OPINIÓN
De Galileo Galilei a James Webb: El progreso y saltos de la humanidad en una imagen
A título personal, por Armando Morquecho Camacho //
En 1609 Galileo Galilei cambió la historia y revolucionó totalmente la cosmovisión de toda una generación cuando gracias a un telescopio casero, hizo importantes descubrimientos respecto a las lunas que rodean a Júpiter.
A su vez, este telescopio le permitió descubrir un importante número de estrellas y otros fenómenos que eran, y que siguen siendo, imposibles de captar por el ojo humano a simple vista.
Estos constantes descubrimientos que lo catapultaron como el padre de la astronomía moderna no solo le brindaron fuertes argumentos en favor del universo copernicano cuya visión ponía al sol como centro del Universo y no a la tierra, sino que también significaron avances tecnológicos muy relevantes que permitieron a las personas de aquella época acceder a un nuevo mundo de información y conocimientos que cambió por completo su manera de ver el mundo que los rodeaba.
En el caso de Galileo Galilei, su historia y su legado no solamente han sido una inspiración para muchas personas que han heredado este tan peculiar, pero al mismo tiempo, necesario interés en todo aquello que es desconocido para muchos, sino que también su historia ha sido un parteaguas para nuestra civilización, toda vez que este interés en lo desconocido se ha traducido en una ambición intelectual que ha sido la responsable de importantes avances tecnológicos que han hecho al ser humano romper límites.
Por ello, no es de sorprenderse que cuando uno busca en la historia de la humanidad, no importa el contexto político y social de la época, esta siempre está marcada por el progreso científico y/o tecnológico, que con el paso de los años, nos han permitido conocer más y más, pero no solo de nuestro entorno, sino también de nosotros mismos y del papel que jugamos como parte de un todo.
Probablemente uno de los casos más importantes y significativos de este importante progreso nos remonta a 1969, fecha en la que se lanzó el proyecto Apolo 11, que comandado por Neil Armstrong, logró poner al primer ser humano en la luna, algo que muy probablemente en aquella época era solamente el producto de alguna película de ciencia ficción.
Así como Galileo Galilei en 1609, Neil Armstrong rompió los esquemas y los paradigmas de toda una generación y demostró una vez más que al parecer los seres humanos estamos programados biológicamente para desafiar todas las barreras que se construyen alrededor de nuestra capacidad.
ELON MUSK Y SPACE X HACEN HISTORIA
Por esto mismo, tampoco podemos olvidar que tan solo el año pasado, Elon Musk y Space X, también se abrieron camino en la historia de la humanidad al realizar el primer viaje espacial con tripulación civil, mientras que Jeff Bezos hizo lo propio, cuando viajó al espacio en una nave construida por Blue Origin, una de sus compañías con la que espera revolucionar totalmente la economía espacial.
Y ahora, al trabajo de Elon Musk y de Jeff Bezos se suman también las impresionantes imágenes que nos regaló hace unos días el telescopio espacial James Webb, nombrado de esta manera en honor al segundo administrador de la NASA, las cuales nos regalan un vistazo de las galaxias que nos rodean en función del tiempo, es decir, estas impresionantes fotos son a la vez, un breve viaje al pasado que nos permiten contemplar la inmensidad que nos rodea, y que también nos demuestra que tal y como dijo Bill Nelson, actual administrador de la NASA, si sostenemos un granito de arena en la punta de uno de nuestros dedos con el brazo extendido, eso es el universo que vemos.
Pero al margen de lo impresionante de estas imágenes o bien, de todo el trabajo detrás de este proyecto que tomó cerca de 30 años, este logró también resulta relevante por toda la cantidad de conocimientos que aporta a la comunidad científica.
En primer lugar, estas imágenes permitirán que científicos y astrofísicos puedan aprender aún más sobre la materia oscura que se cree comprende cerca del 80% de la materia en el universo.
También, estas imágenes acercan a la civilización a los rastros de nubes en la atmósfera de un planeta, hecho que entusiasma a los investigadores ya que este descubrimiento abre una importante ventana de oportunidad que nos acerca más a mundos más parecidos al nuestro que sean capaces de albergar vida.
Por último, James Webb también nos acercó a una agrupación de cinco galaxias que el telescopio fue capaz de atravesar para así obtener nuevos datos como por ejemplo, la velocidad y la composición de los flujos de gas cerca de su agujero negro.
Poco a poco, los esfuerzos gubernamentales para conocer más sobre sobre la inmensidad del universo y de las galaxias que nos rodean comienzan a alinearse con los proyectos y con la visión de algunos empresarios con grandes ambiciones que buscan transformar no solo la economía sino el mundo y nuestra visión, por esta razón, probablemente quienes están siguiendo estos eventos más de cerca son Musk y Bezos, ya que lo que James Webb hizo, fue explorar el mundo que ellos aspiran a colonizar en un futuro.
Por esta razón, no podemos perder de vista que millones de años, el ser humano o bien, el homo sapiens, no era nada más que un simple animal que cada día emprendía una lucha de vida o muerte en contra los peligros de la naturaleza que constantemente atentaban contra su entorno y el de su tribu.
Con el paso de los años y derivado de un desarrollo cognitivo que en principio estaba fundado en un instinto de supervivencia, pero que con el paso de los años y a raíz de la invención del fuego, se comenzaría a convertir en una necesidad de evolución y desarrollo, el ser humano se ha transformando no solo a sí mismo, sino que ha transformado totalmente todo su entorno, convirtiéndose así en un maestro de todo el planeta, pero también, en un terror para el ecosistema.
De hecho, aunque muchos no lo crean o bien, aunque la afirmación pueda ser polémica, no podemos olvidar que los avances científicos y tecnológicos que han automatizado nuestra vida, también han impulsado invenciones amenazantes que han revolucionado por completo el papel y el peso de que tienen las milicias de las naciones más poderosas del mundo, lo cual ha permitido al ser humano acceder a un sinfín de herramientas que lo acercan cada vez más a convertirse en un pseudo-Dios con los conocimientos suficientes para replicar en nuestro entorno con total libertad las habilidades de creación y destrucción.
Por todo lo anteriormente expuesto, vale la pena preguntarnos seriamente: ¿Qué papel jugará el Gobierno ante las ambiciones empresariales y su capacidad desmedida para innovar y desarrollar nuevas tecnologías?
