OPINIÓN
Las reformas que anunció AMLO: Plurinominales ¿desaparecerlos o regularlos?
																								
												
												
											Opinión no pedida, por Armando Morquecho Camacho //
La semana pasada Andrés Manuel López Obrador durante una de las ya famosas mañaneras, anunció que en los últimos tres años de su administración, enviará al Congreso de la Unión tres reformas a la Constitución: una para fortalecer a la CFE, esto debido a que los cambios que buscaban a través de la Ley de Hidrocarburos han sido suspendidos vía amparos; una reforma electoral con la que se buscará garantizar un órgano electoral independiente y eliminar a los diputados plurinominales, y una más para incorporar a la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional.
De estas tres reformas, la que ha causado más revuelo en la discusión pública ha sido la electoral, ya que a través de ella el presidente no solo busca reducir los costos de los procesos electorales, sino que también busca una independencia real en los procesos, de tal manera que quienes coordinen los comicios sean ‘’auténticos demócratas’’, y eliminar la figura de los plurinominales.
Estoy seguro que debido a los cambios que persiguen estas reformas, las tres darán mucho de que hablar y no es para menos, los cambios que estas persiguen pueden definir en gran medida el rumbo económico, político y social de México, no obstante, la prontitud con la que AMLO busca impulsar la reforma electoral, así como el contexto post electoral que rodea sus declaraciones, hace que le pongamos, por ahora, especial atención al tema electoral.
Pero ¿por qué debemos prestarle atención a la reforma electoral?
Aunque aun no existe un proyecto de reforma como tal, por lo que escuchamos en la mañanera del Presidente, es muy fácil darnos cuenta que los pilares del discurso alrededor de esta reforma son temas bastante impopulares para el electorado mexicano.
Por un lado, nos hablan de la posibilidad de que los procesos electorales sean menos costosos y por otro lado, no solo nos hablan de desaparecer en su totalidad una de las figuras más impopulares de nuestra democracia: los plurinominales, que dicho sea de paso, eliminarlos también tendría un beneficio presupuestal enorme, definitivamente, si analizamos con seriedad estos dos puntos, es fácil darnos cuenta que este es un tema verdaderamente manipulable cuando se trata de comunicar, al fin y al cabo ¿quién no estaría de acuerdo en que nuestro país se ahorrara miles de millones de pesos?.
Sin embargo, hoy no nos podemos permitir caer tan fácilmente en los peligros de la narrativa y este tema, debemos revisarlo con lupa ya que aunque a simple vista, eliminar pluris parece algo maravilloso, realmente tiene implicaciones, ya que esto, por un lado cerraría por completo a las minorías las puertas para tener voz y representación en espacios legislativos, y por el otro lado, le da la espalda por completo a las luchas políticas que buscan construirse desde la oposición.
Ciertamente la figura de los plurinominales está cargada de prejuicios, y no debería de sorprendernos que así sea, durante muchos años estas listas fueron usadas más para privilegiar a la cúpula de los partidos políticos que para garantizar una verdadera representación de expresiones, pero pese a ello, también debemos señalar que hasta cierto punto, la historia de los plurinominales es en gran parte, la historia de la democracia mexicana.
En 1963 se reformó la Constitución para crear a los llamados ‘diputados de partido’, esto con la finalidad de abrir la Cámara a otras voces que no fueran la de los representantes del PRI que respondían con lealtad a los mandatos del presidente en turno, gracias a esto, un año después, el PAN, técnicamente, el único partido de la oposición, logró tener la mayor cifra de diputados al alcanzar 20.
Posteriormente, en 1977 gracias a Jesús Reyes Heroles, se creó lo que hoy conocemos como representación proporcional o plurinominal, en aquel entonces, 100 legisladores de 400, fueron plurinominales y gracias a todos estos cambios impulsados durante gobiernos del PRI, fueron los que paradójicamente lograron que el partido en el gobierno tuviera la menor proporción de diputados en toda su historia, con 296 de 400.
Conforme fueron pasando los años, la figura de los plurinominales permitió que por primera vez en la historia de México, el poder legislativo estuviese conformado por 7 partidos políticos, es decir, la decisión alrededor de la creación y promulgación de leyes podía ser debatida por expresiones, opiniones, ideologías y posturas diferentes a las de la fuerza política hegemónica.
Aunque no lo parezca y aunque no lo crean, hablar de los plurinominales es hablar de los checks and balances que mantienen un verdadero equilibrio de poder en nuestro sistema político, es así que al mismo, hablar de la desaparición de los plurinominales es hablar de un retroceso democrático y un verdadero detrimento a nuestro sistema político de pesos y contrapesos.
Un sistema político con representación proporcional tiene la finalidad de buscar una representación equitativa de las diversas opciones políticas que conviven en la sociedad de tal manera que ya sea en la Cámara de Diputados, o en la Cámara de Senadores, tanto las mayorías como las minorías puedan ser debidamente representadas.
Ahora, la figura de los plurinominales, así como muchas cosas más en nuestro país, definitivamente no son perfectas, pero esto no significa que la solución a los problemas que emanan de esta figura sea la desaparición y el olvido, ya que existen diversos caminos a través de los cuales podemos corregir su rumbo y su vez, fortalecer, mejorar la representación que se busca otorgar al electorado con la representación proporcional.
Nuestro sistema democrático no puede prescindir, la existencia de 200 diputados de representación proporcional que se incluyeron en la Constitución justamente en el contexto del tránsito democrático, evita que exista una sobrerrepresentación y en su defecto, una sobre concentración de poder.
La solución siempre será más democracia, no menos, por ello hoy más que nunca debemos buscar alternativas que fortalezcan, en ese sentido, antes de plantear su desaparición se debería de plantear una mejor reglamentación, de tal manera que aumenten los porcentajes establecidos para obtener este tipo de representación y a su vez, que se aumente el porcentaje de votos que requiere un partido político para conservar el registro.
El panorama democrático se ve turbio en estos momentos, y justo por ello debemos ser claros: sea cual sea el partido en el gobierno, plantear la desaparición de figuras opositoras es un verdadero atropello a nuestro sistema democrático.

