OPINIÓN
La carrera espacial
Opinión, por Miguel Ángel Anaya //
La semana pasada, fue noticia internacional el viaje espacial emprendido por Jeff Bezos, considerado el individuo más rico del planeta. La misión no fue sencilla, el sueño de Bezos era lograr un viaje al espacio exterior en una nave producida por su propia empresa, así en el año 2000, el también fundador de Amazon creó la empresa Blue Origin con la idea de ofrecer vuelos orbitales o suborbitales tanto al gobierno de los Estados Unidos como a turistas que desearan aventurarse en este tipo de viajes. El sueño le tomo solamente 21 años conseguirlo.
La idea del multimillonario no es única, hay otros dos personajes con empresas tecnológicas establecidas que buscan un objetivo muy similar, ellos son Elon Musk -dueño de Tesla- que a través de su empresa SpaceX promete ofrecer viajes de turismo espacial a finales de este año y Richard Branson, dueño del corporativo Virgin que aglomera a empresas de todo tipo y quien viajó al espacio días antes que Bezos, dando el primer paso en esta carrera.
Los costos del avance tecnológico y la acumulación de capital lograda por las personas mencionadas anteriormente han generado opiniones encontradas; después de ver la cantidad de dinero invertida en las ideas de estos multimillonarios se ha abierto la discusión sobre la desigualdad, el “despilfarro” y el egoísmo hacia el resto de las personas del mundo, pues recordemos que vivimos en un planeta donde cada día la mitad de sus habitantes enfrentan problemas para satisfacer sus necesidades básicas.
Oliver Daeme, el joven de 18 años que acompañó a Bezos en esta primer aventura, pagó 28 millones de dólares por ser parte del primer vuelo de Blue Origin; el viaje duró solamente diez minutos… el pasaje salió caro. En un futuro se espera que los viajes sean más “accesibles” pues tanto esta empresa como Virgin ofrecerán viajes suborbitales desde 200 mil dólares; SpaceX apuesta a una mayor exclusividad y propone un viaje de varios días al espacio exterior, el costo del boleto para quien desee vivir esta experiencia ronda los 55 millones de dólares y ya logró captar a su primer cliente. Evidentemente no cualquiera puede pagarlos.
La fortuna de Bezos es de 211 mil millones de dólares, la de Musk es de 151 mil millones y la de “el humilde” Branson se calcula en 6 mil millones. Las cifras son un monumento a la desigualdad, tan solo la fortuna de Bezos equivale al 1% del PIB de Estados Unidos. El 20 de julio del año pasado, debido la pandemia y gracias a la venta por internet, Amazon ganó más de 13 mil millones de dólares, solo en ese día acumuló ganancias exorbitantes. Dónde unos vivieron crisis, Bezos vio la mejor oportunidad.
Debemos dejar en claro que el costo de los viajes espaciales, la acumulación de capital por parte de empresas tecnológicas como Amazon, Facebook, Apple, Google, entre otras, no solo generan utilidades para sus socios, también producen cadenas de valor económico donde una cantidad importante de personas se ven beneficiadas; en el desarrollo de tecnología hay manufactureros, transportistas, ingenieros, contadores, etcétera y además, se generan una gran cantidad de empleos indirectos.
Entre el blanco y el negro hay muchos grises, es difícil etiquetar a cualquier persona, empresa o a cualquier hecho histórico como algo totalmente bueno o totalmente malo, sin embargo las cuestiones éticas dentro del avance de la tecnología y la captación de capital son obligadas: ¿La acumulación de grandes (inmensas) cantidades de capital en tan pocas manos es correcta?¿Qué pasará con tantos seres humanos que no logren adaptarse a los nuevos empleos y a las nuevas tecnologías? En una economía de datos y en un mundo hiperconectado ¿Dónde queda nuestra privacidad? Con un individualismo muy arraigado ¿Qué concepto de sociedad se adaptará a nuestra nueva realidad?
De los altos costos ambientales que producen este tipo de eventos hablaremos en una próxima ocasión, de momento hay muchos avances que aplaudir, muchas cosas por mejorar y muchos hechos que reflexionar.
