MUNDO
Gasolina y gas más caros: El suicidio cultural que oculta la tragedia económica mundial
Política Global, por Jorge López Portillo Basave //
Mientras que el Presidente de Francia, Emmanuel Macron, se revela en contra de la “locura” de desculturización que invade a los Estados Unidos y que de ahí se contagia vía redes sociales al resto del planeta, jóvenes y muchos de los artistas y líderes sociales del mundo occidental, pasan sus días en demandas tratando de inventar nuevos pronombres y pleitos como el que hace unos días se presentó en los juzgados del país de la Torre Eiffel, en donde algunas perdedoras de un concurso de belleza (al que ingresaron por voluntad propia y conociendo las reglas del mismo), se dijeron discriminadas por causas físicas, es decir porque no ganaron el concurso en el que entre otras cosas se valoraba la belleza físico-estética.
¿Será que la próxima reina de belleza francesa, tendrá que ser como la de el estado de Nevada, EEUU, quien de nacimiento era del sexo masculino? En ese mismo país se removió la estatua de Tomás Jefferson, tercer Presidente de ese país y uno de los principales coautores de la declaración de la independencia norteamericana de 1776 y en Francia se ha pedido que se remuevan los monumentos de múltiples figuras de su historia como sucedió en Inglaterra, en donde se pedía retirar a Churchill, el hombre que ayudó a derrotar a Adolfo Hitler.
Seguro en Francia pronto podremos ver a un hombre de color y por supuesto agnóstico interpretar a Juana de Arco, bueno esto es si su estatua y papel histórico sobrevive, porque podrían acusarla de globalifóbica y mocha. Los franceses llaman esta “moda” un “suicidio americano” que está infectando a todo el mundo.
Recuerden, la moda es no definirse por el sexo que se tiene al nacer, el género ya no es considerado un hecho biológico sino solo algo convencional. Es decir, no importa si usted es gay o heterosexual, ese no es el punto, uno puede ser o debe poder ser lo que se le antoje con su cuerpo y echarlo a volar, hasta Dios respeta la libertad.
El punto de esta nueva cultura es que se insiste que no sólo las mujeres pueden engendrar. ¿? ¡Así es! Los policías de la “integración lingüística” insisten en que si uno dice que «solo las mujeres pueden engendrar», esto deja fuera de la conversación a un número muy importante de personas que sin ser mujeres o sin identificarse como mujeres, pueden hacerlo. Se insiste en aplicar medidas actuales a personajes históricos y se pretende sustituir en lugar de crear nuevos modelos hasta en los súper héroes.
Pero en este año hay algo mucho más inmediato que está afectando a todos y en especial a los que día a día deben preocuparse por cosas menos “sofisticadas” como lo es el poder pagar la comida para sus hijos. La carestía de los energéticos, en especial de la gasolina, que a nivel internacional está causando estragos en toda la cadena de consumo mundial.
VUELVE LA INFLACIÓN
El viernes pensaba escribir sobre estas locuras de la guerra en contra de la cultura que se está encubriendo con la bandera de la igualdad y el respeto, mientras fomenta racismo real y una cacería de brujas histórica, pero me di cuenta de que el tema de la inflación que comentamos la semana pasada merecía una adición y un dato simple para comparar lo grave de la situación mundial que tal vez no estamos midiendo. No me interesa defender al gobierno de nuestro país, pero vale la pena ver cómo está el resto del mundo.
Claro que en México no somos la excepción y durante el primer semestre del 2021 la gasolina ha aumentado un 13% en promedio. Este es un profundo impacto en la economía, pero para que vea como está el mundo demos un vistazo a otros países.
Como lo comentamos hace una semana, en Europa el alza de la gasolina ha alcanzado un 17%. En Argentina el aumento ha sido del 49.2%, en Canadá 23.8%, en EUA van por el 23.5% y en Brasil 23.3%
Hong Kong tiene la gasolina más cara del mundo, algo así como $50 pesos el litro, seguido de la República de África Central y los Países Bajos en donde están por los $46 pesos por litro, Francia está muy cerca de los $45 pesos por litro. Pero en cambio es muy barata en Arabia Saudita ($3 pesos litro), en Irán ($6 pesos litro) y en Venezuela ($2 pesos litro), aunque los venezolanos casi no tienen. En esos tres países los precios son muy económicos porque los gobiernos subsidian o venden la gasolina al costo. En China está como a $26 pesos el litro, pero hay un mercado de precios controlados que activa un mecanismo cada vez que los precios suben 4% en un periodo de 22 días.
A inicios del año el gobierno estadounidense presionó para recortar el crecimiento de su producción de petróleo y gas natural y por eso ahora depende más de otros países que a su vez incrementaron el precio de su energético por ley de la oferta y la demanda, lo que nos afectó a todos. El gas natural está por el estilo al grado de que los especialistas financieros internacionales ya advierten los efectos nocivos de esta inflación en los precios de los energéticos en la economía mundial.
A sacar bicicletas o los patines y a comprar lo que se produce en la región para tratar de no pagar el costo adicional por el transporte de productos desde otras zonas o naciones.
Así, mientras que los artistas, líderes culturales y políticos occidentales se entretienen hablando de la «Teoría del género» y ocupan horas definiendo qué monumentos sustituir, al mundo se lo esta cargando la fregada por medidas que en su mayoría fueron adoptadas por las grandes potencias económicas, enfocándose en la locura para no ver la tragedia.
Usted podría decir que en EUA o en Francia ganan mejor que en México y que por eso el aumento del 23% o del 17% no les afecta, pero nadie ha tenido aumentos salariales de ese monto y de tenerlos generaría una inflación terrible como la que están viendo en los países más desarrollados, porque con la pandemia se decidieron a prohibir el trabajo y a regalar dinero, pero no hay nada gratis y ahora a todos nos toca pagar lo que los países ricos decidieron.
Hace más de un año en este espacio advertíamos de los riesgos económicos que las medidas anti COVID-19 acarrearían; hoy muchos las padecen, pero pocos están haciendo la tarea de ver cuáles serán sus efectos a mediano y largo plazo. Esa es la tarea de los gobernantes del mundo y de las organizaciones multilaterales, pero parece que están más preocupados en ver cómo evaden responsabilidad por el 2020 que ocuparse en evitar que esto se profundice.
