OPINIÓN
La economía del agua: Tres de cuatro empleos dependen del vital líquido
Economía Global, por Alberto Gómez-R. //
Los hidrocarburos, las diferentes fuentes de energía alternativa, ecológicas o no, los productos tecnológicos, los avances científicos en la mayoría de los campos del conocimiento, así como la política, no tienen la importancia primordial del más preciado de los elementos de la naturaleza, del que estamos conformados los seres humanos en más de un 60%, y del cual no podemos prescindir: el agua.
Según la edad y el sexo, el porcentaje de agua en el cuerpo humano puede variar. También es diferente dependiendo de cada etapa de la vida. Se estima que el 65% del peso corporal es agua. La variación oscila entre el 50% y el 70%, según cada etapa de la vida:
Bebes y niños. Los recién nacidos tienen entre un 70% y 80% de agua. A partir de un año, baja a entre el 60% y el 70%.
Adultos. El porcentaje se mueve entre 50% y 65%.
Ancianos. Menos del 50% de media.
Según el sexo, también hay variaciones. Las mujeres tienen más tejido adiposo (más cantidad de grasa en el cuerpo) que los hombres, por lo que su porcentaje de agua en edad adulta es menor que el de los hombres y los niños. De hecho, una mujer adulta necesita beber a diario menos agua -2.2 litros aproximadamente- que un hombre -alrededor de 3 litros-.
La distribución del agua tampoco es homogénea entre los diferentes órganos y tejidos que componen el cuerpo humano. Aunque los datos siempre son variables, se podrían establecer los siguientes porcentajes de agua en el cuerpo humano por cada órgano:
Entre el 80% y el 90% de la sangre es agua.
La piel contiene entre un 70% y 75% de este líquido.
El corazón, el hígado y los riñones, entre el 70% y el 80%.
Los pulmones, alrededor del 85%.
Los huesos contienen un 22% de agua.
Los músculos, entre un 70% y 75%.
El cerebro está formado por agua en un 75-85%.
El tejido graso presenta un 10%.
Los ojos están compuestos de agua en una proporción de 90-95%.
Es por ello que el ser humano no puede estar sin beber agua, ya que la falta de esta comienza a generar trastornos en el organismo, disfunciones celulares y alteraciones en sus sistemas y ciclos.
El agua está en el epicentro del desarrollo sostenible y es fundamental para el desarrollo socioeconómico, la energía, la producción de alimentos, los ecosistemas y para la supervivencia de los seres humanos. El agua también forma parte crucial de la adaptación al cambio climático, y es un decisivo vínculo entre la sociedad y el medioambiente.
El agua es, además, una cuestión de derechos. A medida que crece la población mundial se genera una necesidad creciente de conciliar la competencia entre las demandas comerciales de los recursos hídricos para que las comunidades tengan lo suficiente para satisfacer sus necesidades.
El desarrollo del ser humano requiere que el agua y los sistemas de saneamiento se lleven a cabo de forma separada. Ambos son vitales para reducir el número de enfermedades y para mejorar la salud, la educación y la productividad económica de las poblaciones. (un.org)
El agua es considerada como un bien vital para la existencia del ser humano, sin embargo, la realidad está lejos de contemplar este hecho como una parte integral del razonamiento económico y también de considerársele como un bien económico. Pues la economía se basa en estudiar la distribución de los recursos escasos, queda claro entonces que el agua no puede ser ajena a estos estudios. Cabe destacar que se comenzó a dar importancia al cuidado de los recursos naturales en la actividad económica con el desarrollo de la economía ambiental. (Torregosa, 2010)
El agua como un recurso económico comienza a tomar sentido en el movimiento de “La nueva economía del agua”, pues en trabajos como Water Resources Impact (Vol 4, Nº1, enero de 2002), se habla de la privatización de la producción, la distribución y la gestión de los recursos hídricos.
El desarrollo de lo que se denomina un mercado global para el agua está emergiendo porque la consideración del agua se está moviendo rápidamente desde el concepto de gestión pública del recurso, hacia la atención al agua como bien económico (Anderson, 2002); Incluso las grandes agencias internacionales relacionadas con los recursos hídricos como el Consejo Mundial del Agua presionan para que las agencias públicas que gestionan el agua garanticen la disponibilidad de agua como necesidad básica, en cantidad y calidad suficiente y bajo una adecuada gestión para todos los seres humanos.
Se calcula que tres de cada cuatro empleos en el mundo dependen en mayor o menor medida del agua. La escasez de agua potable y los problemas de acceso a ella y al saneamiento pueden por lo tanto limitar el crecimiento económico y la creación de empleo en los próximos decenios, según un informe de las Naciones Unidas.
La edición 2016 del Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo, titulado “Agua y empleo”, muestra también que la mitad de los 1.500 millones de trabajadores del planeta están empleados en ocho de los sectores más dependientes del agua[1].
“El agua y el empleo están intrínsecamente relacionados a varios niveles, económico, ambiental o social. Esta edición del Informe Mundial del Agua abre perspectivas nuevas, puesto que muestra la relación que existe entre agua y empleo de una manera inédita”, declaró la Directora General de la UNESCO, Irina Bokova.
El Informe, presentado el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, en el marco de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, subraya el papel clave que desempeña el agua en la transición hacia una economía verde.
“Este análisis pone de relieve que el agua es empleo: para garantizar una gestión segura de este recurso se precisan trabajadores y, al mismo tiempo, el agua genera actividad y mejora las condiciones laborales. Si queremos que la Agenda 2030 tenga éxito y construir juntos un futuro sostenible, debemos lograr que el empleo en el sector del agua sea decente y que el agua, de la que todos dependemos, sea un recurso seguro”, declaró el Director General de la Organización Internacional del Trabajo y presidente de ONU-Agua, Guy Ryder.
EL AGUA, MOTOR DE CRECIMIENTO
Desde su extracción hasta su retorno a la naturaleza, pasando por su uso, el agua es un factor clave en la creación de empleo.
“Evaluar la relación entre el agua, el crecimiento económico y el empleo es un desafío”, reconocen los autores del Informe, que subrayan la falta de datos al respecto, en particular para evaluar hasta qué grado dependen del agua diferentes tipos de empleos. Con todo, diversos estudios muestran una correlación positiva entre la inversión en el sector del agua y el crecimiento económico.
En África, la inversión en proyectos a pequeña escala para brindar acceso a agua potable y saneamiento podría resultar en un retorno de inversión de cerca de 28.400 millones de dólares por año, es decir, 5% del producto interior bruto (PIB) del continente.
Además, este tipo de inversiones pueden tener también un efecto beneficioso en el empleo. En Estados Unidos, se calcula que cada millón de dólares invertido en infraestructuras tradicionales de abastecimiento de agua y saneamiento genera entre 10 y 20 puestos de trabajo. Además, la oficina de análisis económico del Departamento de Comercio estadounidense indica que cada empleo creado en el sector del agua y el tratamiento de aguas servidas crea 3,68 empleos indirectos en la economía nacional.
Otro estudio realizado en América Latina apunta que invertir 1.000 millones de dólares en el desarrollo del abastecimiento de agua y el saneamiento se traduciría en la creación de 100.000 empleos.
La transición hacia una economía más verde, en la cual el agua desempeña un papel central, también tendría como consecuencia la creación de empleo. Según la Agencia Internacional de Energía Renovable, en 2014 había 7,7 millones de personas empleadas en el sector de las renovables en el mundo. (es.unesco.org)
…Continuará…
