OPINIÓN
Espacios de diálogo: Bioética y rock and roll
Bioética, por Omar Becerra Acosta //
La bioética la podemos definir a través de una corriente terapéutica como la Gestalt que sería la congruencia con nosotros mismos ante el mundo y la ciencia, y el rock un estilo musical inteligente, contracultural, cultural y divertido.
Desde siempre la música ha acompañado a la persona, y el rock no es la excepción, desde ser un medio de denuncia de reclamo, de entretenimiento, de expresión de emociones y de cultura, muy parecido a lo que llamamos vida.
En cada una de las letras y música que componemos, tenemos la congruencia de quienes somos a través de ella.
En este momento que vivimos para nosotros es tan necesaria la música, como el oxígeno.
La relación que encontramos con la bioética ha sido bastante interesante, los puntos de contacto de la bioética con el rock es la realidad que la acompaña, y nos da esa congruencia, consideramos que la Bioética es una herramienta que se ha consolidado como un espacio de diálogo muy efectivo y participativo en esta época de pandemia.
Y el rock ha sido un movimiento social que representa las identidades de diferentes grupos sociales, ha convivido con los gobiernos de turno y ha demostrado la importancia que el mismo movimiento ha tenido para sus seguidores como forma de dar pelea a las injusticias sociales.
Es por ello que el rock y la bioética son compatibles, en sus espacios, rondines y manifestaciones culturales y contra culturales.
Muchos dicen que el rock a muerto, pero curiosamente tenemos grupos como los Foo Fighters que siguen llenando estadios, y que su vocalista Dave Grohl ha replicado “el rock no ha muerto”.
En la escena local observamos, a un guitarrista muy reconocido en el medio que lo conocemos como Galo Ochoa, que ha pertenecido a grupos muy talentosos de la de escena del rock en México, que sigue creando música muy buena, y no descansa para que el rock no muera en la escena nacional.
Entonces llegamos a la realidad que el rock y la bioética pareciera que no tienen nada que ver pero que tienen una gran influencia dentro de la congruencia del individuo.
En lo que se refiere a ciencia, en la revista NeuroImage, realizaron el siguiente estudio:
Los investigadores reclutaron a 30 pianistas, la mitad de ellos especializados en jazz; la otra, en música clásica. Solicitaron a los pianistas que tocasen el fragmento de una pieza musical reproduciendo los movimientos que, a través de una pantalla de ordenador, veían realizar a una mano sobre un teclado de piano. Las breves melodías estaban sembradas de pequeños «tropiezos» en la armonía y digitación.
Así, en la primera de dos pruebas los sujetos debían reproducir un acorde inesperado, pues no casaba con la armonía del fragmento musical que estaban interpretando. En un segundo experimento, debían tocar una serie de notas utilizando una digitación inusual.
En ambas pruebas se evaluó la actividad cerebral de los participantes a través de electroencefalografía (EEG).
Con el fin de evitar señales indeseadas en el electroencefalograma (señales acústicas, por ejemplo), los experimentos se llevaron a cabo sin sonido.
El cerebro de los músicos de jazz reaccionaba con mayor rapidez cuando estos debían enfrentarse con acordes inesperados que el de los otros músicos. Así, la planificación de los movimientos manuales se modificaba antes, según revelaban las imágenes por EEG. Ello contribuía a que se mostraran más diestros en esta tarea que los pianistas de música clásica. Estos últimos, en cambio, resultaban mejores cuando se trataba de efectuar una digitación inusual. En ese caso, su actividad cerebral mostraba más picos de atención.
El motivo de estos resultados podría estribar en la diversidad de las capacidades que los dos estilos de música demandan de los músicos. Las piezas clásicas deben interpretarse con sensibilidad, mientras que en el jazz hay que saber variar de manera ocurrente la melodía, indica Stammler, el científico que llevó a cabo el experimento
Esto nos lleva a la conclusión que muchos de los músicos que tienen influencia sobre nosotros de cualquier género tienden hacer unos genios.
En este orden de ideas y escuchando a los grandes del rock, tiene muchísima relación la bioética y el rock ya que el rock se puede sentir en cada una de sus letras y acordes.
El rock es un estilo musical inteligente, contracultural, cultural y divertido.
Como contrariamente se creía, que el rock está íntimamente ligado a la perdición, y realmente no es así, cuando se toma con disciplina y pasión.
Sus letras han sido inspiración para salir de lo más obscuro del abismo, así nos han comentado varios seguidores de este género musical.
Canciones épicas de grupos como AC DC, Foo Fighters, The Beatles, Metallica etc. nos han hecho despertar a una realidad social en donde necesitamos más del rock para ser claros y transparentes como lo dictan sus acordes, en lo que hacemos día con día, como en algunos párrafos lo inspira la bioética.
