OPINIÓN
«Entre amigables composiciones y sin dientes»
Opinión, por Laura Chávez //
Así es como defino la Ley de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, una ley sin perspectiva de atención a víctimas, ya no digamos de género, una ley que incluso olvida la figura de la persona asesora jurídica, la cual surge como un derecho humano a favor de las víctimas en las reformas constitucionales del año 2008, se incluyó en el artículo 20 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, como una figura de acompañamiento jurídico de momento a momento para el proceso penal, sin embargo también dicha figura se define como la persona encargada de prestar servicios jurídicos a las personas víctimas de violación a sus derechos humanos y de delitos, por lo que puede y debe participar en todos los procesos que requiera la víctima.
Es por ello que, aunque la ley de la CEDHJ no contempla dicha figura, no pueden ni deben dejar en estado de indefensión a las personas ofendidas o víctimas, mintiéndoles que no necesitan un representante, incluso desde la interposición de las quejas.
El perfil de quien quede al frente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, debe ser el de una persona humilde, pero fuerte y fortalecida, equilibrada mentalmente, que no le tiemble la mano y que cuando se invite a la conciliación, que sea realmente en beneficio de la víctima. También ese perfil debe ser calificado por la sociedad civil ya no más intervención de la política partidista.
El procedimiento tiene una etapa de búsqueda, obtención y presentación de pruebas y la tendencia de esta querida comisión, es realizar amigables composiciones. Como mediadora y promotora de cultura de paz, estamos de acuerdo, pero como defensora, asesora jurídica y activista no, porque muchas veces lo hacen sin la voluntad e incluso, sin el consentimiento de las personas víctimas, ello lleva a complacer al victimario a que no se le obsequie ninguna recomendación y se continúe con la revicitimización y la violación a derechos humanos por personas funcionarias públicas, que no tienen escrúpulos, límites ni freno, para hacer de su encargo solo abuso de autoridad, en vez de una oficina de servicio público.
De por sí, no es vinculante esta ley, observamos en Jalisco diversos abusos de autoridad que revictimizan incluso a las personas denunciadas, ya no digamos a las personas víctimas.
Estamos a unos meses de que el presidente actual de la Comisión Estatal de Derechos Humanos deje su encargo, para dar oportunidad a otras personas para presidir dicha Comisión.
Se requiere un gran cambio, que llegue persona impecable en su trayectoria, mujer por supuesto con conocimientos, preparación, experiencia, con perspectiva victimal y de género, decidida a llevar procedimientos a favor de las víctimas y no a modo de las personas victimarias, que son servidoras públicas o en complicidad con particulares. Alguien que siempre tenga abiertas las puertas para las personas víctimas.
Existen sucesos como lo ocurrido a Nancy Gómez o a María Elena González, a muchas mujeres desaparecidas muchas más asesinadas aun siendo niñas; diversos casos, diversas violaciones a derechos humanos, violencia de género, violencia política, pisoteos cínicos a los procesos legales no se diga a la dignidad, luego entonces nos preguntamos, si realmente el derecho humano a la paz, reinará en Jalisco.
Se habla de los estilos de vida, patrones creencias, de la transformación no violenta para la construcción de la paz, sin embargo reina la cultura de la violencia con comportamientos que deseamos nunca se normalicen, como el uso de la fuerza, la cual está asociada a la creencia de una superioridad que minimiza al otro-diferente, mediante el miedo.
Se evidencia la negativa a desarrollar habilidades y aptitudes de transformar el conflicto, más bien lo que vive Jalisco, es una escalada al máximo, que se traduce en violencia contante y violación a los derechos humanos.
Que la Fiscalía, el Poder Judicial, el Legislativo, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas sean realmente espacios de paz, que la Comisión de Derechos Humanos no se quede atrás, pues la seguridad humana y la seguridad ciudadana están tambaleándose en un hilo muy delgado y transparente, que no admite conciliación entre el pueblo y gobernantes.
Desde la sociedad civil, exigimos acciones que promueven el bienestar, la igualdad, la administración equitativa de los recursos, la seguridad para las personas y las familias de Jalisco, leyes y acciones con enfoque restaurativo, transformativo, se requiere de su voluntad.
Lo he dicho y lo vuelvo a repetir, ya basta de simulacros Jalisco no olvida.
