NACIONALES
AMLO: El arte de ser su propio enterrador
Campos de Poder, por Benjamín Mora Gómez //
Piergiorgio M. Sandri, en La Vanguardia, escribía en 2011: “Pero por los senderos de la historia han pasado unos nombres que han dejado una huella autoritaria indiscutible. […] Cada uno impuso su propio estilo y fue responsable de abusos y, en muchos casos, de atrocidades”. Ayer estuvieron Julio César, Cromwell, Robespierre, Napoleón, Mussolini, Franco, Stalin y Hitler; hoy, Miguel Díaz-Canel, Daniel Ortega, Nicolás Maduro, Kim Jong-un y Andrés Manuel López.
El teatro lopezobradorista se desmantela de poco a poco. ¡Vaya, vaya, este 13 de noviembre se empezó a escribir la debacle final del proyecto autocrático de Andrés Manuel y de su Cuarta Transformación que nada logró transformar y solo destruyó todo cuánto se dejó a su alcance. Ha parecido un chiquillo malcriado en casa sin sus padres.
La carencia de valores y principios la mataron de poco a poquito, así dirá el epitafio da Cuarta Transformación cuando Andrés Manuel López Obrador entregue la banda presidencial a quien le supla, quien seguro no será su candidato.
Según diversas tradiciones, el 13 -martes o viernes- es un número fatídico… de mala suerte. Leyendas nórdicas daban cuenta de 13 espíritus malignos; en el capítulo 13 del Apocalipsis, san Juan nos habla de la llegada la Bestia del Anticristo, y en la astrología caldea, en la casa 13 se encuentra la inestabilidad y el desequilibrio. En el México de hoy, el 13 de noviembre deberá tenerse como el parteaguas de la nueva historia patria; del nuevo despertar nacional y la caída de un gobierno que se creyó llamado a transformar, destruyendo.
La farsa de López Obrador ha sido desenmascarada y el pueblo mexicano despertó. Andrés Manuel tuvo un secreto que al final fue puesto en evidencia: Buscó problemas en dónde no los había, acusó de responsables a quienes no lo fueron y ofreció remedios que no resolvieron nada. Sus medias verdades cayeron y callaron. El llamado social fue simple este domingo 13 de noviembre: Poner un alto a AMLO.
El padre Hidalgo, en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, llamó al pueblo de Dolores, Guanajuato, quizá para misa, y lo levantó en contra de un gobierno usurpador e ilegítimo. El 13 de noviembre de 2022, desde todo México, e incluso en EEUU, se nos convocó a manifestar nuestro rechazo a las pretenciones absolutistas de un hombre que usurpa otros poderes y destruye instituciones desde la Presidencia de la República.
Andrés Manuel hizó su último intentona de golpe de Estado y no lo logró. El pueblo, el siempre bueno pueblo de México, se atrevió y detendrá al presidente que se quizo convertir en dictador. Nos insultó sin cansarse. Madrugada tras madrugada por varios días, mostrando su enojo y frustración. Encenegado caminó a tumbos. Ahora, el INE continuará y arbitrará su derrota en 2024.
Mark Van Vugt escribe en Psychology Today, que para convertirse en dictador se requiere, entre otras acciones, “controlar el libre flujo de información, ya que conecta un canal potencial de crítica” y Amlo lo intenta. Andrés Alonso Viña, en el períodico El País, escribe que López Obrador redobla su ofensiva contra la prensa en su Quién es quién en las mentiras y la convierte en una estrategia diaria. No hace mucho, más de 650 de intelectuales, científicos, escritores y periodistas del mundo se pronunciaron en defensa de la libertad de opinión y en contra de dicha estrategia gubernamental. Por su parte, Pedro Vaca Villarreal, redactor especial de la Comisión Interamericana de Deerechos Humanos, ha exhortado al presidente López Obrador a dejar de criticar a los periodistas desde ese polémico espacio de sus mañaneras. México, la sabemos con vergüenza, es el país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo.
Mark Van Vugt también escribe: “Los dictadores no pueden sobrevivir mucho tiempo sin […] fortalecer a los militares”. No tengo que ahondar en el tema; estamos militarizados. Lo vemos a diario y a diario se agrava. Van Vugt también nos pone en alerta cuando afirma que“la gente prefiere las dictaduras si la alternativa es el caos”; en este caso, el caos podría significar perder privilegios como el cobrar un sueldo sin trabajar como hoy sucede en jóvenes construyendo un futuro. Lo que se debe hacer consciencia, desde la oposición, es que se han perdido el Seguro Popular, las escuelas de tiempo completo, las estancias infantiles para las madres que trabajan y que las pensiones a los adultos mayores podrían continuar.
Este domingo 13 de noviembre, la buena estrella de Amlo se estrelló con la realidad.
