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OPINIÓN

Rusia no permitirá disturbios en Kasajistán: La crisis energética avanza, el cambio climático factor de agravamiento

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Economía Global, por Alberto Gómez-R. //

Se atisba en el horizonte una desaceleración económica para Latinoamérica después de lo que pareció haber sido un breve despegue (6.7% del PIB en promedio) luego de tocar fondo en su ciclo recesivo por la pandemia del covid-19 durante 2021.

El Banco Mundial anunció un ajuste a las proyecciones de crecimiento económico para la región de Latinoamérica, situándolo en el 2,6% para 2022, esto debido a la variante Ómicron del covid-19 y al endeudamiento soberano de la países de la región.

Sin embargo es muy probable que estas proyecciones cambien para irse situando en una mejor posición conforme se sorteen los temas relacionados a la pandemia. El endeudamiento general de la región Latinoamericana, aunque no es menor, permite el margen suficiente para continuar con sus compromisos de pago y, el aumento de las exportaciones al incrementarse la demanda de insumos a nivel mundial, favorecerá la balanza comercial y acelerar el paso hacia la recuperación económica.

Seguramente aparecerán dentro de algunas semanas o meses nuevas variantes del covid-19, lo que representa un riesgo latente para las economías regionales, pero poco a poco los países se han aleccionado de lo que deben hacer para disminuir el impacto de nuevas oleadas de contagios, mientras avanzan las campañas de vacunación y el temor a enfermarse disminuye, lo que debería generar que los ciclos económicos se muevan; claro que esto depende de cada región y caso específico, ya que la pandemia y sus efectos son sólo un factor de riesgo, porque existen otros que seguirán impactando a las economías, como el incremento en la demanda de energéticos incluso superior al previo a la pandemia.

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) registró el año pasado (2021) el mayor aumento de la demanda de electricidad de la historia, lo que provocó apagones en las principales economías y dio lugar a máximos históricos en el precio de la energía y a un récord de emisiones.

El informe anual sobre electricidad de la AIE señala que esta situación podría prolongarse durante otros tres años, con graves consecuencias para los consumidores y las economías, a menos que se produzca un cambio estructural más rápido en la forma de producir electricidad.

La AIE constató que la demanda mundial de electricidad aumentó un 6% el año pasado, tras la recuperación económica mundial de la recesión de 2020, el mayor aumento desde 2010, cuando las economías comenzaron a recuperarse de la crisis financiera mundial. El aumento total de la demanda de electricidad fue de más de 1.500 teravatios-hora, el mayor registrado.

Alrededor de la mitad del crecimiento de la demanda de electricidad tuvo lugar sólo en China, donde se estima que aumentó un 10% con respecto a 2020. Tanto China como la India sufrieron cortes de electricidad en la segunda mitad del año porque el suministro de carbón no pudo seguir el ritmo de la demanda de sus centrales eléctricas, lo que provocó una desaceleración económica en Asia. (theguardian.com)

Un factor que afecta la demanda de energéticos es el acelerado cambio climático, acentuándose los períodos tanto de calor como de frío. Argentina por ejemplo, ha tenido que comenzar a importar energía eléctrica desde Brasil para cubrir el pico de demanda en medio de una inusitada ola de calor que se ha extendido durante días, alcanzando temperaturas de más de 40 grados en algunas regiones del país. La sobre demanda de energía eléctrica ha provocado apagones en distintas ciudades argentinas.

Este aumento en la temperatura y la sequía generalizada, han causado graves incendios forestales, y se prevén daños a la producción agrícola de este año.

Durante 2021 el precio del petróleo se incrementó un 46% ocasionado por el aumento de la demanda de una economía que salía del confinamiento de la pandemia. En diciembre, la rápida expansión de la nueva variante (ómicron) rebajó las expectativas de crecimiento y, con ella, las previsiones de demanda de petróleo, acercándola a la capacidad de producción. Entonces el precio del barril Brent cayó desde los 83 dólares a valores cercanos a los 73.

Sin embargo, cuando se comenzaban a conocer las características de la nueva variante, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) no tardó en afirmar que la nueva cepa tendría un “impacto leve y breve” y elevó sus previsiones sobre la demanda de barriles. Según su análisis, en la segunda mitad de 2022, el mundo habría recuperado y superado el consumo de petróleo anterior a la pandemia.

Ante el inusitado aumento de la demanda mundial por energéticos, los países productores y exportadores de petróleo no están preparados para hacer frente a ello, por lo que es muy probable enfrentar en el corto plazo una nueva crisis del petróleo.

La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) prevé que superará los 104 millones de barriles por día antes de llegar a finales de año, cuando actualmente ronda los 96,5 millones. Para cubrir esa demanda, la OPEP y sus socios pretenden añadir 400.000 barriles diarios en su producción de cada mes.

Según el diario Bloomberg, la mayoría de los países productores no podría aumentar la producción de crudo aunque quisieran. A finales de año, estos países producían 700.000 barriles diarios menos de lo que deberían según sus propias metas, debido a diversas causas.

Los temores sobre una nueva crisis centrada en el petróleo surgen meses después de que Estados Unidos, en noviembre de 2021, anunciara junto con China, Japón, Corea del Sur y Reino Unido la puesta en circulación de parte de sus reservas estratégicas para intentar reducir los precios y solucionar ese desajuste entre la oferta y la demanda de petróleo. Solo EE UU puso en circulación 50 millones de barriles, algo menos del 10% de los 620 millones de barriles de los que dispone.

En noviembre EE UU puso por primera vez fuera de una crisis bélica o meteorológica millones de barriles de sus reservas estratégicas para intentar bajar el precio del petróleo. Semanas después ya era evidente que la medida no había servido de mucho. (rebelion.org)

Existen varios factores concurrentes para el aumento en el precio de los hidrocarburos en estas primeras semanas del 2022, y uno de ellos es la crisis socio-política de Kazajistán, cuando el aumento en los precios de los energéticos provocó protestas sociales que han causado ya más de un par de centenares de muertos por las fuerzas del orden del gobierno kazajo y tropas rusas enviadas por el presidente Vladimir Putin que acudieron al llamado de ayuda del presidente Kassym Jomart Tokayev.

El Presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, anunció el lunes 10 de enero, que Moscú no permitirá que Kazajistán se convierta en un escenario de disturbios fértil para desencadenar las conocidas “Revoluciones de Colores”. Estas palabras fueron pronunciadas por el jefe del Kremlin durante la reunión extraordinaria de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), una alianza militar defensiva antiasiática compuesta por Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Rusia y Tayikistán.

A continuación, Putin acusó a “fuerzas externas” no identificadas de interferir “en los asuntos internos de nuestros Estados”. En su discurso, Putin reveló que las fuerzas militares de la OTSC estarán desplegadas en el país centroasiático “por un periodo de tiempo limitado”. Por su parte el presidente de Kazajistán, Kassym Jomart-Tokayev, calificó la semana de violencia como “un intento de golpe de Estado”. El Jefe de estado señaló que “las autoridades locales controlan la situación, pero los terroristas siguen empleando armas y dañando la propiedad de los ciudadanos. Por lo tanto, las operaciones antiterroristas continuarán hasta la completa eliminación de los delincuentes”. (correodelalba.org)

Lo cierto es que el conflicto aún no resuelto en Kazajistán puede tener múltiples motivos y actores aún desconocidos, que buscarían desestabilizar una zona geoestratégica ya a punto de ebullición, cuyos eventos a sucederse en los próximos meses definirán no sólo la estabilidad de la economía, sino también la política internacional.

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