OPINIÓN
Caro Quintero: Radiografía del narcotráfico en México
Opinión, por Iván Arrazola //
Cuando se habla de Caro Quintero, seguramente se piensa en uno de los narcotraficantes más famosos de México, junto con El Chapo y los integrantes del emblemático Cartel de Guadalajara fundado en los años ochenta, por lo que hay que analizar las repercusiones de la recaptura de Caro Quintero.
El 8 de agosto de 2013 sorprendió la noticia de que Rafael Caro Quintero era puesto en libertad después de permanecer 28 años en prisión, debido a que obtuvo un amparo, el cual se le otorgaba ya que no se le juzgó adecuadamente, el caso tenía que ser juzgado en el fuero local y no en el federal, los magistrados que otorgaron el amparo argumentaron que el agente Camarena no estaba acreditado como personal diplomático, por lo tanto, se debía de juzgar como un crimen del fuero común.
Aunque posteriormente se intentó reaprehender al “Capo de Capos” como se le nombraba, éste escapó e inclusive envió una carta al presidente Peña Nieto en la que le pedía que no se dejara presionar por Estados Unidos y que pusiera fin a su persecución, pues consideraba que ya había pagado por los delitos que se le imputaban.
La historia de este capo en particular llama la atención porque refleja de manera dramática las condiciones que permitieron el ascenso de este tipo de criminales: la vulnerabilidad de las autoridades locales en los estados y los municipios, la arbitrariedad de las instancias federales para manejar temas complejos como el narcotráfico y en especial el caso de la tristemente célebre Dirección Federal de Seguridad que lo mismo sirvió para desaparecer enemigos políticos del régimen que para proteger y encubrir las tropelías de narcotraficantes.
En un régimen en el que muchos de los funcionarios actuaban con total opacidad, la historia adquirió un giro mucho más dramático cuando los integrantes del cartel fundado por Miguel Ángel Félix Gallardo y Rafael Caro Quintero, secuestraron, interrogaron y asesinaron al agente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena, el caso no solo evidenció la complicidad de las autoridades mexicanas de los distintos niveles con el narco, también generó una severa crisis entre los gobiernos de México y de Estados Unidos por el tema del combate contra los cárteles de la droga.
Ese agravio contra un agente de los servicios de inteligencia marcó un precedente y dejó tan honda huella que cuando fue liberado Caro Quintero, Estados Unidos exigió al gobierno de México volver a encarcelar al capo. La DEA no solo celebró la rehaprehensión, además reconoció el “trabajo conjunto” con el gobierno de México para la captura.
Seguramente esta captura quitará presión al gobierno mexicano por su estrategia de seguridad que ha sido criticada por distintos sectores, no hay que olvidar que el gobierno mexicano no ha dado una explicación sobre las investigaciones sobre Salvador Cienfuegos, ex secretario de la Defensa detenido en Estados Unidos y sobre el operativo fallido contra uno de los hijos del Chapo Guzmán que también generó molestia en Estados Unidos, y los desencuentros que ha tenido con la DEA, entre ellos, frenar la emisión de 24 visas para sus agentes.
Para el gobierno de México será difícil el manejo del tema con un presidente con una ideología nacionalista, que ha criticado a la DEA y que no está dispuesto a reconocer la colaboración con esta organización porque eso implica ceder soberanía.
Además, la DEA ha solicitado la extradición del capo lo que seguramente generará una acalorada discusión sobre si debe de ser juzgado en México o en Estados Unidos, para el presidente López Obrador la idea de aceptar la extradición sería reconocer que las autoridades mexicanas son incapaces de garantizar que el capo cumpla con su sentencia en tierras mexicanas.
También implica para el gobierno mexicano reconozca que su política de abrazos no balazos no ha funcionado o que se modificará a partir de la captura, difícil para un presidente que le cuesta cambiar y hacerlo públicamente, por lo que seguramente lo que tratará es darle todo el reconocimiento a la Marina que fue quien se encargó del operativo y seguirá manteniendo el discurso de siempre.
El caso deja varias lecciones, la primera es que las autoridades mexicanas están obligadas a dar una explicación de los términos en que se está dando la colaboración con las autoridades de los Estados Unidos, ya que comienzan a surgir contradicciones en los discursos que incluyen al polémico embajador Ken Salazar que dice que no hubo tal colaboración entre México y la DEA, en segundo lugar, también se tendrá que explicar hasta donde llegaba el poder de Caro Quintero, que bien podía seguir operando o ya se encontraba en retiro, por último el gobierno de México tendrá que pensar hasta dónde modificará su estrategia de seguridad a partir de este evento.
