OPINIÓN
La democracia que se viene
Educación, por Isabel Venegas //
Los liderazgos que acredita la comunidad a figuras carismáticas -como citaba Weber-, tienen que ver tanto con la formación en procesos estructurales e institucionalizados, como en la concepción de ciudadano del mundo que se forja desde la primera infancia y que debe ser un compromiso trazado a partir del diseño de objetivos, misión y visión de los planteles educativos de cara a los modelos pedagógicos basados en políticas de identidad, inclusión y ciudadanía.
No nada más es el Presidente de la República, algún gobernante o diputado en particular, quien necesita considerar el estilo que se impone en el formato del quehacer político; somos todos los que debemos reflexionar sobre las credenciales que se otorgan a las autoridades institucionalizadas, haciendo énfasis en la enorme importancia que la política tiene para con todos, y en todos los espacios. Deberíamos ser más democráticos, más comprensivos y más argumentativos; es importante revalorar el ejercicio de la política como algo que no tiende a morir, mientras lo sacamos de la casilla de “corrupción” o “ineptitud” como sinónimos irrefutables.
Hace casi veinte años Carlos Monsiváis escribía con respecto al cambio que el milenio traía consigo:“Para modificar el look, el político acepta la televisión ya convencido de que el porvenir no le corresponde al capaz de gobernar sino, tentativamente, al facultado para hacer reír, y éste es el nuevo training que sustituye a las horas en antesalas y a los méritos en campaña. A todo se prestan, a iluminar los semblantes ante la perspectiva de oír o decir algo divertido…”
Probablemente este sea el momento justo en el que debamos comenzar a ver las cosas con un juicio severo pero con un sentido positivo; entender que la política en nuestro país ha sido la vía para construir grandes instituciones, avances significativos y una cultura de la que nos podemos preciar. Nuestro sistema electoral se ha robustecido, y los mecanismos de transparencia se instalan con la intención de ir formando parte de una dinámica cada vez más común, pero el avance se consolida día a día y al mismo tiempo corre riesgos por su mismo dinamismo.
La evaluación honesta debe llevar al punto donde se puedan identificar áreas de oportunidad, y más allá de querer hacer una calificación cuantitativa, tratar de construir nuevas propuestas, mejorar las que ya estaban y buscar alternativas para lo que nos ha traído la pandemia.
Esta es una invitación a retomar el valor del análisis para reflexionar y encontrar ese estadio en el que la autoridad se asume con total madurez y responsabilidad habiendo evidenciado un alto nivel de compromiso y capacidad, impidiendo que el chascarrillo sea la mascarada que oculte la falta de pericia, y convocando como factor de equilibrio, la actuación de la ciudadanía que demanda con un criterio crítico, de participación comprometida y con visión de respeto en la construcción de nuevos modos de organización.
¡Mucho éxito a las nuevas administraciones públicas que está a unos días de tomar el cargo, a los sistemas legislativos entrantes y a toda la comunidad que empieza a abrir sus puertas a la nueva era!
Mat. y M. en C. Isabel Alejandra María Venegas Salazar
E-mail: isa venegas@hotmail.com
