OPINIÓN
Derechos humanos: Una década sin festejos
Luchas Sociales, por Mónica Ortiz //
Actualmente se conmemoran 10 años de la reforma constitucional más grande de la historia del país, los derechos humanos como parte fundamental de la sociedad mexicana contemplados en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, igualados a tratados internacionales en la materia, reconociendo derechos esenciales y universales a la vida, a la supervivencia, al desarrollo, la identidad, la prioridad, la igualdad, la no discriminación, el bienestar y la familia.
De estos se desprenden otros varios y diversos derechos que tiene el ser humano y de los cuales gozamos de manera universal, existen en el país y en el Estado organismos públicos e instituciones que garantizan el goce y ejercicio de los derechos humanos, así como gobiernos obligados a producir sus ejercicios, prácticas y políticas públicas gubernamentales dentro del estricto límite de reconocimiento y la protección a los derechos humanos de la sociedad que gobiernan como consecuencia del sistema democrático que practicamos.
En este sentido, la pregunta obligada es ¿gozamos del avance, alcance y la socialización de los derechos humanos?, somos realmente con una década de recorrido histórico, una sociedad que ejerza ampliamente la reivindicación a los derechos humanos de la dignidad, la libertad, la vida, el desarrollo y el acceso general al ámbito público, tal y como lo marca la teoría general de los derechos humanos universales o vamos a paso lento sufriendo los estragos de una sociedad visiblemente sumergida en el clasismo, la corrupción, la impunidad y la falsa política, en realidad no hay mucho que ovacionar, no hemos conseguido entender el poder que la sociedad posee y sucumbimos constantemente al amago que nuestros gobiernos todos ejercen mediante campañas políticas y discursos vacíos.
En realidad conmemorar una década de la Reforma Constitucional de mayor protección a la sociedad con impacto internacional, no es para los existentes gobiernos un motivo de festejo sino un dolor de cabeza, en un país donde la opacidad y la simulación a la rendición de cuentas es el punto medular de la política gubernamental básicamente inexacta para desplegar el poder público y donde las instituciones que garantizan y vigilan los derechos humanos son una piedra en el camino de los actuales gobiernos, continuamente sujetos a ser sometidos, condicionados y silenciados; sin embargo, la combinación de la reforma constitucional del 2011 y los organismos e institutos, así como las organizaciones civiles juegan un papel sumamente importante, son herramientas ciudadanas que permiten ejercer y acceder a la interpelación de los derechos humanos generando transparencia, reconocimiento y protección de los mismos, permitiendo conocer y deducir el actuar de nuestros gobiernos en positivo o negativo.
No podemos ser omisos ni en Jalisco ni en el país, prevalecen una gran cantidad situaciones que dejan a la sociedad aislada del respeto a los derechos humanos, la cantidad de falsedades que los gobernantes dicen en discursos alejados del contexto estatal y nacional que vivimos, hechos graves suceden al instante producto de las omisiones intencionales de las autoridades y de la visible falta de socialización y entendimiento que la sociedad tiene en relación al alcance de los derechos humanos y de los organismos que trabajan para hacer valer todas y cada una de las directrices de los derechos fundamentales.
Deberemos entonces analizar de manera consiente el impacto de los aniversarios de tan enorme relevancia y hacernos una serie de preguntas respecto a las luchas sociales que en la actualidad desarrollamos, un incremento desbordado en la desaparición de personas, violencia extrema producto de la inseguridad generalizada, la presencia innegable de grupos criminales en las calles, el gobierno y la política, la deshumanización de nuestros gobiernos en todos los sentidos y como ejemplo claro tenemos el desabasto de medicamento para tratamientos de cáncer en niños, alertas de género y violencia contra las mujeres en consecuencia tenemos números increíbles en materia de feminicidios, estos entornos generan en el hecho una serie de violaciones, vulnerabilidades, opacidad y corrupción, pero no logramos localizar el peso de los riesgos que soportamos, ni que somos víctimas de la simulación y la politiquería que mantiene la clase política en el país en los últimos tres años.
Para festejar encumbrando que en Jalisco y en nuestro país, concurren y se ejercen los derechos humanos, es necesario tener conciencia social y pública de la gravedad, incluso de las herramientas que tenemos para que los gobiernos cumplan con su obligación de modo real y la sociedad demande una vida libre de violencia, riesgos y de simulación política disfrazada de gobernanza.
No hay nada que homenajear no existen condiciones para ondear las banderas de los derechos humanos que indiquen gobiernos libres de corrupción, opacidad e impunidad.
