OPINIÓN
La desdolarización global en marcha: ¿Fin inminente del petrodólar? Asia podría liderar nuevo sistema económico-financiero
Economía Global, por Alberto Gómez-R. //
A mitad de la década de 1960 los objetivos definidos en torno al dólar estadounidense –tanto en materia de restricciones como de convertibilidad- fueron alcanzados. Sin embargo, el sistema impuesto comenzó a mostrar síntomas de debilidad conforme creció la insuficiencia de liquidez (papel moneda) que estuviera basada en oro -tal como debió haber sido- el desequilibrio entre los países industrializados, y la falta de confianza que se generó.
El sistema funcionaba acorde a la disposición de los bancos centrales del mundo a mantener en dólares su reserva, sin hacer efectivo su derecho de convertirlos en oro, esto como un mecanismo de control monetario de Estados Unidos.
Haciendo caso omiso de que inevitablemente las reservas internacionales de los bancos centrales extranjeros crecerían hasta sobrepasar su equivalente en oro de Estados Unidos, y que en determinado momento tendría que verse en la obligación de cambiar esos billetes por oro (a razón de 35 dólares por onza), la desconfianza mundial creció, lo que ponía en riesgo el valor del dólar como moneda de reserva.
La caída del sistema Bretton Woods fue inminente: generó problemas como el dilema de Triffin, el creciente déficit comercial de EE.UU., que puso en tela de juicio el uso del dólar como moneda de reserva en el sistema financiero internacional.
El entonces ministro de Economía y Finanzas de Francia, Valéry Giscard d’Estaing, abiertamente llamaba el sistema de Bretton Woods «un privilegio exorbitante» para los estadounidenses. Los países europeos no estaban dispuestos a continuar pagando las emisiones incontroladas de EE.UU. Durante su famoso discurso el 4 de febrero de 1965, el entonces presidente francés Charles de Gaulle dijo: «Por qué habría de permitírsele a los países más ricos del mundo monopolizar los beneficios de la creación de reservas internacionales para la financiación de sus propios déficits? ¿Por qué habría que participar el Banco de Francia en la financiación de las políticas de los EEUU, políticas en las que Francia no tenía voz y con los cuales podía estar en completo desacuerdo?».
«El hecho de que muchos países, acepten como principio que los dólares son tan buenos como el oro, conduce a los estadounidenses a endeudarse de forma gratuita a expensas de otros países. Porque lo que EE.UU. debe, lo paga, al menos en parte, con un dinero que solo ellos pueden emitir. Ante las graves consecuencias que se podrían desencadenar en caso de una crisis, creemos que se deben tomar medidas a tiempo para evitarla. Consideramos necesario que el comercio internacional se establezca sobre un patrón monetario indiscutible, y que no lleve la marca de un país en particular. ¿Qué patrón? La verdad es que no se puede imaginar otro patrón que no sea el oro!».
La imposibilidad de EE.UU. de hacer frente a sus compromisos de convertibilidad monetaria, desató en 1968 una verdadera fiebre del oro. Y la empezó de Gaulle quien decidió exigir a EEUU cambiar el oro por los dólares acumuladas en el Banco de Francia, algo que garantizaba el acuerdo de Bretton Woods pese a sus desventajas. Fue inminente que otros bancos centrales del mundo empezaron a exigir lo mismo: devolver dólares a EEUU a cambio de oro. Pero EEUU no planeaba resistir. (mundosputniknews.com)
Importante sucesos debilitaron aún más a la moneda estadounidense: la fracasada Guerra de Vietnam que representó un enorme peso financiero para EE.UU.; el desequilibrio en la balanza de pagos estadounidense, que se había originado por distintos factores domésticos, uno de estos fue que se había importado más que exportado. Por primera vez desde 1893 el país tenía déficit comercial, mientras que Alemania y Japón, derrotados en la Segunda Guerra Mundial, exhibían superávits escandalosos.
El 15 de agosto de 1971, el 37avo presidente de los Estados Unidos de América, Richard Nixon, anunció a través de los medios de comunicación un paquete de reformas en materia económica. La Administración de Nixon aplicó políticas monetarias expansivas para abordar el problema en ciernes que tenían, pero originado por ellos mismos.
El conjunto de decisiones adoptadas por Nixon incluía el fin del patrón del oro-dólar (35 USD por 1 onza de oro). El entonces Secretario del Departamento del Tesoro, John Connally Jr. (1971 – 1972), suspendió temporalmente la convertibilidad del dólar en oro u otros activos, pues no le era viable al país justificar la cantidad de liquidez de billetes sobre las reservas. En ese sentido, los imperativos políticos internos se sobrepusieron a los compromisos internacionales.
