterial cada vez es menos atractiva como profesión.

