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OPINIÓN

Morena: Entre el poder y el caos

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Opinión, por Iván Arrazola //

El partido Morena celebró el fin de semana la elección para renovar su Congreso Nacional, proceso que estará marcado por los constantes conflictos con las autoridades electorales, acostumbrado a tensar la cuerda y llevar las situaciones al límite, se pueden esperar dos escenarios para el partido gobernante: el primero, un proceso en paz en el que se renuevan las dirigencias distritales sin conflictos ni quejas entre los militantes y el otro escenario donde las quejas, denuncias e inclusive la violencia terminen marcando los comicios.

Desde el año 2019 el TEPJF determinó que el padrón de militantes de Morena no era confiable y a unos días de realizarse los procesos de renovación de sus autoridades a nivel distrital, en las que se elegirán a 3000 coordinadores distritales, el tribunal ordenó modificar las condiciones de la elección, al solicitar que las personas que participen en el proceso sean afiliadas el mismo día en el que se llevarán a cabo las elecciones. La determinación del tribunal podría generar un proceso caótico que generaría cientos de quejas entre la militancia por acarreos y cooptación de votantes.

Inclusive entre miembros prominentes del partido el panorama no es para nada optimista. El senador Ricardo Monreal ha señalado que él no participará en el proceso del próximo domingo porque el resultado es “anticipado” y “prefigurado”; por su parte el presidente de la República le ha pedido a la militancia que la elección se lleve a cabo sin “borregos” y “mapaches”. Esto no deja lugar a dudas de que el proceso del próximo domingo puede resultar complicado para la dirigencia morenista.

Esta polémica se une a otras que el partido ha generado desde que obtuvo la presidencia de la República y que hoy reclama una transformación de fondo de las instituciones electorales, a las cuales tacha de parciales, por lo que propone una reforma electoral de fondo. Basta recordar las sanciones a la dirigencia del partido por haber intervenido en el proceso de consulta popular promoviendo el voto, cuando está prohibido por ley que los partidos hicieran promoción de este ejercicio de democracia directa.

Otra de las polémicas de las últimas semanas se dio cuando nuevamente el TEPJF tuvo que intervenir y prohibir que se organizaran mítines en los que abiertamente los precandidatos a la presidencia de la República de Morena hacían proselitismo sin que la autoridad tomara cartas en el asunto, basta recordar los mítines que organizaron en el Estado de México y en Coahuila. La queja de la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum contra estas medidas es que atentan contra su libertad de expresión, sin tomar en cuenta que su participación en estos eventos afecta la equidad de la contienda.

Una polémica más es la generada por la forma en la que se seleccionan a los candidatos en Morena para los distintos puestos de elección popular. Para Morena la selección de candidatos a través de encuestas garantiza la participación del pueblo, para los críticos de esta fórmula es una forma de simulación de una decisión tomada con antelación, sin transparencia en las metodologías para aplicar las encuestas y sin la participación de empresas encuestadoras reconocidas. El proceso genera dudas inclusive entre sus militantes más conocidos, como Marcelo Ebrard o el propio Monreal que en cada oportunidad piden piso parejo y transparencia en el método de selección.

El proceso será clave para mostrar hasta donde el partido es capaz de procesar el conflicto y preservar la civilidad entre sus militantes ante los desacuerdos. Lo que está en juego no es poco, el precandidato que obtenga más espacios llevará ventaja en la selección del método para elegir al candidato a la presidencia de la República por Morena, algunos de los precandidatos lo que acusan previo a que se realice este ejercicio es que desde la presidencia del partido se busca favorecer a la “candidata” del presidente.

Por otro lado, la elección puede mostrar también el sectarismo al interior de este instituto político, que no se debe olvidar se desprende del PRD, partido caracterizado por la división y la presencia de distintas tribus. La cara que podría mostrar Morena es la de las viejas prácticas políticas centradas en el acarreo, compra de votos, coacción e intervención de servidores públicos e inclusive la violencia y el desorden.

Si este segundo escenario se llegara a dar, cómo podría explicar el presidente que su partido es distintos al resto de las fuerzas políticas, cómo seguir con el discurso de que Morena es la “esperanza de México”. Es un hecho que uno de los mayores problemas que padecen los partidos políticos en México es la ausencia de democracia interna, Morena podría dar ejemplo de que pueden hacer las cosas diferente, pero es poco probable al ser un partido que está embriagado de poder.

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