“La fortaleza de la moneda de una nación se basa en la fortaleza de la economía de esa nación, y la economía estadounidense es, con mucho, la más fuerte del mundo. En consecuencia, he ordenado al Secretario de Hacienda que tome las medidas necesarias para defender al dólar contra los especuladores.” – Discurso del expresidente de los Estados Unidos, Richard Nixon desde la Oficina Oval de la Casa Blanca, 15 de agosto de 1971.
La nueva política económica que Nixon inauguró, y que se oficializó en 1973 de la mano de George Shultz en el Departamento del Tesoro, significó la entrada a la época del tipo de cambio flotante, el cual se entiende como un régimen en donde los países no intervienen en los mercados de divisas y el mercado por sí solo determina los valores de las divisas.
El impacto fue completamente transformador, y el dinero apoyado en oro se convirtió en lo que se conoce como dinero Fiat (basado en la confianza). Esto trajo distintos retos referidos al mantenimiento de un sistema de tipo de cambio estable y la protección de la autonomía de las políticas económicas nacionales. Todo esto dentro del marco de la globalización financiera. (cepiuba.com) (Helleiner, E. 2020)
Este nuevo sistema financiero, basado principalmente en el poderío militar de EE.UU., sobrevivió durante las siguientes décadas y, con la desaparición de la Unión Soviética (URSS) y el fin de la Guerra Fría, se alargó hasta el día de hoy.
Sin embargo, los fracasos de la globalización, evidenciados visiblemente con la pandemia del Covid-19, mostraron ante el mundo la debilidad del sistema económico-financiero que agoniza; por ello no es casualidad que previo a la irrupción del coronavirus, ya se había anunciado en el Foro Económico Mundial (WEF) de Davos, la necesidad de un nuevo sistema que se adaptara a las cambiantes necesidades para los escenarios del nuevo milenio.
La pandemia del Covid-19 dio el punto de arranque para ese gran reseteo económico mundial, bajo el lema de un “nuevo orden mundial”, que de hecho fue mencionado públicamente por George H.W. Bush en 1990 en su discurso con motivo de la crisis del Golfo Pérsico –la guerra Irak-Kuwait. De hecho fue en el mandato de éste, el 41avo presidente estadounidense, que logró la disolución de la URSS con el último presidente soviético –Mijail Gorbachov- como infiltrado de Occidente, cuyo objetivo fue terminar con el socialismo y el Pacto de Varsovia, con el apoyo de la CIA y de George Soros –la cara visible del sionismo internacional.
La indiscriminada emisión de billones de dólares como estímulos para ciudadanos y empresas durante 2020 y 2021 para paliar los efectos económicos de la pandemia, aceleró el debilitamiento de la moneda estadounidense, y la desconfianza no sólo hacia esta, sino también al gobierno de aquel país.
En el contexto actual del conflicto Rusia-Ucrania –generado por el propio EE.UU. ante la inevitable caída de su poder hegemónico- la credibilidad mundial del dólar se tambalea peligrosamente, y el gobierno de Washington en su afán por prevalecer como el “líder” mundial llevará al país y su economía al precipicio.
La reciente escalada de las sanciones de Estados Unidos que bloquean el comercio y la inversión con Rusia, Irán y China en Europa, Asia y otros países ha impuesto enormes costos de oportunidad -el costo de las oportunidades perdidas- a los aliados de Estados Unidos. Y la reciente confiscación de las reservas de oro y extranjeras de Venezuela, Afganistán y ahora Rusia, junto con el acaparamiento selectivo de cuentas bancarias de extranjeros ricos (con la esperanza de ganar sus corazones y mentes, junto con la recuperación de sus cuentas secuestradas), ha terminado con la idea de que las tenencias de dólares o las de sus satélites de la OTAN en libras esterlinas y euros son un refugio de inversión seguro cuando las condiciones económicas mundiales se vuelven inestables.
“Tratar de obligar a Rusia a responder militarmente y, por lo tanto, verse mal para el resto del mundo está resultando ser un truco dirigido simplemente a demostrar la necesidad de Europa de contribuir más a la OTAN, comprar más hardware militar estadounidense y encerrarse más profundamente en el comercio y la dependencia monetaria de los Estados Unidos. La inestabilidad que esto ha causado está resultando tener el efecto de hacer que estados Unidos parezca tan amenazante como Rusia”. (Michael Hudson)
La rampante inflación global en mucho ocasionada por la inestabilidad del dólar, está impactando el precio de los commodities y por ende en los alimentos y energía, empujando a que se comiencen a utilizar otras monedas para el comercio internacional y de reserva, alejándose del dólar estadounidense; el precio del oro está alcanzando nuevos históricos de precio, y monedas como el yuan se han fortalecido, incluso las controversiales criptomonedas ganan terreno y adeptos en todo el mundo ante la gran incertidumbre económica.
