NACIONALES
Una responsabilidad compartida
Opinión, por Iván Arrazola //
La muerte de Norma Lizbeth ha generado diferentes reacciones, todas sin duda de indignación, la joven de 14 años fue golpeada por una de sus compañeras afuera de una secundaria en la comunidad de Teotihuacán, días después de la agresión Norma se sintió mal, cuando llegó al hospital ya había fallecido, la pregunta que debe hacerse es qué está haciendo el Estado y la sociedad en contra de la violencia escolar.
La mamá de Norma considera que la violencia hacia su hija se debió a sus rasgos físicos “Sí, me platicó mi hija, me dijo que los compañeros le hacían bullying por el color de mi hija, porque tenía sus caireles, porque era bonita mi hija, a lo mejor por eso le hacían muchas cosas». Lamentablemente es una situación persistente en la sociedad mexicana, la Encuesta Nacional sobre la Calidad de la Ciudadanía revela que en México 75% de las personas que perciben que han sido discriminadas refieren el tema de la apariencia física y 70% el color de piel.
Es claro que existen datos que pueden ayudar a entender los problemas que nos afectan como sociedad, además del trabajo y de las dinámicas al interior de los planteles. Algunos profesores refieren el acoso hacia el personal docente, el desamparo institucional, la falta de control sobre los alumnos, las propias reglas escolares, señalan profesores, a los alumnos no se les puede llamar la atención ya que nos podemos hacer acreedores a una sanción, tampoco se pueden revisar mochilas, no se pueden quitar celulares, son factores que provocan la violencia, refieren los profesores que no se les proporcionan las herramientas suficientes para estar frente a grupo.
Dice el presidente López Obrador con relación a la muerte de Norma Lizbeth, que con el neoliberalismo creció muchísimo la desintegración familiar, “hay que fortalecer los valores, lo que nos va a salvar es la familia, el amor al prójimo”, el presidente aprovecha cualquier problema para politizar, poco le importa el dolor humano, poco le importa el que la vida de dos mujeres jóvenes cambiará para siempre a partir de este hecho, a una de ellas le costó la vida, a la otra, la muerte de su compañera la acompañará de ahora en adelante, será señalada y por el hecho de ser mujer en México se verán limitadas sus oportunidades para reinsertarse una vez que cumpla su condena. Pero el presidente prefiere politizar en lugar de aportar soluciones, su discurso, sus palabras huecas, revelan la indiferencia estatal ante el problema.
Pero no es todo, las políticas del gobierno federal han contribuido a que la problemática de la violencia escolar persista, la desaparición de las escuelas de tiempo completo, los cambios en los programas de estudio completamente ideologizados, sin ningún aporte sustancial para resolver el problema del bullying, la falta de infraestructura en las escuelas, un sistema educativo que no genera comunidad ni vínculos entre alumnado, familias y docentes , y un uso político de la Secretaria de Educación Pública, son prueba del abandono institucional.
Tampoco ayuda a la solución del problema el linchamiento mediatico del que ha sido objeto la compañera que agredió a Norma Lizbeth. El problema es profundo, según el Consejo de Seguridad y Justicia el bullying se ha incrementado en un 85%, las principales víctimas son menores de edad entre 12 y 15 años, y 56% de las víctimas son mujeres. Ante esto muchas de las expresiones en redes sociales consideran que con un castigo ejemplar el problema ser va a resolver, lo cual es un error.
Estas expresiones no ayudan ni a sensibilizar ni a tomar conciencia del problema, lo único que generan es un discurso de odio. No se logra visibilizar que muchos de los problemas que enfrentan la niñez y la juventud en las escuelas, se deben a la marginación, a la pobreza, a las desigualdades sociales, se olvida que la violencia escolar se encuentra catalogada como un problema de salud pública y es responsabilidad de las instituciones estatales y la sociedad, mejorar, promover y proteger a este sector de la población.
Desafortunadamente no existen políticas integrales para atender la problemática, cada escuela es dejada a su suerte por el Estado y son los recursos de cada escuela, de sus profesores, directivos y padres de familia, los que ayudarán a atender la problemática, y si estos actores no se pueden organizar adecuadamente los resultados saltan a la vista, es común observar decenas de videos que circulan en redes sociales de peleas al interior y al exterior de los planteles educativos.
Las imágenes de la golpiza a Norma que tanto indignan porque sus compañeros se dedicaron a grabar con sus celulares en lugar de detener la agresión, es el mismo cuestionamiento que se le debe de hacer al Estado y a la sociedad, que han asumido la misma actitud contemplativa que los compañeros de Norma mientras el problema sigue en aumento.
La muerte de norma Lizbeth no es solo responsabilidad de la compañera que la agredió, la responsabilidad es compartida, de sus compañeros que grabaron la escena, del linchamiento del que ha sido objeto la compañera acusada, de las políticas públicas erráticas, del falso discurso presidencial, de la ideologización de la educación, de una sociedad que prefiere buscar culpables y encarcelarlos a observar con profundidad lo que sucede en su comunidad y de qué forma contribuyen a preservar la violencia.
