OPINIÓN
El futuro del alfarismo
																								
												
												
											Mujeres y Hombres del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //
Estamos a punto de llegar en Jalisco a mitad del sexenio que le toca encabezar al ingeniero civil Enrique Alfaro, quien se ha distinguido por hacer un gobierno muy diferente a sus antecesores que privilegiaban los acuerdos y las negociaciones en aras de mantener estabilidad, mientras que el político naranja ha privilegiado el estilo duro de la política al que pareciera generarle adrenalina la permanente confrontación.
A la mitad del camino, Alfaro que seguramente actúa de acuerdo a la circunstancia que le toca vivir, con una administración que no cristaliza sus grandes proyectos que quisieron llamar “la Refundación de Jalisco” que no existe más que en la narrativa del discurso.
El gran reto del movimiento alfarista será sobrevivir después del 2024 y dependerá del futuro que tenga el propio Alfaro, ya que en estos 12 años de gobiernos la única figura que creció al lado el alfarismo fue Pablo Lemus, quien obedece a una lógica muy distinta al de movimiento naranja, con una formación en el sector empresarial donde se ha nutrido para integrar sus cuadros de gobierno.
¿Cuál será el futuro del propio Alfaro? Ya ha dicho que al terminar su gobierno se retira de la política, que ya no volverá a participar en una elección más, pero finalmente se trata de palabra de político.
Claro que su sueño es mucho más que ser Gobernador de Jalisco, pero para convertirse en una figura política reconocida es hacer un buen gobierno, una administración con resultados y que sea ejemplo nacional.
Ha hecho la lucha por construir un liderazgo nacional, pero su inconsistencia ha resultado el principal obstáculo, como sucedió con su participación en la Alianza Federalista de Gobernadores a la que abandonó cuando la Fiscalía General de la República se lanzó contra el gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca y ahora le queda su consulta sobre el Pacto Fiscal que en términos prácticos su resultado no tiene implicación jurídica alguna, es un instrumento de posicionamiento político en el afán de tener vigencia en la opinión pública nacional.
Alfaro en perspectiva tiene tres opciones en el camino:
1). Ser candidato presidencial de Movimiento Ciudadano, lo cual lo tiene al alcance de la mano, el que tenga buenos resultados, ya es otra cosa, considerando la estructura tan pequeña que tienen a nivel nacional.
2). Ser senador de la república. Esto es más terrenal y factible, pero tendría que someterse al escrutinio ciudadano, sin la seguridad de que pudiera ganar, considerando el desgaste que registre en estos seis años por su estilo de hacer política.
3). Convertirse en el jefe nacional de Movimiento Ciudadano, jubilando a su dueño actual Dante Delgado, que es factible que pudiera suceder.
JALISCO EL ENCLAVE
Para que el proyecto político de Alfaro pueda trascender su sexenio y no pierda vigencia, será muy importante que su partido se mantenga en el gobierno de Jalisco. Es factible que esto suceda, si tomamos en cuenta que no existe alguna fuerza de oposición que se le iguale o le pueda ganar en el futuro. Movimiento Naranja tiene todo para gobernar Jalisco los próximos nueve años.
Ya vimos la gran fuerza electoral en que se convirtió MC en las pasadas elecciones, arrasando en Guadalajara, Zapopan y Tlajomulco, perdiendo Tonalá y ganando Tlaquepaque con un margen muy reducido y que después la elección quedaría anulada por la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal.
Sin embargo, el alfarismo se ha dejado ganar la partida por Pablo Lemus, quien ha mostrado tener un amplio margen de autonomía y pragmatismo.
En esa tesitura, el alfarismo requiere impulsar un Plan B, por lo que pudiera suceder en la relación futuro Alfaro-Lemus.
Una alternativa lo era Alberto Esquer, pero ante los pobres resultados electorales en la zona sur de Jalisco, donde perdió MC ante Morena se le bajaron las pilas al ex alcalde de Zapotlán El Grande y ahora se apunta hacia el alcalde de Tlajomulco, Salvador Zamora Zamora, quien ha logrado hacer un gobierno que está bien calificado por la gente de este municipio, como quedó de manifiesto en la pasada elección.
Salvador Zamora es un buen perfil que en los próximos meses seguramente lo veremos con mayor protagonismo en la opinión pública metropolitana, precisamente para tratar de equilibrar la mancuerna Lemus-Frangie, que traen su propio juego al margen de lo que quiera Alfaro.
EL CHOQUE CON LEONES NEGROS
En política las sorpresas es un elemento que no se puede dejar fuera y aquí hay que considerar el conflicto Alfaro-Padilla, que ha sido una relación de odio-amor. El último rompimiento parece que ya no tendrá retorno y ese conflicto le puede significar un mayor desgaste al gobierno alfarista.
Quedó claro que el Gobierno Federal no se meterá con la autonomía universitaria, el Presidente López Obrador está en total desacuerdo como se maneja la UdeG, pero ya expresó que es un asunto interno que a él no le toca resolver.
El contra peso al alfarismo podría venir de la UdeG y es allí donde la figura del Rector General Ricardo Villanueva Lomelí adquiere relevancia y significa una carta que puede ser utilizada en el futuro.
Aun hay mucho por ver con estos reacomodos, alianzas y rompimientos que hemos estado observando. El alfarismo está a prueba y las sorpresas es un elemento que lo distingue ante ese liderazgo tan intenso de su líder.