Es sólo cuestión de tiempo, en el corto plazo, para que el petrodólar – el dólar estadounidense obtenido de la venta del petróleo, es decir, es una Petrodivisa en dólares- deje de existir, o al menos deje de tener la preponderancia de la que gozó durante casi cinco décadas, y que en cualquier momento le será disputada primeramente por los petroyuanes; China lleva años preparándose para este momento, comprando toneladas de oro para su reserva soberana y ya está en reuniones de los primeros acuerdos para pagar el barril de petróleo en otra moneda que no sea el dólar, o sea en su moneda, el yuan.
Arabia Saudita está en conversaciones activas con Pekín para fijar el precio de algunas de sus ventas de petróleo a China en yuanes, una medida que socavaría la supremacía del dólar estadounidense en el mercado mundial del petróleo y marcaría otro cambio del principal exportador de crudo del mundo hacia Asia.
Las conversaciones con China sobre los contratos de petróleo a precio de yuan han sido intermitentes durante seis años, pero se han acelerado este año, ya que los saudíes están cada vez más descontentos con los compromisos de seguridad adquiridos por Estados Unidos durante décadas para defender al reino.
Los saudíes están descontentos por la falta de apoyo de Estados Unidos a su intervención en la guerra civil de Yemen y por el intento de la administración Biden de llegar a un acuerdo con Irán sobre su programa nuclear.
Funcionarios saudíes se han declarado sorprendidos por la precipitada retirada de Estados Unidos de Afganistán el año pasado.
China compra más del 25% del petróleo que exporta Arabia Saudí. Si se cotizan en yuanes, esas ventas impulsarían la posición de la moneda china. Los saudíes también están estudiando la posibilidad de incluir contratos de futuros denominados en yuanes, conocidos como petroyuanes, en el modelo de fijación de precios de Saudi Aramco –la empresa petrolera saudí más importante- considerada como una de las mayores compañías del mundo, tanto por sus beneficios como por capitalización bursátil, que actualmente produce el 10% del petróleo mundial, y que “casualmente” acaba de ser víctima de un atentado en una de sus refinerías en Yemen, provocando un incendio de grandes dimensiones.
Para China, el uso de dólares se ha convertido en un peligro destacado por las sanciones de Estados Unidos a Irán por su programa nuclear y a Rusia en respuesta a la invasión de Ucrania.
China ha intensificado su cortejo al reino saudí. En los últimos años, China ha ayudado a Arabia Saudí a construir sus propios misiles balísticos, ha consultado sobre un programa nuclear y ha comenzado a invertir en los proyectos favoritos del príncipe heredero Mohammed bin Salman, como Neom, una nueva ciudad futurista. Arabia Saudí ha invitado al presidente chino Xi Jinping a visitar el país a finales de este año. (worldenergytrade.com)
Al unísono de las acciones emprendidas por China para fortalecer al yuan –y tangencialmente debilitar aún más al dólar- el presidente de Rusia, Vladímir Putin, ordenó este miércoles aceptar el pago del suministro de gas natural ruso a países no amistosos —que impusieron sanciones contra la nación— solo en rublos.
Al anunciar la medida, el mandatario ruso afirmó que varios países occidentales tomaron en las últimas semanas «decisiones ilegítimas» para congelar los activos rusos y «Occidente trazó realmente una línea bajo la credibilidad de sus monedas, borrando la confianza en ellas». El mandatario añadió que tanto EE.UU. como la Unión Europea no han cumplido en principio sus obligaciones con Rusia. «Y ahora todo el mundo sabe que las obligaciones en dólares y euros pueden no cumplirse».
Algunos expertos afirmaron que la decisión puede ayudar a apoyar el rublo en las condiciones de las sanciones occidentales contra la economía rusa.
La dinámica positiva de la divisa rusa se observó poco después del discurso de Putin. Así, el dólar cayó por debajo de los 95 rublos en la Bolsa de Moscú. Su valor mínimo se situó en 94,9875 rublos.
El analista internacional en el ámbito del transporte y almacenamiento de hidrocarburos, Vladímir Demídov, indicó al portal económico ruso RBC que la decisión «llevará a un fortalecimiento del rublo», agregando que, al mismo tiempo, Rusia va a acumular un significativo volumen de euros que los países europeos van a dejar en el país comprando rublos. «Es un factor positivo que permitirá fortalecer el rublo como moneda nacional», destacó. (actualidad.rt.com)
Aún sin ser un hecho el fortalecimiento del petroyuan o del petrorublo, es indiscutible que la fortaleza del dólar se desvanece rápidamente, y dependerá del resultado que EE.UU. obtenga de la guerra ruso-ucraniana, un conflicto que, de prolongarse más tiempo, fortalecerá a Rusia, y debilitará la tan decaída confianza en la OTAN, EE.UU. y el dólar, abriendo paso para un nuevo sistema económico-financiero liderado por Asia, que cambiará de manera sustancial la visión hacia el Lejano Oriente.


