OPINIÓN
AMLO vs Biden
Opinión, por Iván Arrazola //
Cuando a finales de los años ochenta Estados Unidos dejaba de lado su política injerencista en América Latina después de largas décadas de intervención para detener el ascenso del comunismo, México entraba en escena buscado acuerdos de paz en la región, ejemplo de ello es el Grupo Contadora, creado con el fin de lograr la paz en Centroamérica.
La crisis económica y la crisis política que vivió México durante los años 80 provocó que el país se sumergiera en sus problemas internos, la crisis por las elecciones de 1988 y las crisis económicas generaron severos problemas.
La firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá le imprimió un nuevo ritmo a la economía mexicana, no exenta de crisis económicas y crisis políticas, pero a final de cuentas con una nueva perspectiva en materia de crecimiento económico y una serie de reformas electorales que por lo menos daban más certeza al proceso electoral en México.
Por su parte, buena parte de la región latinoamericana liberada del yugo estadounidense en materia política tuvo la oportunidad de generar sus propias dinámicas y experimentar la democracia en sus países, con excepción de Cuba, que no se libró del dominio de los Castro.
Tampoco México jugó un papel relevante durante los años noventa y el inicio del nuevo siglo en América Latina, la integración económica con Estados Unidos hizo evidente que los dos países compartían una amplia agenda de temas en común, incluido el respeto por los derechos humanos y la promoción de la democracia.
Eso marcó una distancia insuperable sobre todo con Cuba, si los gobiernos priistas habían solapado y callado ante la falta de garantías individuales en Cuba, con los gobiernos panistas se hará evidente y público el rechazo y distanciamiento hacia la dictadura cubana y hacia todos los gobiernos populistas que emergieron en América Latina, producto en parte del abandono de Estados Unidos hacia la región.
Una nueva coyuntura, la del ataque a las torres gemelas en 2001 será un episodio que marcará una distancia entre Estados Unidos y América Latina, preocupado por blindar sus fronteras, el gigante de Norteamérica enfocará sus esfuerzos en el tema de la seguridad, sin una agenda ni social ni política hacia América Latina, nuevamente la región fue dejada a su suerte, lo que provocó la proliferación de gobiernos populistas a lo largo y ancho de la región: Chávez, los Kirchner, Morales, Correa, Maduro y Ortega, forman parte del largo listado de políticos populistas que proliferaron durante esta etapa.
Hoy que Joe Biden busca extender una mano a América Latina, una buena parte de los gobernantes latinoamericanos lo observan con incredulidad y desconfianza después de tantos años de abandono por parte de Estados Unidos, con una grave crisis política interna, con una baja popularidad entre los estadounidenses, Biden busca contener el problema de la migración heredado por la Administración de Donald Trump convocando a la Cumbre de las Américas.
En esa coyuntura se inserta la estrategia del presidente López Obrador de querer reunir a todos los países del continente en la Cumbre de las Américas a la que ha amenazado con no acudir en caso de que no se invite a Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Con una política hacia América Latina que en las últimas semanas se ha vuelto mucho más activa por parte de López Obrador, la amenaza parece tener dos mensajes sobre la administración de Biden.
El primero de ellos es enviar un mensaje de desacuerdo con la política estadounidense hacia la región por los compromisos no cumplidos, México ha solicitado recursos para que los programas sociales que la administración obradorista ha implementado en México lleguen sobre todo a Centroamérica, sin embargo, hasta este momento Estados Unidos no ha aportado los recursos.
En segundo lugar, la estrategia parece encaminada a descarrilar a la administración Biden, por la que López Obrador siente poca simpatía, invitar al presidente de Cuba o al cuasi dictador Maduro a territorio norteamericano implicaría una señal de debilidad del mandatario estadounidense ante el Partido Republicano a unos cuantos meses de las elecciones intermedias, por lo que es casi un hecho que la invitación a esos países no llegará.
López Obrador parece seguir una estrategia temeraria que lo colocaría como paladín de los relegados de América Latina, aunque la realidad es que los países que no fueron invitados a la cumbre violan derechos humanos y la democracia es prácticamente inexistente.
Lo que es un hecho es que la asimetría de poder entre México y Estados Unidos tarde o temprano puede pasar factura al primero, ya Donald Trump mostró cómo doblegar a López Obrador y Biden podría seguir la misma ruta, el presidente mexicano debe de actuar como jefe de Estado, más allá de sus preferencias personales y cuidar los intereses prioritarios del país.
