OPINIÓN
Alfonso Durazo: Controlar acción y reacción
																								
												
												
											De primera mano, por Francisco Javier Ruiz Quirrín //
Sonora no sólo ha parido a los sonorenses que fraguaron el sistema político mexicano del siglo XX. También ha habido gobernadores que por su extraordinario liderazgo, prolongaron su imagen no sólo más allá de las fronteras del Estado, sino que continuaron ejerciendo el poder tras concluir su sexenio.
Así es. Además de los presidentes Félix Zuloaga, Adolfo de la Huerta, Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles y Abelardo L Rodríguez, nuestra tierra dio pro-hombres como mandatarios locales.
El General Rodríguez trascendió además de ser Gobernador, porque ocupó este cargo luego de haber sido Presidente de la República y dejar un legado cultural y social que hasta nuestros días sobrevive en la entidad.
Pero vale la pena que recordemos a Rodolfo Elías Calles, (hijo del General Plutarco), gobernador en la década de los cuarenta, con una enorme influencia sobre todo al lado del General Lázaro Cárdenas del Río.
Elías Calles apoyó los primeros pasos que se dieron por los “agrotitanes” para hacer del Valle del Yaqui un emporio económico, pero más allá de eso, su liderazgo político puso en el mapa de los beneficios destinados por el gobierno federal a nuestro Estado.
Ya en la segunda parte del siglo XX, la figura de Faustino Félix Serna creció enormidades y a lo largo y ancho del país.
Con una llegada al poder local teniendo en contra a la mayoría de los grupos políticos, Don Faustino concluyó su mandato en medio del reconocimiento general.
Su influencia política desarrolló una corriente conocida como “El Faustinismo”. Su sucesor en palacio, Carlos Armando Biébrich, puso a consideración de FFS a los integrantes de su equipo de trabajo. También apoyó un movimiento que reprochaba al candidato del PRI a la gubernatura en 1985, Rodolfo Félix Valdés, su desarraigo. Debió reformarse la Constitución local para adecuarla al enviado del entonces Presidente Miguel de la Madrid.
El otro gobernador de extraordinaria influencia fue Manlio Fabio Beltrones. Jefe de un grupo político que trascendió a los sexenios, su reincorporación al escenario político nacional lo convirtió en uno de los mexicanos más influyentes en el naciente siglo XXI.
La mano de Manlio estaba en la designación de presidentes del PRI en su Estado, en las candidaturas a diputaciones federales, al Senado y cerró las primeras dos décadas del siglo apoyando y haciendo gobernadora a Claudia Pavlovich.
No sólo eso. Político pragmático, construyó espléndidas relaciones personales con figuras emblemáticas de la oposición como Diego Fernández de Ceballos, Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y Ricardo Monreal Ávila.
Beltrones nunca se abrió contra el panista Guillermo Padrés y las acusaciones en su contra por corrupción. En sus declaraciones sobre el tema fue cuidadoso al añadir su criterio de “privilegiar la presunción de inocencia”.
En los tiempos que vivimos, el actual Gobernador Alfonso Durazo Montaño, está rodeado de elementos que lo podrían colocar como el nuevo mandatario sonorense que podría convertirse en el gran político influyente de esta era.
No sólo nos basta recordar su cercanía al Presidente López Obrador.
En el Sonora de nuestros días, Durazo podría influir (si quisiera hacerlo) en la designación de dirigentes de los partidos de oposición, PRI, PAN y PRD.
En el primero de los casos, el dirigente Ernesto de Lucas nunca ha tenido autonomía como presidente del comité directivo estatal y, por lo pronto, se determinó en ese partido que a pesar de que estatutariamente vencía en octubre el término de esa dirigencia, será hasta febrero el cambio de dirigentes locales. Resulta obvio pensar que esperarán a los acontecimientos que se den desde la dirigencia nacional, encabezada por un posible aliado del Presidente, Alejandro “Alito” Moreno.
En lo que toca al Partido Acción Nacional, uno de sus hombres fuertes (a pesar de todo), Guillermo Padrés, está dando la pelea por lograr imponer al sucesor de su amigo y actual líder local, Ernesto Munro.
Padrés y su gente, no ocultan sus intenciones de abordar el camión que en este tiempo conduce Durazo.
Y en el caso del PRD, la dirigencia de este parido está más ansiosa por ser llamada, ante el temor de quedarse sola en una banca.
Lo hemos escrito en anteriores ocasiones: Los sonorenses admiramos al paisano que por estar cerca del Presidente de la República, se convierte en una garantía de beneficios extraordinarios para el Estado y su gente.
Porque, sin duda alguna, con dinero se estimulan las principales actividades en nuestra región. Pero más allá de eso, el Gobernador Durazo no tiene frente a él una oposición fuerte. No se advierte aún la presencia de algún liderazgo que cuando menos empiece a competir en convocatoria y en credibilidad.
Alfonso Durazo puede ahora, como no podía hacerse en otro tiempo, controlar la acción y la reacción.
De él depende hacerlo.
