JALISCO
Rescata el presidente a Alfaro: El acuerdo, la presa y el león
Con todo respeto, por Jorge Zul de la Cueva //
Lo primero que hay que decir, que reconocer, es el triunfo de una defensa ejemplar del territorio y de los derechos de los pobladores de Temacapulín, Acasico y Palmarejo. Correr a las personas de sus casas, de sus pueblos porque otras casas y otros pueblos necesitan agua porque han sido absolutamente incapaces de buscar otras soluciones, de gestionar ahorro, de usar efectivamente este recurso indispensable para la vida, no es la solución.
Nada hemos hecho en esta ciudad para resolver el problema de la red de Agua Potable (lo de potable es un decir) y alcantarillado para evitar que cerca de 30% de lo que entra a la red se desperdicie en fugas; no hemos podido en décadas hacer un drenaje pluvial o aprovechar de alguna manera el agua de lluvia, no hay publicidad social o un constante esfuerzo entre gobierno, instituciones educativas y sociedad para encontrar maneras para ahorrar agua.
El doctor Héctor Enrique Salgado, ex rector del CUCEI, ha explicado ya en Los Sótanos del Poder verdades tan evidentes como que bastaría con ahorrar un litro de agua por persona al día, para que lográramos recuperar más de cinco millones de litros y eso se puede hacer bañándose más rápido. La ciudad tira agua y quiere que otros le resuelvan su dispendio.
No usamos el agua jabonosa para los retretes, no tratamos, en su mayoría el agua de nuestros edificios de departamentos y fraccionamientos y en resumen no hacemos nada para resolver nuestros problemas; pero no tenemos empacho en decir que los pobladores de Temaca son unos irresponsables que no entienden que lo importante es el bien mayor y el bien de los más, de la ciudad. De una ciudad que no quiere hacer nada para resolver sus necesidades salvo depredar otras comunidades. Esto es injusto por donde se vea.
Afortunadamente, gracias a el tesón de los pobladores, el acompañamiento de ciudadanos, organizaciones de la sociedad civil, instituciones educativas y grupos de expertos, se logró posicionar a Temaca como un polo de resistencia efectiva ante el abuso y la imposición. Esto ha dado frutos que a mi gusto son dignos de celebración. Todo lo que se pidió a lo largo de diez años hoy es promesa presidencial con una nueva propuesta técnica que incluye compuertas automáticas y sistemas de desvío que garantiza que no se inunden los 3 pueblos y que se dote de agua al AMG y los altos con un flujo de 3.5 m3 por segundo. “No es la opción deseable, pero es la opción posible”, dijo Amlo.
En resumen: No se inundan los pueblos, se respetan sus derechos, no hay trasvase de agua a Guanajuato y no se harán obras sin el acuerdo de la gente. Esto es lo que los pueblos querían desde un principio: que se respetara su derecho de seguir ahí, de continuar con su vida y sus usos y costumbres.
El gobierno estatal, rey de los bandazos y declaraciones contradictorias, apoyó esta propuesta y el gobernador Enrique Alfaro debe estar contento pensando que con esto queda neutralizado el conflicto político.
Pero hay más cosas entre los telones.
¿En qué momento viene el Presidente de la República a salvar al Gobernador de Jalisco de un conflicto en el que él solo se metió prometiendo defender a los pueblos y luego insistiendo en la importancia de inundarlos, cuando el gobernador se ha dedicado a posicionar su imagen como el defensor de Jalisco contra los injustos ataques de la federación y de AMLO?
Ahora el Gobernador está de acuerdo con iniciar clases y curiosamente inicia una etapa de conflicto con la Universidad de Guadalajara (UdeG) a la que le quitan arbitrariamente parte de su presupuesto con unas maromas discursivas dignas de olimpiada.
¿Es casualidad o es posible especular que Andrés Manuel accedió a resolver el conflicto de la presa a cambio de iniciar el conflicto con la UdeG, entre otras cosas?
¿Hay acuerdo entre AMLO y Alfaro? Yo creo que hay algo parecido, sólo que debemos recordar que el que divide a sus enemigos es el que impera y no al revés.
