MUNDO
Qatar, Irán y los derechos humanos
																								
												
												
											Opinión, por Miguel Ángel Anaya Martínez //
Corría el 13 de septiembre de este año cuándo Mahsa Amini fue detenida en la ciudad de Teherán por la policía moral iraní bajo el cargo de no portar bien el hiyab (velo), ya que según las leyes de aquel lugar, este debe cubrir el cabello en su totalidad; tres días después la joven de 22 años fue reportada como fallecida debido a las contusiones provocadas por los golpes de la misma policía, estaba arrestada en espera de ser “educada” en los centros de detención de aquel país.
Irán, como la mayoría de los países del mundo, ha sufrido recientemente una serie de cambios sociales que han revolucionado la manera de gestionar las relaciones públicas entre sus ciudadanos, la religión y la vinculación de ésta con el estado. El acceso a internet ha provocado que cada vez mayor cantidad de personas tengan una nueva concepción de sus derechos, la concepción de la libertad individual y del alcance de la comunidad organizada.
Apenas unos años atrás la muerte de una mujer a manos de la policía hubiera sido tomada como algo “normal” en Irán, afortunadamente el país ha cambiado. El 18 de septiembre comenzaron las protestas y el clamor social se dejó escuchar en las calles de distintas ciudades de aquel país y luego de cinco días de protestas -que se tornaron violentas- elementos de seguridad del estado intervinieron para contenerlas. Las manifestaciones siguen hasta hoy y han dejado un saldo de al menos 15 mil detenidos y 326 personas muertas, esto según datos de la organización Iran Human Rights.
En medio de todo este contexto se da la participación de la selección iraní en el mundial de futbol de Qatar, país que no se distingue por el respeto a los derechos humanos y menos aún en los derechos pertenecientes a las mujeres. El mundial siempre ha sido una plataforma de visibilidad para distintos personajes y organizaciones ya que se ve prácticamente en todo el mundo, era obvio que esta plataforma sería aprovechada para exponer problemas más allá del ámbito estrictamente futbolístico, situación normal y a veces necesaria.
Durante el partido de la segunda jornada entre Gales e Irán (que por cierto ganó de manera clara el representativo iraní) no fueron pocas las protestas sobre la situación acontecida en el país de medio oriente, las pancartas y playeras salieron a relucir y llamó la atención la protesta de una joven con la playera con el número 22 y el nombre de Mahsa Amini, la mujer fue detenida por elementos de seguridad del estadio, pero el mensaje quedó ahí, no se pueden ocultar estos temas cuando la prensa internacional está presente.
Las dudas y comentarios no se hacen esperar, ¿por qué la FIFA decidió que la sede de este mundial y el anterior fueran en países que no respetan los derechos humanos? ¿Por qué cuándo se hacen investigaciones sobre homofobia y xenofobia en los estadios no se mide parejo? ¿Dónde están las protestas de las federaciones de futbol occidentales que ponen el espectáculo por encima del cuidado de derechos humanos? ¿Acaso el evento logrará romper paradigmas en torno a la asignación de derechos en países árabes? Se ve complicado.
Hoy se vive la fiesta internacional del futbol en medio de un ambiente enrarecido por las restricciones que impone aquel país, por las sospechas de corrupción alrededor de la asignación de la sede e incluso por las sorpresas futbolísticas que se han dado desde las fases de grupos.
Al final, esperemos que el evento sirva para visibilizar y hacer conciencia sobre la importancia de observar el respeto de los derechos humanos bajo cualquier circunstancia y en cualquier lugar del mundo y en lo futbolístico esperemos que veamos una buena actuación de la selección mexicana, esa afición fiel que siempre es de las que más asiste a los estadios de cualquier parte del mundo se merece mayores alegrías.
